No se celebran 40 años cada día (ni cada año, valga la redundancia), y cuando ocurre, se tiene que celebrar por todo lo alto. Esto es, precisamente, lo que Blackie Lawless y sus W.A.S.P. vienen a hacer la semana que viene.
A estas alturas presentar a W.A.S.P. es absurdo. Una de las bandas importantes de los 80, los abanderados por el anteriormente mencionado Blackie tiene a sus espaldas un buen puñado de discos magistrales, como 1984 (1984), Still Not Black Enough (1995) o el enormemente gigante The Crimson Idol (1995), al que en su día incorporé a un top 5 de discos perfectos, porque lo es. Si en vez de discos nos fijamos en canciones, nos faltan dedos para contar: “I Wanna Be Somebody”, “Arena of Pleasures”, “Wildchild”, “Hellion”… la lista es interminable.
Según palabras del propio Lawless:
«Para esta gira mundial del 40º Aniversario volvemos al origen. Llevaremos el espectáculo al punto de partida, con todo el fuego y toda la sangre que conmocionó al mundo la primera vez. Solo hicimos este tipo de show en la primera gira mundial y nunca lo volvimos a hacer… ¡Hasta ahora! Voy a gritar y a sangrar porque… I wanna be somebody!»
A Blackie se le unen el bajista Mike Duda y el guitarrista Doug Blair, cuya participación en la banda abarca 26 y 18 años respectivamente, y mi fetiche, el baterista Aquiles Priester.
Tiene que ser tan brutal, aún sabiendo el estado del líder, que no traen ni teloneros. ¿Os lo vais a perder?
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.