La reseña improbable: Killswitch Engage – Alive or Just Breathing

Ficha técnica

Publicado el 27 de mayo de 2002
Discográfica: Roadrunner Records
 
Componentes:
Jesse Leach - Voz
Joel Stroetzel - Guitarra
Mike D'Antonio - Bajo
Adam Dutkiewicz - Batería

Temas

1. Numbered Days (3:35)
2. Self Revolution (3:08)
3. Fixation on the Darkness (3:37)
4. My Last Serenade (4:13)
5. Life to Lifeless (3:17)
6. Just Barely Breathing (5:42)
7. To the Sons of Man (1:58)
8. Temple from the Within (4:04)
9. The Element of One (4:08)
10. Vide Infra (3:28)
11. Without a Name (1:45)
12. Rise Inside (5:56)

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Admito que no es la primera vez que escucho el nombre de Killswitch Engage, ya que anteriormente veía en muchos festivales su nombre y amistades cercanas me pusieron a prueba con algunas canciones famosas como por ejemplo «Eye of the Storm«. Pero no me aportaron nada que me impresionara o me diera pie a escuchar más, pero esta vez cambia la historia, ya que gracias a Beto, me ha dado la oportunidad de escribir y escuchar este disco que, ya me adelanto, me ha sorprendido bastante.

Antes de sumergirnos en el álbum, hagamos un breve repaso a la historia de la banda. Killswitch Engage surgió a finales de los 90 de las cenizas de dos bandas de metalcore, Overcast y Aftershock. Tras la separación de Overcast en 1998, su bajista, junto a los guitarristas de Aftershock y el vocalista Jesse Leach de Nothing Stays Gold, unieron fuerzas para formar Killswitch Engage en 1999. Su álbum debut llegó en el año 2000, pero fue con Alive or Just Breathing (2002) que realmente se hicieron un nombre en la escena

Nuestra travesía por este álbum comienza con «Numbered Days», un tema que, en sus primeros 30 segundos, te impulsa a saltar y a escupir las letras con una agresividad desbordante, acompañado de ritmos demoledores que no le dan tregua a tu cuello. Sin embargo, no todo es tan perfecto… Casi al final de la canción (y esto será un tema recurrente a lo largo de esta reseña, así que prepárate), las voces limpias interrumpen ese disfrute y ritmo tan intensos. Aunque debo reconocer que hay una excepción que logra «esquivar esa bala» sin salir mal parada: «Self Revolution». En este tema, las voces limpias se fusionan con riffs melódicos de manera sorprendentemente efectiva, lo que resulta en una combinación que realmente funciona.

No me considero alguien que odia completamente las voces limpias ni los cambios de ritmo bruscos, ni mucho menos. Un claro ejemplo de esto es el demoledor primer minuto de «Fixation on the Darkness», con un riff sumamente pegadizo y ritmos tan intensos que tu cuello te pedirá una tregua a los pocos segundos, o te impulsarán a saltar del escenario como un loco, al igual que en el videoclip de la canción. Sin embargo, esas ganas de desatarte se desvanecen rápidamente con la entrada de las voces limpias. Y aunque hago el esfuerzo, a veces simplemente no logran engancharme por completo (lo siento, fans de Killswitch).

El premio al mejor tema del disco (hasta ahora) se lo lleva «My Last Serenade». ¡Felicidades! Hablando en serio, tiene el mejor inicio, sin duda alguna, y presenta el riff más impresionante que he escuchado en el álbum. De hecho, mientras escribo esto, está sonando de fondo y mi cabeza se mueve por instinto. Es un tema que recomendaría sin dudar, una medalla más que merecida.

Para evitar la repetición en esta reseña, pasemos a dos temas más: «Life to Lifeless» y «Just Barely Breathing». Con «Life to Lifeless», me costaría saber si estoy escuchando a Killswitch Engage o a Lamb of God, debido a sus riffs y la forma de cantar. Pero ya profundizaré en esto más adelante. «Just Barely Breathing» me sorprendió en mi primera escucha por su repentino aumento de velocidad. Después de varias canciones pesadas, este cambio inesperado fue un verdadero impacto. Sin embargo, volvemos al problema recurrente… Las partes limpias siguen sin convencerme del todo. No es que sea un fanático del metal más brutal, aprecio una buena ruptura en el ritmo, pero en el caso de Killswitch Engage, y también en otras bandas que podría mencionar, como Get Scared (recomendadas por un amigo cercano), las partes limpias a veces me descolocan. Aunque reconozco que, en algunas ocasiones, realmente suenan bien; al César lo que es del César.

Por último, «To the Sons of Man» me sorprendió tanto en mi primera escucha que salté de mi silla. El inicio directo e inesperado fue un golpe de adrenalina. Rápido, contundente y con una variedad que ofrece de todo. Es uno de esos temas que, a pesar de su breve duración, es tan efectivo que cuando termina, te quedas pensando: “¿Y eso fue todo? ¿Para qué más?”

Ahora abordemos tres temas: “Temple From the Within”, “The Element of One” y “Rise Inside”, los cuales tienen algo en común para mí… No logran transmitirme mucho. Siendo más específico, «Temple From the Within» destaca con un final bastante potente, por lo que lo salvaría del lote. En contraste, los otros dos temas son de esos que puedo escuchar sin mucho problema, pero que no me inspiran a extenderme. Aunque «Rise Inside» tiene una buena premisa y algunas partes destacables, pasa sin pena ni gloria.

No podía faltar la canción que, personalmente, más me gusta: “Vide Infra”. Desde la primera escucha, me pregunté si había cambiado inadvertidamente a Lamb of God. Directo, sin alteraciones que afecten al ritmo y cañero como Dios manda. Jesse Leach, el vocalista, escupe cada palabra con una rabia inigualable, acompañado de unas guitarras y batería excelentes.

Después de esta travesía con Alive or Just Breathing, ¿puedo decir que me ha gustado? Sin duda. Reconozco que al principio me aproximé al álbum con muchos prejuicios, pero con el tiempo me sorprendió gratamente. Es un disco muy bueno que no dudaría en escuchar de nuevo y recomendar. Sin embargo, algunos elementos, como los cambios a voces limpias o ciertos momentos más lentos, no terminaron de convencerme del todo. En conclusión, disfruté mucho del álbum, pero no creo que me sumerja profundamente en la discografía de la banda. Aunque el metalcore me atrae, es un estilo con el que, en general, no termino de conectar completamente.

Finalmente, ha llegado el momento de nominar a una próxima víctima. ¿A quién le pasaré el testigo? Pues ni más ni menos que a Irene Vernedas. Le entregaré, desde mi opinión personal, uno de los mejores trabajos que la banda realizó antes de que uno de sus miembros fundadores decidiera llevar a cabo la polémica idea de asaltar el Capitolio de Estados Unidos. Pero ese tema lo dejaremos de lado por ahora. Irene, te dejo en tus manos el potente Dystopia (2011) de Iced Earth. ¡Espero que lo disfrutes!