“Así que va siendo hora de pasar la mierda pinchada en un palo. Le paso el testigo a nuestro compañero Abel Marín y como sé que es muy pero que muy fan de las cosas modernas terminadas en “core”, y sobre todo del djent, pues que mejor que After the Burial y su Dig Deep (2016). Así que amigo mío, espero que la mierda no te salpique, es más, puede que incluso le encuentres un sitio en tu casa y te acabe gustando más que a mí lo que acabo de vomitar.”
Así de alegre y contento, mi compañero y amigo Dídac Olivé me pasaba el testigo/sapo que tenía que tragarme para que podáis leer este artículo. Como bien detalla, no soy nada fan del djent y el core excepto en contadas ocasiones. Pero no nos adelantemos y hagamos un breve resumen del concepto del disco y la trayectoria de la banda de Minnesota.
After the Burial es una banda de metalcore, djent o incluso en algunas páginas calificada como metal progresivo, vamos que ni de una manera u otra me lo ponían nada atractivo.
Formados en 2004 y con varios cambios de formación, siguen destrozando tímpanos a día de hoy con seis discos de estudio, aunque mirando en Spotify me salen ocho, dos de los cuales es una versión de Rareform (2008) del mismo año y con diferente portada y una versión instrumental del álbum que nos ocupa publicada en 2022. ¿Versión karaoke para amenizar las tardes en familia? Quien sabe, aunque tiene su gracia pensar en la cara de los sufridos familiares, amigos y vecinos.
Este Dig Deep (2016) surge después de la salida y posterior muerte de Justin Lowe, guitarrista y cofundador de la banda, al cual no sustituyeron dejando todo el peso de las guitarras en Trent Hafdahl. Así que ya me pareció más llamativo si cabe que una banda llamada “Después del entierro” titule su entonces nuevo trabajo, tras el trágico acontecimiento, como “cavar profundo”. ¿Tocaron fondo tras estos hechos? La verdad que no puedo afirmarlo pues desconozco el entorno y el movimiento de la banda, pero duro tuvo que pegarles porque posteriormente a la salida del disco otro de sus miembros abandonó la formación. Esta vez fue el bajista Lerichard «Lee» Foral, afortunadamente el desenlace no fue trágico. Carles Porta tendría material para 20 temporadas más de sus programas de true crimes solo indagando un poco en el entorno musical y metalero en concreto.
En cuanto al disco, pocas esperanzas tenía leyendo los comentarios de mis amigos de Science. “Discarral”, “Te gustarán, son más asequibles que Meshuggah”, “Son más malos que Meshuggah”... Buff… me lo estaban pintado de coña, porque si leísteis mis pasada aventura con la citada banda, comprobaréis que no llegó a buen puerto.
Aún así, he de decir que mi experiencia no ha sido tan traumática como pensaba. Para los que no me conozcan, a pesar de mi predilección por el heavy metal más clásico, el punk nacional (nada o casi nada del punk americano) y el thrash metal, no estoy cerrado en absoluto a otros estilos musicales dentro del metal, pues he tenido varias etapas de mi vida bastante inmerso en ellos. Pero hay estilos como el true black, djent y metalcore que se me atraviesan provocándome pesadas digestiones.
A lo que iba, este Dig Deep (2016) no me ha parecido tan traumático, pues a pesar de su complejidad, temas como las iniciales “Collapse” o “Lost in the Static”, esta última con ese fraseo inicial y una capacidad vocal impresionante, me han parecido muy buenas canciones, aunque llegué a temer encontrarme algo como, los reiteradamente citados, Meshuggah. Mi cerebro no está hecho para cosas tan complejas.
Pero conforme iba pasando canciones y minutaje, no mejoraba, mi atención se iba diluyendo. No por exceso de tiempo, pues es un disco que no llega a los 40 minutos de duración, sino por ese estilo que defienden por el que no siento ningún apego a pesar que en directo me parecen super atractivos. Pongo por ejemplo Jinjer, a los cuales he visto en varias ocasiones, el brutalísimo directo de Parkway Drive o los divertidísimos Electric Callboy.
Durante la reproducción del disco “Deluge” fue unos de los temas que rescataron mi atención al inicio al tratarse de algo más convencional acercándose al death metal melódico al igual que “The Endless March” previa a la final “Sway of the Break”. Así que me quedo con el estilo más convencional y menos rompedor. Lo siento, me gusta la velocidad y los ritmos machacones que te permiten hacer headbanging sin pensar demasiado en ritmos complejos a los que me cuesta seguir junto a una atención más detallada.
No soy de analizar al detalle las composiciones, me llegan o no me llegan. Hace poco retomé discos antiguos aleatoriamente y se me erizaba la piel, cosa que ni me ha ocurrido ni me ocurrirá en un futuro con lo escuchado en Dig Deep. Lo siento Dídac, los podremos disfrutar juntos en directo pero no durante un viaje en coche.
Tras la turra que os metido llega el momento que much@s estaréis esperando. Esta cutre presentación no es más qu para nominar a la siguiente víctima que ha de enfrentarse a un nuevo marrón ajeno. o al menos así se intenta, a su zona de confort.
De nuevo vuelvo a nominar a mi amigo Beto Lagarda, el redactor con el gusto musical más variado de la redacción pero con una especial animadversión por el heavy metal más clásico. En esta ocasión voy a proponerle la dura misión, con la esperanza que así no sea, de enfrentarse al polémico Let There Be Blood (2008) de los thrashers Exodus. Este disco causó polémica en su día al ser la regrabación en 2008 de su debut Bonded by Blood (1985), que el próximo año cumplirá 40 añazos, como homenaje al fallecido Paul Baloff. Sin querer he creado una necro coincidencia con el grupo y disco que me ha tocado reseñar.
Muchos de los fans se tomaron esta actualización como una ofensa, pero que queréis que os diga, a mí me pareció una auténtica brutalidad que acercó una obra clave del thrash a la actualidad, sin desmerecer la memoria de su cantante original.
¿Qué opinión tendrá mi querido Beto? Os invitamos de aquí a dos semanas para conocer sus impresiones.
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.