Después de unos meses de cierta tranquilidad a nivel de giras internacionales, el septiembre llega con un puñado de opciones listas para satisfacer al más exigente de los metaleros sea cual sea su pelaje. Y una de las giras que corre el peligro de pasar desapercibida en estos días en los que aún nos estamos recuperando del verano o preparándonos para la vuelta al cole es ésta que lideran los finlandeses Lost Society, una de las muchas bandas que se ha subido al carro del revival del thrash que iniciaron Municipal Waste hace unos años.
Su crossover thrash tomará el escenario y la pista de la Sala Monasterio con la sanísima intención de enloquecer a todos los que se acerquen con su velocidad endiablada, sus riffs pegadizos, su bajo galopante y su actitud inequívocamente punk. Porque si alguien puede pensar que los finlandeses son gente fría y calculadora, aquí tenéis la oportunidad de que vuestros prejuicios se desmoronen delante de vuestras mismas narices. Si os gusta sudar como pollinos, os gusta moshear y os gustan bandas como Crisix o Lich King (y os gustan, no me digáis que no), no os podéis perder este concierto, que promete no dejar a nadie indiferente.
Para acompañarles tenemos a dos bandas que, a priori, no parecen pegar demasiado con el estilo de los cabezas de cartel, pero que también tienen su miga. Los alemanes Any Given Day se decantan por una propuesta cercana al metalcore más potente, con los clásicos breaks y los habituales intercambios entre voces guturales y limpias que caracterizan el estilo. Podría recordar hasta cierto punto a Trivium (que ya sé que no es metalcore) o a lo que sus compatriotas Caliban hacían antes de que en el último par de discos se hayan ido un poco por las ramas.. Suenan duros y si son capaces de trasladarlo sobre las tablas, podemos vivir un concierto bien interesante.
Por último, los jóvenes neozelandeses Alien Weaponry se han convertido en una pequeña sensación en estos últimos meses gracias a su thrash / groove metal melódico, bombástico y moderno que incorpora algunos elementos bélicos de su cultura nativa y, además, está cantado en idioma maorí. Con solo un disco en el mercado pero casi diez años de vida, ya que se formaron cuando sus componentes principales tenían solo 8 y 10 años, el trío de Waipu parece haber caído en gracia en los circuitos metálicos y ha conseguido despertarme la curiosidad de ver cómo se desenvueven sobre el escenario.
Una noche que auguro interesante, con tres propuestas jóvenes, distintas y de calidad para empezamos la temporada con buen pie.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.
