Vuelven Sonata Arctica a nuestros escenarios con nuevo disco bajo el brazo: Talviyö (2019). Una obra que ha sido recibida con opiniones dispares entre fans y prensa, algo que no es ninguna novedad en la trayectoria del grupo. Su evolución se empezó a fraguar después de su tercera obra tras haber debutado años antes con el incontestable Ecliptica, una de las obras claves y definitorias de lo que es el power metal europeo. Pocos discos están a la altura de esa ópera prima que fue capaz de mirar de tú a tú a sus amados Stratovarius, a Gamma Ray, los Helloween de entonces y demás pesos pesados de la escena de entonces. Parecía que mandaban al banquillo al resto de titulares, pero ese disco ha supuesto para el combo lapón un verdadero quebradero de cabeza. Esa velocidad y esos agudos imposibles hicieron que defenderlo en directo fuera un suplicio, especialmente para su líder, Tony Kakko.
Evolucionaron, y en esta evolución han parido temas maestros, alguna genialidad, pero también paja. Hay discos intrascendentes derivando hacia un hard rock de tintes prog muy personal y alejado de las etiquetas. Se hace realmente difícil definir a qué suena Sonata durante estos últimos años. La experimentación se ha abierto paso en un combo liderado por e propio Kakko y el otro superviviente, el baterista Tommy Portimo. Estaba claro que temas de nuevo cuño como “The Garden” o “The Raven Stills Fly with You” nunca entrarían en un set de directo, y así ha sido. Composiciones que el propio Kakko nunca quiso meter en la obra por la disparidad respecto al resto de material pero que el resto del grupo animó a confiar a su líder. Los varapalos de la prensa han estado constantes, especialmente con ese final de disco.
Los directos del grupo hace años que tampoco terminan de enamorar como deberían, pero por otro lado hay algo muy especial en Sonata Arctica, algo que me resulta difícil de expresar en palabras. Hay una magia especial, hay una forma diferente de practicar el heavy metal y hay una belleza inherente en su música que va más allá de etiquetas y de público. Asistir a un concierto de Sonata es ver en la sala a gente no muy habitual del circuito de rock duro y os aseguro que piezas como “Fly, Navigate, Communicate”, por ejemplo, tienen ese algo único que sólo puede hacer un grupo como este. El mismo material, tremendamente irregular de su nueva obra, también está cortado por este mismo patrón. Puede que no vuelvan nunca a la rotundidad de sus tres primeras obras, pero… muchos y muchas seguimos bajo su influjo… (¿el de la luna llena?)
Me gustaría incidir en un pequeño detalle que Tony Kakko tuvo con los fans del grupo y que demuestra que estamos ante un grupo muy especial: Hace dos Leyendas del Rock solo hubo dos bandas que tuvieron una cola masiva en las firmas y que tuvieron que retirarse antes de satisfacer a sus devotos. Ambas finesas: Nightwish y Sonata Arctica. Cuando Tony vio que todavía quedaba mucha gente se fue a la valla y estuvo unos minutos más firmando y haciéndose fotos con la gente. Pequeños detalles que dicen mucho de un grupo. Y ahora que me ha dado por contar, me doy cuenta de que será la décimo-primera vez que les veo en directo… ¡Casi nada!
Estarán acompañando a los fineses los grupos Edge of Paradise y Temple Balls en lo que promete ser un concierto importante. Y como se disfruta de verdad a esta agrupación no es precisamente en festivales, sí en sala pequeña rodeado de fans de Sonata Arctica.