Que un grupazo del calibre de The Ocean se pase por nuestras tierras siempre es motivo de alegría. No obstante, esta gira tiene un pequeño «pero»: será la última en la que contarán con el versátil Paul Seidel a la batería.
Así de frío fue el comunicado que publicaron el pasado septiembre en redes, en el que anunciaban que «todo lo bueno llega a su fin», junto con ocho escasas fechas en las que ofrecerían sus últimos shows con su formación actual.
Poco después Paul Seidel anunció su marcha de la banda, algo que, como supongo que a muchos, me dio bastante pena, ya que el batería ha sido una pieza clave de sus últimos trabajos: Phanerozoic I (2018) y II (2020), y Holocene (2023). Han pasado varias semanas desde entonces y creo que aún no lo he asimilado del todo. Sin embargo, me consuela pensar que al menos ha colaborado en estas joyas que perdurarán para siempre.
Casualidades de la vida, Madrid será la última fecha de la gira y el único concierto de The Ocean tal y como los conocemos actualmente. El público es consciente de ello, y el cartel de sold out está colgado desde hace días en la sala Mon, que será el escenario de lo que promete ser una despedida por todo lo alto.
Y lo será en todos los sentidos, ya que no solo interpretarán su último disco, Holocene, en su totalidad, sino que también presentarán una selección de lo mejor de su doble álbum Phanerozoic.
Los que ya hemos visto a los alemanes en directo sabemos que nos espera un concierto brutal, lleno de pasión, energía y emotividad. Esta vez será incluso más especial, ya que, además de despedir al carismático Paul, la banda se presentará con músicos de refuerzo, así como con un despliegue de visuales y (esperemos) arreglos de cuerdas en directo.
Los acompañarán los noruegos Spurv, que destacan por su post-rock/metal muy cuidado, enriquecido con instrumentos de viento en vivo y la particularidad de que los músicos suelen intercambiar sus puestos durante los conciertos.
Seguramente sea una de esas noches gélidas en la capital, en pleno invierno y todo eso, pero no creo que a ninguna de las 800 personas que estarán en la Mon les importe, porque una ocasión como esta, literalmente, solo pasa una vez en la vida.