No creo que a éstas alturas quede mucho por decir de Iron Maiden. Los británicos son, quizás, la banda quintaesencial del heavy metal y hoy, más de cuarenta años después de que Steve Harris decidiera embarcarse en este proyecto, es posible que se encuentren en el momento más popular de su carrera. En esos más de cuarenta años, Steve y los demás han venido multitud de veces a España (según setlist.fm, exactamente y ni más ni menos que 74). Lo han hecho en salas, en pabellones, en descampados, en festivales, de gira, en pueblos pequeños o en ciudades grandes. Pero nunca, nunca, lo habían hecho en un estadio como cabezas de cartel.
Supongo que tanto yo como todos preferimos ver a las bandas que queremos lo más cerca posible (es decir, en la Bikini mejor que en el Sant Jordi), con lo que de buenas a primeras esta idea de lo del estadio en contraste a un par de festivales y un par de pavellones no acabó de convencerme en absoluto. Pero en el momento que piensas que todos los que hemos tenido la oportunidad de ver a Maiden lo hemos podido hacer en multitud de ocasiones en todos los recintos, te das cuanta que este invento del estadio también puede tener su gracia, convirtiéndolo en un evento distinto y especial.
Hay muchas bandas de su quinta que viven de su nombre y de sus hits, pero Iron Maiden siempre ha demostrado ser especial. Desde ya hace un tiempo, los británicos se han asentado en la exitosa rutina de:
-
Grabar disco
-
Girar ese disco con muchísima presencia de canciones nuevas
-
Descansar
-
Hacer gira retrospectiva temática
-
Vuelta a empezar.
Así que después del aclamado The Book of Souls y de su gira, que pasó por el Rock Fest y por el Resurrection Fest, entre otras plazas ibéricas, tocaba ver qué época de la banda iba a ser protagonista de esta nueva celebración del incomparable legado de Iron Maiden. La idea vino con Early Years, con protagonismo para los cuatro primeros discos, y más tarde le siguieron el Somewhere Back in Time Tour y el homenaje al Maiden England, inspirado en la estética del Seventh Son of the Seventh Son. Las apuestas estaban en que había llegado el momento de centrarse en la última época antes de que Bruce Dickinson dejara la banda en el año 1993, emulando ese Live at Donington y otros múltiples directos que la banda sacó en esos años.
Pero finalmente, se han sacado de la manga ese The Legacy of the Beast en el que no queda muy claro que es lo que se homenajea: un tema de Iron Maiden, tres de The Number of the Beast, cuatro de Piece of Mind, dos de Powerslave y uno de Seventh Son, Fear of the Dark, The X Factor, Virtual XI, Brave New World y A Matter of Life and Death. Presencia de diez de sus quince discos y alguna pequeña perlita como «Where Eagles Dare», pero ha quedado la sensación quizás podían haber salido un poco más de su zona de confort. Sea como fuere, será un conciertazo de Maiden, porque Maiden son una puñetera garantía.
Para hacer esta velada aún más especial, dos teloneros de lujo que le dan un empque al cartel considerable. Tanto Gojira (que no sé si le pegan al fan medio de Maiden) como Sabaton (que estos sí que pegan más), son bandas que encabezan salas grandes y festivales medianos por sí solas y que han demostrado tener un directo atronador. Dos valores de presente y de futuro que están destinados a tomar el olimpo del metal justamente cuano la generación Maiden dé un paso al lado.
Más allá de la curiosidad del estadio, ganazas de ver a estas tres bandas en el que será (ojo) el primer concierto de estadio de mi vida. ¡Y mira que he ido a conciertos!
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.