Mi relación con los granadinos Hora Zulu se remonta a años, muchos años atrás, hasta prácticamente el inicio del milenio. Corría el año 2002 y Aitor Velázquez (voz), Paco Luque (guitarra), Javi Cordovilla (batería) y, por aquél entonces, Alberto Pinto (bajo) nos dejaban a tod@s boquiabiert@s con su debut Me Duele la Boca de Decirlo, una soberbia carta de presentación en la que el hip hop, el metal y el flamenco se daban la mano para poner los cimientos de lo que, con los años, acabaría por convertirse en su tan característico estilo musical.
Asiduos de prácticamente todos los festivales estivales patrios habidos y por haber, su prometedora carrera musical se vería enriquecida aún más gracias a sus trabajos posteriores, ya con Álex Bedmar tras las cuatro cuerdas, tales como Crisis de Claridad (2004), El Que la Lleva la Entiende (2006), Querer Creer, Creer Querer (2008) y Siempre Soñé Saber Sobre Nadie Negó Nunca Nada (2012).
En septiembre de 2013 la banda emite un comunicado para anunciar su despedida de los escenarios de manera indefinida, ausencia esta que emplearían sus diferentes miembros para dar rinda suelta a su imaginación en forma de otros proyectos paralelos, como Pangloss, banda de rock nacida en 2014 en la que militaran Aitor y Javi; Fausto Taranto, banda de metal con tintes flamencos con Paco a la guitarra; y Vúfalo, banda de rock alternativo -todavía en activo- en la que de nuevo encontramos a Javi tras los parches.
Tras su aparición por sorpresa en el The Juergas Rock Festival de 2015, la banda confirma que vuelve a los escenarios. A comienzos de 2018, Hora Zulu anuncia su regreso a la actividad, con la publicación de dos singles –«Beatus Ille» y «Y Si Acaso», en la que colabora un viejo amigo de la banda, Rubén (aka R de Rumba) de Violadores del Verso– que acabarían por formar parte de su más reciente, el formidable La Voz del Amo (2019).
La verdad es que he perdido la cuenta de las veces que les he visto en directo, pero estos tipos tienen el don de no defraudar jamás, y el próximo 22 de noviembre no va a ser una excepción. La Salamandra de l’Hospitalet de Llobregat será el lugar a estar…
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.