La reseña improbable: Ktulu – Confrontación

Antes que nada tengo que admitir, muy a mi pesar, la tremenda equivocación personal que he vivido con referencia a Ktulu. Tengo que admitir también que, antes de que mi amigo Abel me asignara esta reseña improbable, nunca había escuchado a la banda catalana. Tengo que admitir que antaño tenía muchos prejuicios que hoy en día he perdido.

Tras admitir muchos errores, lo más relevante y motivo principal de mis disculpas es comentar que siempre había pensado que Ktulu era una banda de estilo más “paco”, por así decirlo. Mi idea preconcebida era de que la banda del Baix Llobregat estaba bajo la bandera del heavy / thrash. Y me siento tremendamente agradecido al bueno de Abel quien ha quitado de mí estas ideas erráticas de cómo debería sonar esta BANDAZA. Ni me lo esperaba ni logro sacarme de la cabeza como los prejuicios pueden bloquear la oportunidad de disfrutar de una banda. En este caso, mi reseña improbable ha servido para valorar de una forma sobresaliente una banda de la que ahora logro entender los fieles fans que han cosechado a lo largo de tres décadas.

Y tras esta insufrible entradilla de autoflagelación, me dispongo a hablaros de Confrontación (1997). Llevando parte de la mística del genio de la literatura H. P. Lovecraft por nombre y fundados de forma oficial diez años antes, Ktulu llega a 1997 con nuevo sello bajo el brazo y afianzados como una de las bandas más en forma del momento. Con este nuevo disco, Ktulu firman una revolución sonora impactante dentro de las fronteras nacionales. El groove con tintes industriales de carácter alternativo era una novedad en España y el impulso final para convertirles en una leyenda sería El día de la Bestia, pues su banda sonora incluía una canción suya.

El sonido apabullante de Confrontación bebe directamente de bandas como Ministry y Strapping Young Lad junto a una dosis de Pantera con Sepultura. De este híbrido de bandas surgen la mayoría de ideas para concebir la evolución final de Ktulu. Confrontación no sonaba a nada previo nacido en España y causó tanto revuelo que incluso un puñado de bandas posteriores tienen por nombre alguna de las canciones del disco.

La modernidad con la que Ktulu bañó Confrontación intuyo que causó revuelo, cierta incomprensión y hablaríamos de hype si este concepto hubiera estado vigente en 1997, pero no es el caso. Ya que cuando un banda muestra al mundo el camino de la evolución, normalmente la incomprensión es más alta que la admiración. Pero han pasado más de 25 años y Confrontación sigue siendo el disco más querido y escuchado por los fans, viejos y nuevos, de la banda.

Si tengo que remarcar una canción que supera la media, esta sería “Crisis de fe”. Canción brutal en todos los aspectos con un nivel de potencia sublime y unas letras afiladas como cuchillos. Me parece una burrada de canción en todos los aspectos. Una intro peculiar con esa voz en off extraída de los diálogos de Robert de Niro en El cabo del miedo (1991), de Martin Scorsese.

Pero a nivel de impacto quizás me quedo con “Justicia?”, groove industrial con una dureza sublime que marca el principio del cambio. Yo, que a nivel personal esperaba al reproducir este disco un estilo diferente, quedé impactado con este arranque tan poderoso. Puedo imaginarme a los fans del momento reproduciendo el disco por primera vez…

“Biocontaminación”, muy de estilo Fear Factory, es de las más respetadas y posiblemente “Delirium Tremens”, la más adorada del disco. Pero quiero reclamar justicia para “Legítima defensa”, una canción menos querida pero con un poderío increíble y con, posiblemente, el mejor juego de guitarras de todo el disco.

Confrontación marcó el principio del cambio para el metal español. Olvidar en parte las viejas costumbres y los estilos más tradicionales para crear música variada con el uso de samplers y electrónica. Una evolución necesaria que sería fuente de inspiración para una nueva generación que ya vivía dentro de este cambio escuchando bandas de nu metal y metal industrial. El cambio en España empezó con Confrontación. Y para rizar aún más el rizo y potenciar este cambio, la banda decidió hacer un alu de remezclas titulado El latido del miedo (1997) con varias canciones pasadas por diversos tipos de filtros.

Y con todo esto, más allá de ser un análisis del disco, es una muestra de agradecimiento en voz alta para mi amigo y compañero Abel, quien a veces pilla cacho por ser un poco paco pero quien en esta ocasión ha logrado sorprender al menda con un disco al que acudiré asiduamente, lo sé. Gracias, Abel.

Y ya ha llegado el tiempo de nominar a mi siguiente víctima. He decidido unilateralmente nominar a Susana Masanés para que haga una reseña improbable especial, pues le endoso el incomparable Dookie (1994) de Green Day que el próximo 1 de febrero cumple nada más y nada menos que 30 añazos. Susana, esperamos con ganas tu artículo para el próximo 1 de febrero a las 11:00 am. ¡No nos falles!

Beto Lagarda

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