Entre 1986 y 1987 yo contaba con 8-9 años, Zubizarreta y Lineker llegaban al Barça, mis padres no me dejaban ver Canción triste de Hill Street (tengo marcado a fuego la cabecera de la serie) pero sí Corrupción en Miami y El Halcón Callejero. No había duda que Lorenzo Lamas era el rey de las camas, como no había duda de que el momento en familia del inicio del fin de semana estaba orquestado por Mayra Gómez-Kemp. Esos fines de semana yo me los pasaba jugando a fútbol en el parque que había frente a mi casa o con mis padres en los merenderos de la Pineda de Gavá, y de pronto… “ni no ni noooo ni no ni no niiii”
No recuerdo exactamente cuando esa adictiva melodía martilleó mis oídos por primera vez, pero en poco tiempo, la canción del “ni no ni no” fue una habitual en las ondas (mis padres eran mucho de radio) y en televisión, incluso fue reconvertida en el jingle de Alianza Popular. ¿Podría decir que “The Final Countdown” fue el primer tema heavy que escuché? Pude que sí.
El demoledor hit de la canción del “ni no ni no” pertenece al tercer disco de los suecos Europe, lanzado en mayo de 1986 y ahora patata caliente que mi compañero Joan Calderon me pasa para las reseñas improbables. ¡Vamos allá!
Aunque desconocidos para el público en general, Europe ya tenía dos discos en la calle, Europe (1983) y Wings of Tomorrow (1984), sendos con buenas ventas tanto en Suecia como en Japón, pero es cierto que no fue hasta el petardazo que supuso The Final Countdown cuando Europe hizo que su nombre brillase en los más alto. Con la incursión de un teclista oficial, Mic Michaeli, y un cambio en la batería, Ian Haugland por Tony Reno, los jóvenes suecos pusieron detrás de los mandos al productor Kevin Elson (Journey) para que se encargase de la cuenta atrás, una cuenta atrás que finalizó en unas brutales ventas y colocó a la banda en lo más alto de las listas de Alemania, Reino Unido, Japón Australia…
4 jitazos por encima de todo
“The Final Countdown”: Es curioso que la mitiquísima entrada de teclado fuese tan solo una intro pensada para que la banda hiciese su aparición sobre el escenario. Ese riff de teclado fue compuesto por Joey Tempest años antes, y con ayuda de John Levén y Michaeli, fue transformado en canción, un tema en el cual la banda tenía nulas expectativas puestas en él y al que a punto estuvieron de dejar fuera del disco. Himno brutal con una efectiva melodía y un estribillo 100% coreable, excelente el solo de John Norum para hacer un buen air guitar mientras nos despedimos de un maltrecho Planeta Tierra. Aunque la música puede ser muy festiva la letra no lo es tanto, y casi cuarenta años después se podría decir que aún nos viene como anillo al dedo por todo lo que le estamos haciendo a la madre Tierra.
“Rock the Night”: Presentada ya en la gira de su anterior disco en una versión menos pulida y más hard rockera, es el tema que más me gusta del disco. Ideal para calentar motores antes de salir de fiesta La guitarra de Norum es la principal protagonista del pegadizo e irresistible corte.
“Carrie”. El baladón por excelencia. No apto para diabéticos, nunca me han llegado a entusiasmar este tipo de composiciones. Habla del proceso de romper con una chica cuando el amor se termina y se sabe que no se puede llegar a más, y no, no llegó a existir ninguna Carrie. Tempest ha dicho en muchas ocasiones que escribió el tema pensando en una chica genérica, en nadie en concreto. En el video-clip oficial, aparte de ver a un enlacado Tempest más pintado que una puerta, ya aparece a la guitarra Kee Marcello.
“Cherokee”. Otro de los tops de este disco. La composición del tema me recuerda a “The Final Countdown” por apoyarse en ese riff de teclado/guitarra y sobre todo por ese solo a las teclas. Épico total.
El resto del disco
Reconozco que, hasta ahora, no me había escuchado el disco en su totalidad. Algunos cortes me sonaban de haberlos escuchado en su momento y otros diría que ha sido la primera vez que han sonado en mis oídos. He de decir que el único disco de Europe que me escuché fue el siguiente, su Out This World (1988), regalo en vinilo de unas navidades
De esos temas que sí que había escuchado destaco “Danger on the Track”, que, aunque abre de una manera más machacona de batería, los teclados, marca de la casa, rápidamente te ponen en situación. Es un tema muy agradable de escuchar, pero quizás algo repetitivo tanto en coros como en estribillo, muy en la línea de “Rock the Night”. “Ninja” tiene un regustillo melancólico que no termina de convencerme, y la verdad es que el estribillo se me hace bastante torpe, como metido con calzador. Muy flojo este corte. “Time Has Come” era otro de los cortes que había escuchado bastante la primera vez que tuve The Final Countdown en mis manos y, sobre todo, por venir justamente después de un eléctrico “Cherokee” me produce mucha bajona, y eso que es una sobredosis de azúcar nivel ColaCao. Escuchándolo con la perspectiva del tiempo me parece lo más flojo del disco, y es que ni el tímido solo de Norum merece la pena. “Heart Of The Stone” podría haber sido también un buen single para las radio-fórmulas. Hard rock facilón con cierto regustillo glam y estribillo coreable. “On The Loose” tiene potencial para ser una buen tema cañero pero creo que se lo cargan con tanto teclado mega procesado. Se espera más, se hace cansino. ¡Venga que esto se acaba! “Love Chaser” cierra el disco de manera bastante notable, no presenta nada que no hayamos escuchado en los 35 minutos anteriores pero ese ritmo marcial de la batería, apoyado por unas buenas guitarras y teclado (casi idéntica la intro al conocido homónimo tema) hacen que sea imposible que uno no mueva el esqueleto. Otra vez más, efectivo estribillo/coro.
Aunque, como digo al principio del texto, la primera vez que escuché el jitazo que abre el disco tenía 8-9 años, no fue hasta pasado un lustro que The Final Countdown cayó en mis manos. Ahora, reconozco que pensaba que la escucha en su totalidad se me iba a hacer más cuesta arriba y mira por donde, ha sido bastante agradable. He vuelto a escuchar temas que hacía años que no lo hacía y he descubierto, y redescubierto, otros que quizás, solo quizás (tampoco nos vengamos arriba) vayan a parar a algunas de las cientos de listas de reproducción que suelo hacerme.
Como curiosidad comentar que por mi parte nunca he asociado a este disco por su portada original, sino que la copia que pasó por mis manos tenía una portada con fondo azul y los cinco componentes de la banda salían en primera plana, con un John Norum que parecía sacado del museo de cera.
Bueno, pues nada más, un placer entrar de nuevo en la rueda de esta divertida sección, me despido nombrando el nombre de la siguiente víctima… así que prepárate Susana Masanés, que quiero saber qué opinas de un discarraco top de los 90: October Rust (1996) de Type O Negative.
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.