311 (pronunciado tres once según el correspondiente artículo de Wikipedia) es una banda de rock procedente del estado norteamericano de Nebraska. Podría dar datos concretos y concisos después de documentarme, tal como suelo hacer cada vez que me veo en la tesitura de tener que escribir algo. Podría recitar de carrerilla todos los discos, todas las formaciones, todas las giras… pero nada de ello cambiaría el hecho fundamental que marca el punto de partida de esta reseña improbable: Que hasta hace tres días no tenía el menor conocimiento ni tan siquiera de la existencia de esta banda.
Por otra parte, tradicionalmente el reggae ha sido un género musical que, al igual que ocurre con el punk, me ha producido respeto, respeto por lo que ambos movimientos simbolizan, por lo que encarnan, por las circunstancias en las que ambos aparecieron… Respeto, al fin y al cabo, cosa que dista enormemente de ser afición.
Partiendo de estas dos premisas, me enfrento a esta Reseña improbable cual tabula rasa y tan solo pertrechado de mis propios prejuicios para con algunos géneros musicales.
Así pues, Uplifter fue publicado el 2 de junio de 2009, después de cuatro años de silencio, por la productora Volcano Entertainment y bajo la dirección del afamado productor (¡oh, sorpresa!) Bob Rock, conocido por haber trabajado con artistas de la talla de Metallica, Bon Jovi, Aerosmith… Pese a ser una banda cuyas raíces se hunden en la década de los 80, los primeros años del nuevo siglo supusieron para 311 un resurgimiento musical. Todos los discos publicados entre 2005 y 2014 alcanzaron el Top 10 de la Billboard 200, manteniendo en cierto modo el nivel hasta nuestros días.
En lo que a crítica se refiere, Uplifter obtuvo valoraciones variopintas entre los expertos en el tema. Y no carece de cierta lógica. El estilo que practica la banda es una mezcla entre rock alternativo, reggae, ska, rap… Es como si mezcláramos en una coctelera a UB40 con Tool y añadiéramos una pizca de Rage Against the Machine. Algo así no te deja indiferente. O te encanta o lo aborreces.
El inicio de este noveno trabajo de 311 es ya lo suficientemente indicativo de lo que parece que va a ser el resto. “Hey You”, que además fue lanzado como primer single dos meses antes de la publicación oficial del álbum. Su inicio es lento, pesado y muy basado en un riff que puede resultar incluso cercano al grunge, pero después del segundo compás, con la primera estrofa cantada, todo vira hacia sonidos jamaicanos. Tras esto, las dosis de felicidad de la banda suben como la espuma de una cerveza con temas de marcado carácter optimista como “It’s Alright” (a tope de optimismo con el título), un tema cálido pero no ardiente, y tal vez más cercano en algunos momentos al funk que al reggae.
De temas cálidos, que incluso podrían recibir la calificación de kuki, hay más ejemplos en “Golden Sunlight” o en “My Heart Sings”. Por suerte o por desgracia, no solo de lo kuki vive el hombre. “Mix It Up” retoma los riffs nu metaleros para transformarlos en una suerte de reggae rapeado monotónico y más adelante “India Ink” sigue su estela. Finalmente, un metalero de pro como el autor de estas líneas no podía dejar de mencionar el conseguido solo de guitarra presente en “Never Ending Summer”, un tema que, sin contener el riff típico del género, tiene un cierto aroma a reggae.
Escuchar Uplifter ha sido toda una experiencia. Si bien ha servido para derribar una muralla mental (más) dentro de mi cabeza y para demostrar (una vez más) que cualquier amalgama de estilos es posible si se hace bien, lo que no ha conseguido es aficionarme a ciertos estilos más de lo que ya estaba aficionado de antes, que no era mucho más que ser un oyente ocasional.
Llegados a este punto, tan solo me queda pasarle el testigo a Xavi Prat para que nos explique las impresiones, las sensaciones o incluso las náuseas que le provocará Leto Destinatus (2008), el disco debut de los australianos Universum. Bon appétit!
Soñador en tiempos de hierro, solitario corredor de larga distancia, disfruto tanto de leer un libro en el más absoluto silencio como de la música más salvaje imaginable. Y a veces escribo algo.