La reseña improbable: Mötley Crüe – Shout at the Devil

Ficha técnica

Publicado el 23 de septiembre de 1983
Discográfica: Elektra Records
 
Componentes:
Vince Neil – Voz
Mick Mars – Guitarra, coros
Nikki Sixx – Bajo, coros
Tommy Lee – Batería, coros

Temas

1. In the Beginning (1:13)
2. Shout at the Devil (3:16)
3. Looks That Kill (4:07)
4. Bastard (2:54)
5. God Bless the Children of the Beast (Instrumental) (1:33)
6. Helter Skelter (The Beatles cover) (3:09)
7. Red Hot (3:20)
8. Too Young to Fall in Love (3:34)
9. Knock 'Em Dead, Kid (3:43)
10. Ten Seconds to Love (4:17)
11. Danger (3:51)

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Hace ya un año de mi última reseña improbable. En la última, traté de entender el fanboy de un disco tosco y vulgar como Burn My Eyes (1994) de Machine Head. Sin éxito, evidentemente. Y ahora me toca profundizar en las raíces del glam metal (hip hip hooray!), un género que considero un chiste en todos los aspectos: música, imagen, estilo y pose. Pose es quizás la mejor definición del glam metal. Al menos desde mi punto de vista, todo lo que veo en el glam es pura pose.

No me rizo las melenas porque no tengo, no me pongo leggins de leopardo, ni me pinto la ralla de los ojos. Ni siquiera me pongo diadema ni pulseritas. Pero me propongo indagar en el que parece ser fue el disco que marcó el arranque del glam metal. El segundo disco de Mötley Crüe (cuantas diéresis, por Dios, casi le meto una en la Y) se tituló Shout at the Devil (1983) y, lejos de ser un disco adorador de Satánas, es algo así como… black metal cantado con unos leggins que te aprietan los huevos y te provocan a cantar en falsete. ¿Verdad que di en el clavo?

Dejemos las bromas. Como bien sabéis los que me conocéis o leéis con frecuencia, cuando realizo un trabajo de estas magnitudes, me gusta indagar. Primero escuché Shout at the Devil y como no me gustó nada, entré a leer el porqué este disco es tan importante. Lejos de frenar, cosa que deseaba, me lancé a escuchar Dr. Feelgood (1989) para ver la progresión. E incluso acabé por escuchar Too Fast for Love (1981), su debut, tras leer una entrevista a Mick Mars. A falta de pan… tres discos enteros devorados.

Si bien es cierto que la música es amigable y cercana, Vince Neil posee una buena voz que no alcanza ni de broma a la de W. Axl Rose por cierto, los riffs de todos los discos son resolutivos; simples pero efectivos. Tommy Lee no me produce ningún efecto, su batería es demasiado simple, pero se acostó con Pamela Anderson (#respect). En cuanto al bajo de Nikki Sixx, bueno, es bueno.

Pese a ser descendientes directos del speed metal, Shout at the Devil funciona como al ralentí. Con un punto más de velocidad, esta banda sería otro cantar. De hecho, “Shout at the Devil” era una de mis canciones preferidas en el Guitar Hero, pero solo cuando la tocaba a más velocidad; en su formato estándar es demasiado lenta. Le tengo un cariño especial a esta canción y, de hecho, es la única que conocía de Mötley Crüe antes de que me endosaran esta reseña improbable.

“Looks That Kill” si tiene un puntito más de velocidad. Se trata de una canción realmente agradable, con un solo genial puro rock de Mick Mars y un brillante juego de voces de Neil. Una canción que realmente me ha gustado (aunque no la vaya a escuchar nunca más, quizá).

Lejos de estas dos canciones más míticas, poco más sobre el resto. Canciones, para mí, vulgares. Por ejemplo “Helter Skelter”, horrible forma de destrozar una canción tan mítica como la de The Beatles. “Red Hot” es algo más digna, con una aroma más heavy al estilo Manowar… pero como Manowar son también una banda bastante mediocre, tal y como afirmé y corroboré en mi primera improbable… la comparación es odiosa.

Sin pena ni gloria va avanzando el disco con la necesidad real de que acabe. Pese a que son 35 minutos de nada, para un tío como yo, es excesivamente largo. Cuando las últimas notas de “Danger” hacen entrada, una felicidad se adueña de mí. Prueba superada.

Dicho todo esto, respeto enormemente a Mötley Crüe y el glam metal. Pero ni me gusta ni me gustará nunca. Entiendo que la evolución del hard rock y el heavy metal tenía que cruzarse en algún momento con el pop y el resultado fue este género, ese hijo bastardo del heavy metal. Respeto a la banda por jugar siempre al límite, por reinventarse y sobrevivir a un mundo de excesos. Pues tras 40 años, siguen al pie del cañón y su música no entiende de fronteras.

Y bueno, todos deseamos ver quién será la próxima víctima. Y mi buen amigo y querido Xavi Prat es como el saco al que todos golpeamos. Hoy -y durante dos semanas-, Xavi se las verá con uno de los discos más importantes del hardcore: The Shape of Punk to Come (1998) de los suecos Refused. ¿Alguien va a decir que no es una obra maestra?

Beto Lagarda
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