Debo reconocer que hace muchísimos años que perdí de verdad la pista a los penedenses Inadaptats, pero lo cierto es que en mi época adolescente tanto Crítica social (1993) como Per tots els mitjans (1996) fueron discos absolutamente pivotales para mi evolución social y musical. Teniendo en cuenta que entre mis amigos se mezclaban (muchas veces de forma bastante insoluble) aquellos a los que les gustaba el hardcore con aquellos que tirábamos más bien hacia el metal, la banda encabezada por Àlex Vendrell suponía un punto de encuentro y unión entre todos nosotros, tanto por la incontestable potencia de su música como por lo protestón y reivindicativo de sus letras.
En aquellos tiempos, recuerdo haber recorrido varios ateneus y casals populars de la geografía catalana (más concretamente, en realidad, de la geografía vallesana, que es lo que nos quedaba más a mano) siguiéndoles la pista, fascinados por su energía y compromiso y también por la cierta sensación de peligro que desprendían tantos ellos como muchos de sus seguidores más dedicados. Quizás por asociarlos con ese tipo de locales tan pequeños y alternativos, capaces de congregar audiencias más bien escasas, la verdad es que me fascina y se me hace incluso raro que 25 años más tarde estén llenando un recinto como es Razz dos noches seguidas.
Es verdad que en los años siguientes su popularidad entre el público catalán fue creciendo como la espuma y su actitud y sus incuestionables principios les generaron un respeto total, solidificando así su credibilidad como baluarte de la lucha de clases disco tras disco y descarga tras descarga. Es igualmente cierto que en su concierto de despedida, en la Vilafranca del Penedès que les vio nacer y en la que, sin duda, son y han sido profetas, fueron capaces de aglutinar a varios miles de personas. Así que si a eso le añadimos el glamour inherente en un concierto (o conciertos, en este caso) de reunión tras ocho años alejados de los focos, no es de extrañar que consigan llamar la atención a cuatro mil personas para que los conviertan en el absolutos protagonistas del fin de semana en la grande de las Razzmatazzes.
Tanto entonces como ahora, las letras que nos ofrece el conjunto de Vilafranca no se cortan un pelo en expresar con total explicitez y vehemencia todos aquellas causas políticas y sociales al lado de las que se sitúa en grupo, ya sea el independentismo catalán como el anti-imperialismo y el antifascismo. Hoy en día, de hecho, letras como las de «Skamots» serían probablemente baneadas por las tendencias censuradoras tan extendidas que tenemos, pero entonces se marcaron a fuego en la cabeza de toda una generación que se hizo suya su personal mezcla entre punk, hardcore, metal y Oi!, de buen seguro, tienen marcado este fin de semana en rojo para celebrar su retorno a los escenarios. Un retorno que no se quedará aquí y que les verá liderando en futuros meses algunos eventos especiales y diferentes. Especiales y diferentes como siempre han sido ellos.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.