Después de cierto tiempo, a todo redactor de Science of Noise, le llega la hora de enfrentarse a lo desconocido. En la última reseña improbable, me tocó el Livin’ in Hysteria (1991) de Heavens Gate, y aunque me mola bastante este tipo de heavy-power, no lo había escuchado nunca. En la anterior ocasión, cayó el debut de Bullet for My Valentine, The Poison (2005), que superó mis escépticas expectativas.
Nunca se sabe con qué te van a salir en esta sección, y esta vez volvemos a cambiar de estilo con el primer trabajo de los Arctic Monkeys, con un nombre bastante raro. Es una de esas bandas que sabes que existe y tiene renombre, pero nunca me había dado por echarles una oreja.
Siendo su disco debut, tenía las esperanzas bastante altas. Los grupos así de grandes suelen empezar bien fuertes su carrera. Además, los de este estilo tienden a suavizarse con el paso del tiempo, con lo que el primer disco muchas veces es el más cañero.
Ese comienzo con “The View From the Afternoon” parecía confirmar mi teoría. Me gusta bastante este tipo de garage rock, aunque no conozca a muchas bandas que lo practiquen. The Hives son los primeros que me vinieron a la cabeza, por el tipo de voz de Alex Turner en la estrofa, que parece casi romperse en algunos momentos. Ese juego entre las dos guitarras está muy bien conseguido, la batería es precisa y el bajo suena muy potente.
“I Bet You Look Good on the Dancefloor” parece ser el tema estrella de la banda, ese que tocan siempre al final de los conciertos. Y no me extraña, tiene una buena intensidad y es muy pegadizo. También es de los más enérgicos del disco, con un tempo más rápido y guitarrazos simples pero efectivos. Después de un inicio con mucha marcha, bajan un poco el tempo y se ponen bailongos en «Fake Tales of San Francisco» con sus riffs y líneas de bajo de influencia setentera. “Dancing Shoes” hace honor a su nombre y sigue con este espíritu más fiestero, sin perder la fuerza de las primeras canciones. Van intercalando golpes contundentes con ritmos llenos de groove. Funciona tan bien que el final parece prematuro, ¡un rato más de esto no sobraría para nada!
Con la intro de la quinta pista (la del nombre largo) me vino una reminiscencia del “Punch Drunk Love” de Royal Republic, que empieza exactamente de la misma forma. Algunos de los otros temas ya me recordaban a su sonido, y está claro que hay muchos detalles y manerismos que los suecos han cogido de este disco. Esta y la siguiente pista siguen animando el cotarro, me las imagino en directo y seguro que el público no dejaría de saltar y bailar.
Cortan un poco el rollo con “Riot Van”, que por suerte dura poco más de dos minutos. Una moñería así debería dejarse para el último cuarto del disco, no justo en medio de la fiesta, que es cuando tienes al oyente más animado.
La segunda mitad del disco sigue la tónica con más canciones peculiares y entretenidas. Destaco «When the Sun Goes Down» y «From the Ritz to the Rubble», que seguramente me gusten más por ser las más rápidas y guitarreras. En esta última, Turner prácticamente se pone a rapear antes de que estalle toda la banda.
Tenemos delante un disco fácil de escuchar y bastante variado. Casi todas las canciones entran fácilmente desde el principio, como una birra en verano. Hasta se animan a flirtear con un poco de ska en la final «A Certain Romance». Es una mezcla excelente de actitud rock n roll con sonidos accesibles para cualquier oyente, y las canciones tienen buenos ganchos. Sin duda lo volveré a escuchar en el futuro y quizá me anime con alguno de sus otros trabajos, para ver como evolucionaron a partir de aquí.
Llegados a este punto, toca nominar al siguiente afortunado al que le va a caer una improbable. Para la siguiente, nuestro compañero Joan Calderon escuchará por primera vez el Fire of Unknown Origin (1981) de Blue Öyster Cult. ¡Todo un clásico!
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.