Fue en 2006 cuando Lordi tuvieron su minuto de fama. Como todos sabremos, el festival Eurovisión encumbró un grupo de hard rock, de shock rock, o “son como Kiss en una casa encantada”, según Sebastian Bach (si no recuerdo mal).
Sí, durante un tiempo breve Lordi tuvieron gloria y fama, pero no solo por su victoria televisiva. La tuvieron porque se sacaron de la manga tres discos más que dignos, llenos de canciones muy buenas que poco tienen que envidiar a otras del estilo de grupos más renombrados. Sí, obviamente los disfraces, la parafernalia y unos videos muy currados eran la punta de lanza de grupo y discográfica, pero si obviamos todo eso, si sólo le damos al play, veremos que temas como “Blood Red Sandman”, “Would You Love a Monsterman”, “Who’s Your Daddy” o la ganadora “Hard Rock Hallelujah” son tremendos bombazos de esta, nuestra música.
A partir de ahí la cosa empezó a temblar, es obvio. Quizá por moda, quizá por repetir fórmula, por la cantidad de cambios en el line up o porque perdieron el mojo, pero desde hace unos 15 años no han sacado un disco a la altura de aquellos y su popularidad parece diluirse. Sí, han sacado buenos temas y discos, pero no es lo mismo. Aún así, el próximo 2 de noviembre estaremos animando a quien en su día nos hizo sonreír.
Con ellos vienen Almanac, que sin parecerme nada del otro mundo, tienen al frente a uno de mis guitarristas preferidos, el ex Rage Victor Smolski. Abrirán el show los checos Dymytry.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.