La reseña improbable: Héroes del Silencio – Avalancha

Ficha técnica

Publicado el 18 de septiembre de 1995
Discográfica: EMI Records
 
Componentes:
Enrique Bunbury - Voz
Juan Valdivia - Guitarra
Alan Boguslavsky - Guitarra
Joaquín Cardiel - Bajo, coros
Pedro Andreu - Batería

Temas

1. Derivas (0:59)
2. ¡Rueda, fortuna! (4:08)
3. Deshacer el mundo (4:46)
4. Iberia sumergida (5:17)
5. Avalancha (5:55)
6. En brazos de la fiebre (4:44)
7. Parasiempre (4:04)
8. La chispa adecuada (Bendecida 3) (5:26)
9. Días de borrasca (Víspera de resplandores) (6:24)
10. Morir todavía (4:14)
11. Opio (6:17)
12. La espuma de Venus (6:17)

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En la primera cena a la que asistí, junto a algunos de mis compañeros de Science of Noise, Jordi Tàrrega analizó nuestros gustos y perfiles musicales en función de nuestras reseñas. Aluciné con su capacidad de análisis a la vez que me sorprendió al asegurar que mis gustos estaban más encaminados hacia el rock / metal nacional. Después de pensar bastante, lo cierto es que no estaba del todo equivocado. Hay bastante rock, metal y punk (y algún estilo más) español en mi base musical. Pero puede sorprender a muchos de los que me rodean que no me guste el que para ell@s es uno de los indiscutibles en la historia del rock nacional. No siempre ha sido así, hubo un desencadenante que provocó la pérdida de interés hacia los maños.

Sí, no voy a sorprender a nadie, además de que el título ya lo advierte, diciendo que no soporto o soportaba a Héroes del Silencio.

¿A qué se debe? Pues todo se remonta a unas vacaciones en familia en el 93, justo mismo año en que Héroes sacaron su archifamoso El espíritu del vino (1993). Compartimos apartamento con mis padrinos. Casualidades de la vida, Rubén y Eva, los hijos de mis padrinos, acababan de comprarse el cassette de marras, el cual estuvimos escuchando en bucle durante aquella semana. Fue tanto el hastío después de infinitas reproducciones que acabé cagándome en el pañuelo de Bunbury y en la tribu del indio Cardiel. Madre del amor hermoso.

A día de hoy, después de tantos años, no he vuelto a escuchar por completo el disco maldito. Pero sí que he cantado hasta la afonía algunas de sus canciones en las largas noches etílicas en compañía de amig@s, por no decir de algún karaoke o Sing Star acompañado de unas copichuelas después de una copiosa cena. (¿Eh?, Coco)

Así que a pesar de disfrutar de algunas de sus canciones y reconocerles el mérito y el valor de su música nunca he llegado a empatizar con los maños. Curiosamente sí he llegado a disfrutar a Bunbury en algunos momentos de su carrera en solitario.

Así que cuando se propuso realizar la improbable de este Avalancha (1995) que hoy celebra aniversario, me presenté voluntario como alma profana en el legado de los silenciosos. Y no lo digo porque sí, no he escuchado este disco completo hasta el día de hoy. ¿Cuál ha sido mi impresión? Si no habéis abandonado la lectura, acompañadme que os lo cuento.

Lo primero que me llama la atención es la aparente desgana a la hora de posar para la foto y la desunión mostrada entre los componentes del grupo. Únicamente a Bunbury se le ve posando cual ser poseído por el espíritu de Jim Morrison. Que diferencia con las fotografías de los discos Héroes de Leyenda (1987) o Senderos de traición (1990). Por tod@s es conocido que la banda ya se encontraba en la recta final de su carrera y por lo que parece, la paciencia y la complicidad brillaba por su ausencia, dando por cerrada su etapa con un disco en directo un año más tarde del que nos ocupa.

Aún recuerdo la ilusión de mis amigos ante la deseada reunión y el posterior cabreo de mi amigo Julián en el caótico concierto en Cheste, quedándose sin verlos tras estar atrapado en el descomunal atasco camino al circuito.

Pero volviendo al disco me sorprende encontrarme con canciones cañeras como «¡Rueda, fortuna!», de la cual no me gusta el estribillo, «Parasiempre», «Días de borrasca» con su sonido más alternativo y cierta dificultad a la hora de entender la letra a causa de la compleja dicción de Enrique en este tema. Se trata, en mi opinión, de rock más maduro, sin tanta adrenalina y canciones más personales. Como lo definiría mi amiga Coco cuando le dije que iba a hacer esta improbable: «Hombre, no es el mejor disco pero fue un cambio de estilo que marcó el destino del grupo…»

Es cierto que aún mantiene la esencia de discos anteriores en cortes cómo «Deshacer el mundo», en donde se marca una de las características que siempre me llamó la atención de ellos y que les vincula con ese pasado más gótico, por así definirlo, y no se trata de otra cosa que el bajo tan marcado. La impronta de Joaquín Cardiel al bajo es fundamental en el sonido de la banda, así como las guitarras etéreas de Juan Valdivia, reforzadas en esta ocasión, de manera oficial como miembro definitivo de Alan Boguslavsky. Pero el disco al completo, como era de esperar, no me ha calado. Incluso con el paso de los años, la muy radiada «Iberia sumergida» se me ha hecho cansina, volcando mi predilección por temazos como la anteriormente citada «Deshacer el mundo», la sublime y sentida «La chispa adecuada» o la que da título al disco.

En definitiva, no creo que vuelva a escuchar un disco completo de Héroes. ¿El motivo? Me cansan, pero aunque parezca extraño, he vuelto a disfrutar de canciones extraídas de su discografía y que han sido añadidas a mi listado de Canciones que me gustan en Spotify. Titularé la playlist como «No seas membrillo y disfruta», al menos para rememorar aquellas grandes reuniones de amig@s en las que nos abrazábamos y besábamos sin miedos.

¡Salud y heavy metal!

Fotografía: Gtresonline
Abel Marín
Sobre Abel Marín 213 Artículos
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita. Salud y Heavy Metal.