Aunque los suecos Soen no hubieran editado un (muy buen) nuevo disco, o aunque ni tan siquiera me gustara apasionadamente su música (que me parecen la leche), solo el hecho de haberse marcado el bolo absolutamente impresionante que se marcaron a finales de 2017 en la Sala Bikini de Barcelona (a mi juicio, el mejor concierto al que yo asistí ese año) ya sería una razón suficiente como para no faltar por nada del mundo a esta nueva cita del quinteto liderado por Joel Ekelöf y Martin Lopez con el público barcelonés y madrileño. Con una elegancia, una dulzura, una cercanía y una precisión a la que bien pocas bandas pueden aspirar, los suecos nos pusieron la piel de gallina en esa ocasión, y si esta nueva visita lo consiguen al 80% estaremos hablando de otro concierto memorable.
Dos años después de la publicación del brillante Lykaia, Soen vuelven con otro disco fantástico como es Lotus. Sacudidas ya las irritantes comparaciones que los etiquetaban (injustamente, en mi opinión) como una vil copia de Tool, este proyecto nacido de la inquietud del ex-batería de Opeth Martin Lopez ya ha alcanzado la mayoría de edad tanto en trayectoria como en madurez compositiva. Este nuevo trabajo es tan cálido como el anterior (a pesar de que, por desgracia, el maravilloso guitarrista Marcus Jidell ya no forme parte de la banda), y sirve para confirmar que a cada disco (con este llevan cuatro) se desmarcan más y más hacia un propio camino musical propio aún por explorar. Un camino que, de verdad, apunta a excitante y les coloca como una de las bandas más excitantes de la escena contemporánea. En directo son sencillamente impresionantes, y por poco que tengais sangre en las venas y un corazoncito latiendo ahí dentro, no puedo sino conminaros a que no os perdais el que será, siempre que el sonido acompañe, uno de los conciertos de esta primera parte del año.
En esta ocasión vienen acompañados de dos bandas que, ya os lo confieso, no tenía el placer de conocer hasta ahora. Y es que lo cierto es que no se trata de bandas precisamente mediáticas. De buenas a primeras, los daneses Ghost Iris y su metalcore progresivo no parecen pegar del todo con los cabezas de cartel, y si bien es verdad que lo que les interesa es la vertiente más elegante y groovey del género, huyendo de sus recursos más juveniles, no estoy seguro que el fan medio de Soen vaya a estar especialmente excitado ante su propuesta. A mí, personalmente, y aunque no es que me haya vuelto (aún) fan, tampoco me parecen nada mal.
Wheel, por su parte, sí que son una propuesta mucho más coherente con los cabezas de cartel, hasta el punto que tienen un aire y todo (bien, a ellos y a bandas como A Perfect Circle y los propios Tool). El joven cuarteto afincado en Helsinki (aunque su vocalista / guitarrista James Lascelles es inglés) parece tener la potecia necesaria para hacerse un pequeño hueco en el fértil y concurrido panorama progresivo actual. Si son capaces de trasladarlo al directo o no, es algo que comprobaremos en breve.
En serio, venid. Soen son la leche y se encuentran en un momento de forma impresionante. Nos vemos allí.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.
