La gracia de esto de jugar a la reseña improbable es que te metan discos y estilos que no son precisamente los tuyos, y bueno… Conmigo la cosa es complicada puesto que me gusta casi todo y especialmente enfrentarme a los discos de referencia que apenas he indagado en ellos. Irene me pasó Carcass, banda que he visto unas cinco veces en directo y de la que amo especialmente Heartwork (1993) y Swansong (1996), pero sí… Digamos que el gindcore no es lo que más me motiva, pues soy de los que considera que en la melodía está la clave de todo. Así que me brinden la obligación de escucharme el Necroticism… es algo que agradezco en sobremanera.
Lo primero que hago en estos casos es comprarme el disco. Me encanta tenerlo en físico y archivado, escuchado y analizado, lo que sí tengo que reconocer también es que tengo algún grandes éxitos de Carcassy el material de sus primeros tres discos siempre me ha dado muchísima pereza… Con Necroticism… los de Liverpool dieron un salto de calidad en lo técnico y con la inclusión de Michael Amott a las guitarras. Evidentemente su participación es clave en los solos, pero servidor siempre ha tenido en alta estima a Bill Steer y a Ken Owen.
Siempre he oído que alguien del grupo estaba cursando medicina y es por eso que las letras van hacia derroteros tan técnicos hasta el punto que te cuelan el argot técnico de los forenses, pero no he llegado a tener este dato confirmado. Sea como fuere era 1991 e indagar en ese vocabulario especializado a la vez que juegas con tus instrumentos a modo de bisturí es algo digno de elogio. También el huir del 4/4 imperante, pero si hay algo que ODIO y que no soporto es leer en una crítica los apelativos de “putrefacto”, “podrido” o “nauseabundo”. Es más, cuando alguien cae en algo tan predecible (y aunque sea perfectamente válido en este caso) dejo de leer la crítica directamente.
Personalmente veo a este disco como el eslabón perdido que lleva al grindcore y al death metal a otro nivel que va a cristalizar con Heartwork, en algo realmente brillante. Mis elogios serán pocos, pero la trascendencia de Necroticism… es absoluta desde un punto de vista puramente histórico. Pero que quieren que les diga… para mí “Buried Dreams”, el riff doblado de “Heartwork” y el “Keep on Rotting in the Free World” son obras maestras hasta el punto de que merecen un apartado en canciones perfectas. Nuestro añorado, jefazo y gran músico de Angoixa y Madera, Robert dedicó un artículo a “Corporal Jigsore Quandary” de este disco, del que recomiendo una encarecida lectura.
El disco
Lo realmente brillante de esta obra es tratarla como si fuera una clase de anatomía con voces de profesores intercaladas que te detallan las incisiones punzantes que toca hacer. No sería una obra conceptual al uso pero sí que nos da varios ejemplos sobre cómo podemos deshacernos de cadáveres o de utilizar trozos sobrantes… Desde “Inpropagation” ya ves que los tiempos de Ken Owen son tan libres como brillantes y que puedes olvidarte de todo lo predecible. Técnicamente es insultante y las afinaciones de guitarras y bajo van a muy graves, cosa que en 1991 era algo absolutamente raro. El grupo, con los años ha ido derivando a una especie de Thin Lizzy extremo por lo de las guitarras dobladas, y siendo fan de Scott Gorham, Snowy White, Gary Moore y John Sykes lo veo como una maravilla extrema.
Obviamente me quedo con “Corporal Jigsore Quandary” pues es no solo uno de los grandes clásicos del grupo sino la demostración total de que el grupo avanzaba hacia terrenos de death metal técnico con maestría absoluta. El grindcore sigue presente en el inicio de “Symposium of Sickness” para luego abrazar lo intrincado y complejo junto a los guturalidades de Bill Steer. De todas formas, es el bajista Jeff Walker el que más canta en el disco. Esos cambios de tiempos a velocidades imposibles y esas guitarras que se salen por la tangente debieron enamorar a los críticos de la época.
Lo extenso de los temas me resta algo de atractivo, pero puedo observar en el trabajo técnico de Carcass un faro que iluminará a muchísimas bandas posteriores de metal extremo. Nombres tan locos como “Pedigree Butchery” tienen su gracia, y aquí me encanta el detallito de dejar esos instantes a la aparición de una guitarra limpia entre el caos imperante de contra tiempos y guturalidades. Y las guitarras dobladas de Steer y Amott son definitivamente el gran logro del grupo y lo que mejor les define. Hay momentos en los que musicalmente todo suena a que las guitarras busquen una salida en un laberinto oscuro y de imposible salida.
Las apariciones de las narraciones técnicas vuelven a aparecer antes de “Incarnated Solvent Abuse”, otro de sus himnos de cabecera. Y lo es, en mi opinión porque es de lo más directo (dentro de lo que es el disco). Obviamente vieron que ese era el camino a tomar sin tener que renunciar a todo lo demás. Eso incluye un blast beat final de aúpa. “Carneous Cacoffiny” tiene unos detalles de bombo tremendos. Son de esas cosas que te hacen apreciar el que el grupo le invite a subir al escenario a tocar un poco después de su accidente bascular. Todo un ejemplo de superación…
Títulos maravillosos como “Lavaging Expectorate of Lyserge Composition” tuvieron que ser toda una revelación a la vez que una revelación en el género. La verdad es que los títulos van en consonancia en la complejidad técnica, y en este corte la cosa es de traca. Precisión cirujana e instrumentos a modo de bisturís. Probablemente el tema más técnico de todos los que conforman el disco. Los juegos de parones y arrancadas vienen en el principio de “Forensic/The Sanguine Article”. Rabia y velocidad sonando más sucios que técnicos esta vez. Aquí conectan un poco con su pasado, pero van añadiendo retazos tecnificados a medida que vamos avanzando. Y qué grande es Jeff Walker… Terminan golpeando a riff limpio y meten guitarras solistas.
Veredicto
No voy a volver a Necroticism… a no ser que vuelvan Carcass a Barcelona y me quedaré con todo lo posterior, pero agradezco que se me haya obligado (gustosamente) a indagar en él ya que es una obra de referencia e ineludible. Como no podía ser de otra manera lo he disfrutado y le voy a dar varias escuchas más a los temas extra de la reedición que poseo. Y el grupo apareció en la serie de culto El enano rojo (El nan roig en TV3), algo que hace que todavía ame un poco más a Carcass.
Como me toca nominar elijo como víctima a Susana Masanés, que comparte conmigo el amor por el progresivo clásico, pero que ha descuidado el doom metal. Y le voy a regalar sus oídos con uno de los mejores discos de la historia (para mí): el Icon (1993) de Paradise Lost. Estoy seguro que lo va a disfrutar…