Nick Oliveri vive por y para el rock y eso hace que le cueste una barbaridad quedarse más de una semana tranquilito en casa. Así que cuando no está de gira con alguna de sus bandas, se coje la acústica como excusa para montarse un nuevo tour que lo lleve donde mejor está, en la carretera, cerca de su público.
Para quien no conozca al bueno de Nick, o para aquellos a los que se les ha olvidado alguna de sus hazañas, recordemos rápidamente su currículum:
De 1987 a 1989 fue miembro de los primeros Kyuss, cuando se llamaban Katzenjammer, como segundo guitarra y, cuando ya establecieron su nombre definitivo (acortando ese Sons of Kyuss), lo reclutaron nuevamente, esta vez como bajista, para grabar los dos primeros discos, Wretch (1991) y el clásico Blues for the Red Sun (1992).
Cuando el nombre de Kyuss parecía que empezaba a oírse más allá de su querido desierto de Joshua Tree, Nick dejó la banda para continuar su fiesta particular con los punk rockeros Dwarves, con los que continúa hoy en día.
Tres años después de haber abandonado Kyuss, éstos se separaron definitivamente para convertirse en grupo de culto, y cada uno de sus miembros siguió su camino sobrellevando la etiqueta de padrinos del stoner rock. Fue entonces cuando Josh Homme, una vez finalizada la grabación del primer disco de su nueva banda, unos tal Queens of the Stone Age, quiso reunirse de nuevo con Nick. El idilio duró de 1998 a 2004, participando en los inigualables Rated R (2000) y Songs for the Deaf (2002).
Además de Josh Homme, se ha ido reencontrando con sus otros compañeros de Kyuss en Vista Chino (donde estaban todos excepto Josh) o en Stöner (junto al batería Brant Bjork, aquí como guitarrista y cantante).
En 1997 fundó su propia banda, Mondo Generator, con quienes sigue girando y grabando asiduamente.
Pues bien, un repaso a las canciones más emblemáticas de esta historia es lo que nos ofrece Nick Oliveri en su Death Acoustic, desgañitándose él solo con su guitarra, unas cervezas y una botella de bourbon… y que no os engañe la sobriedad de la propuesta, porque ya sabéis que su presencia escénica es enorme.