Los amantes del metal extremo más oscuro y bombástico estamos de celebración al ver esta gira a la vuelta de la esquina. Los griegos Septicflesh viven un momento dulce con la publicación de dos álbumes excelentes como son Titan y Codex Omega, mientras que los colombiano-americanos Inquisition son un valor siempre seguro con su black metal monolítico y tenebroso.
Poco queda por decir de Septicflesh. La banda liderada por los hermanos Christos y Spiros Antoniou se ha colocado confortablemente en el olimpo del death metal oscuro y simfónico al lado de bandas como Behemoth o Fleshgod Apocalypse. Su música ha evolucionado desde una crudeza manifesta en sus primeros discos (ahora prácticamente olvidados en sus setlists) hasta las complejas partituras que guían los bombásticos rituales que forman sus últimas obras, desde The Great Mass hasta este brillante Codex Omega que ha salido del horno hace solo unos meses, y que para mi gusto suponen sus mejores trabajos hasta el momento.
Su directo es potente, impactante y teatral, y así lo han ido demostrando en sus regulares visitas a nuestras salas. Curiosamente, la inmensa mayoría de ellas han sido ocupando el lugar de teloneros de lujo para otras bandas: junto a Vader en 2008, junto a Amon Amarth en 2011, junto a Moonspell en 2015, y junto a Kataklysm y Aborted en 2016. La única excepción fué en 2013, cuando encabezaron una atractiva gira para los amantes de la simfonía y la teatralidad llevada al extremo y compartieron escenario con Fleshgod Apocalypse y Carach Angren, dos bandas que precisamente vinieron juntas de nuevo hace justo un año en esa misma Razzmatazz 2.
Uno podría pensar que en el mundo del black metal de corte clásico ya está casi todo inventado. Es verdad que el black metal es un género vivísimo con cantidad de ramas y subestilos que han ya han cogido vuelo por si solos, pero la vertiente más tradicional y, por decirlo así, más noruega, orientada en cierta manera a un folk necrótico, con un sonido sucio y crudo y una velocidad inatrapable, quizás no lo es tanto. Pero el dúo colombiano Inquisition, más tarde trasladado a Estados Unidos, se ha encargado repetidamente de demostrar lo contrario en los siete discos que nos han ido ofreciendo a lo largo del tiempo: lo suyo es un black metal monolítico aderezado con una voz monótona, áspera y robotizada que es capaz de metersete en el tuétano e hipnotizarte cuando no te des cuenta. Lo demostraron en su última visita, el año pasado junto a Rotting Christ, y tened por seguro que volverán a demostrarlo ahora.
El cartel lo completan Odious, una banda egipcia de black metal oriental que, debo confesarlo, no conocía de nada, pero cuyo concepto me parece de lo más interesante. Con casi veinte años de existencia y dos discos en el mercado, los alejandrinos querrán demostrarnos que no desentonan en lo que promete ser una velada de black y death metal simfónico como pocas nos esperan este año. ¡Allí estaremos para contarlo!
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.