«¿Por qué el XXX es una mierda?». Hace tiempo propuse crear una sección con ese título absolutamente de clickbait, siendo XXX un estilo del panorama metalero (en mi caso, el extremo es el más obvio), para luego argumentar educadamente por qué no nos gusta. La política de la revista, huir del sensacionalismo y del clickbait, tumbaron la propuesta, cosa que me parece bien. Esta reseña improbable podría llevar el título mencionado y nos quedaríamos tan anchos, aunque por el tono humorístico, no seré tan educado como pretendía.
El mundo, la vida, ya es suficientemente jodido y difícil. Pones las noticias y solo hay masacre y violencia, tristeza y destrucción. Entonces, ¿Por qué coño lo alimentamos con música que tiende a eso? ¡No me extraña que el planeta vaya derecha a la destrucción de mano del ser humano, si escucha estas cosas! Con lo bonita que es la melodía, la felicidad y la luminosidad, como para adentrarse en una música que tiene menos sentido que la que hace mi hija de tres años aporreando su xilófono del diablo.
Vamos a resaltar algunas cosas interesantes, que luego ya entraré a cagarme en la perra. Para empezar, y según he leído, todos los instrumentos y las voces (por muy horripilantes que sean) son del tal Shamaatae, cosa que es de admirar, no así a sus padres por ponerle ese nombre (sí, ya lo sé…).
En algunos temas tiene unos arreglos la mar de interesantes, con cierto toque folk, como es el caso del primer tema o el sexto (en esta review usaré los números para referirme a las canciones, que el sueco antiguo no es mi fuerte).
Hay alguna «melodía» (me faltan varias comillas) que no están mal, como la inicial de la tercera canción, aunque luego vienen esos gritos distorsionados y lo joden todo.
Y poca cosa más. Que, oye, para ser un disco de black metal, no es poco.
En su contra. A ver, que esto quizá va para largo, o quizá sintetizo. Como ya he dicho, y como el mismo músico/grupo se define, es absolutamente caótico, y para mí, bajo ningún concepto, eso puede ser algo bueno. Se debe haber pasado una infancia muy falta de cariño para imaginar semejantes becerros. Algunos me dirán que lo que se pretende es lograr oscuridad, y yo digo que una puta mierda. Se puede ser oscuro sin meter esos girigais, y como ejemplo, tenemos esto.
Lo del link muestra otra de las absurdeces no solo del disco de Arckanum, sino del estilo en general: las baterías sin sentido, absurdamente rápidas (la caja), que le resta totalmente la credibilidad que pueda tener. ¡Hostia, como mejoraría la cosa con una batería decente que acompañase el tempo que la canción pide!
La voz es otra obviedad que debe estar aquí. Eso no es forma de cantar, no señor. No entro en la técnica, pues me veo absolutamente incapacitado para analizar cualquier voz gutural, ya que no sé como se hacen, pero no fotem, ni que se hubiese dado un golpe en el meñique del pie.
Los riffs de guitarra… he escuchado poco extremo en mi vida, pero algo sí, especialmente en una época, a finales de los 90. Pues bien, con ese mínimo bagaje, tengo la impresión de haber escuchado esas guitarras varias veces (creo que el primer nombre que me viene a la cabeza es Katatonia, aunque podría estar totalmente equivocado).
El disco es largo, doce temas, y con alguna excepción (por las melodías o arreglos mencionados en los pros), me parece que es una sola pista dividida, algo así como lo que consiguió hacer Saratoga en su día, y en otro estilo diferente.
Supongo que el señor este de nombre impronunciable se sentirá la mar de guay por escribir en sueco antiguo, una lengua que ya va a la baja, por así decirlo. Pues lo siento amigo, pero cantar en idiomas «raros» no es algo a destacar. Sin ir más lejos, Helloween tienen una canción en latín, y digo eso por no mencionar a Therion.
En temas de sonido y producción no entro. Según tengo visto, es el primer álbum del grupo, y a finales de los 90 podía ser normal sonar a chatarra cuando aún no podían sacar mucha pasta de ti. Espero que, con los discos posteriores (que no pienso escuchar) eso mejorase. Si es un sonido buscado… bueno, a lo dicho me remito.
Sigue sin gustarme el extremo. Sigo sin entenderlo ni disfrutarlo, y espero que así siga. Por norma general, y aunque hay excepciones, cuando el logo de un grupo parezcan unas cuantas ramas juntas, yo huiré al sentir que no estoy en mi sitio. Que lo disfrute quien lo consiga, pero que se haga un chequeado a ver si tiene todo en su sitio.
Para dentro de 15 días, invoco a nuestro compañero Joan Calderon, gran fan de la música más extrema, violenta y oscura (aunque luego le guste Ghost) y le paso, no solo el mejor disco de la banda, sino uno de los discos que considero más perfectos, un pepinazo de principio a fin, cuyas letras tienen muchísimo que decir al ser una historia conceptual, y un referente del heavy metal clásico americano. Me refiero al The Crimson Idol (1992) de W.A.S.P. Además, le dejo una pequeña ayudita aquí.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.