Bueno, pues vamos allá con la improbable de un aniversario. Al final es un poco coñazo esto de ser el más melódico de la redacción, pues soy el que suele pringar cuando de celebraciones burras se refiere. Pero, ¡oye! Todo sea en pro de Science of Noise y del metal en general. Además, quizá descubro alguna cosa nueva.
Conocía a Pantera, claro. ¿Quién no? La trágica historia de Dimebag, el John Lennon del metal, es demasiado triste. También, trágica muerte de su hermano batería y compañero de grupo, y las idas y venidas del señor Anselmo. Pero no he pasado de sus tres o cuatro megahits, eso es así. «Walk», que luego veremos, «Cowboys From Hell» y alguna que otra han sonado en mis reproductores, y diría que muy a menudo, pero jamás me he parado a escuchar un álbum entero de los americanos y hoy, ahora, le ponemos remedio. La cosa es, ¿lo aguantaré? No digo un no rotundo.
Para empezar, decir que nuestro cumpleañero parece tener una voz que, aunque no me gusta un pelo, es más técnica de lo que puede parecer de inicio y de unos riffs monumentales. Sí, obviamente la base rítmica está ahí y no desentona, pero la sensación que me ha dado es que los dos mencionados son los dos pilares del grupo.
Para continuar podemos decir que las canciones son más simples que el mecanismo de un chupete (cosa que no tiene nada de malo, especialmente si viene de alguien que ama el hard rock, el glam y demás), pero que están tan bien trabajadas que eso debe pasar a un segundo, tercer o cuarto plano a oídos de cualquiera.
Y para finalizar, el comienzo del análisis. En una primera escucha encuentro lo que espero: burradas por doquier, violencia musical, terrorismo contra los oídos. Lo que la propia portada describe perfectamente. Es decir, lo que no me gusta en la música. Pero trataremos de ser lo más objetivos posible (es decir, nada en absoluto). Si tenemos dudas de sobre qué va la cosa, «Mouth for War» deja las cosas bien claras: contundencia, guitarra-guillotina y una voz absolutamente demente. Con lo que me gusta a mí Kiske y voces del estilo… Quizá, sin esa forma de cantar, el tema me gustaría más (ojo, me gustaría más a mí, a alguien que, a priori, no le debe gustar lo que escucha). Igual de contundente es «A New Level», que me recuerda a mazas clavando esos clavos enormes en las vías del tren en el lejano oeste. Ni siquiera la aceleración que tiene me quita ese gusto, pero lo que es innegable es la barbaridad que hace Darrell con las seis cuerdas. «Walk» ya la conocía y siempre me ha parecido un temazo. Creo que por canciones como esta a veces se dice que estos chicos practican groove metal. La más destacada, para mi gusto.
Nos volvemos muy locos con «Fucking Hostile». Suerte que no llega a los tres minutos, porque la chaladura es importante. Vamos con «This Love», y uno se emociona al adivinar a Whitesnake tras ese título. Y, aunque nada tiene de los de Coverdale, me sorprendo al encontrar un inicio de tema así en el disco. Luego la cosa ya se «normaliza», si a eso se puede llamar normalizar. Si esta te ha bajado los biorritmos, tranquilo, aquí llega «Rise» para provocarte un infarto en de miocardio. Los cambios de ritmo que le imprimen a su música es interesante. Lástima que el resto no acompañe, porque son my dignos de apreciar. Acabamos el cuarteto con «No Good (Attack the Radical)» y creo que, posiblemente, es la que mejor luce esa etiqueta que he utilizado antes, groove metal. Yo no la diferencio demasiado de otros temas, me parecen todos bastante iguales, pero entiendo que haya quien pueda disfrutarla.
Encaramos la recta final con «Live in a Hole», y eso es lo que quisiera hacer yo tras escuchar semejante masacre musical. Que son buenos en lo suyo es indiscutible, y que lo suyo no es lo mío, también. Sabiendo el contexto, debo decir que no es de las que más me han gustado. «Regular People (Conceit)» sigue las mismas lineas que hemos descrito: Dimebag por encima de todo, y Anselmo pisándole los talones. «By Demons Be Driven» es una de esas que ya conocía y debo decir que tampoco es de las destacadas, para mi gusto. El estribillo es… ¿cómo decirlo? para ponerlo en mute. Acabamos con un giro inesperado, «Hollow». Nada, o muy poco, tiene que ver con lo escuchado hasta ahora. Ni Anselmo ni ninguno de sus compañeros parece hacer lo mismo. Es como si la discográfica les hubiese exigido 11 temas y hubiesen rescatado uno de épocas pretéritas, pues poco tiene que ver con la globalidad del disco.
Entiendo que pueda gustar. Sin ir más lejos, ya he manifestado que el trabajo del malogrado Darrell es tremendo, pero ni es ni será lo mío. A mí me gusta la melodía y el buen rollo, y esto es lo que la portada indica, una buena hostia en la cara. Sea com sea y para que no se diga, ¡muchas felicidades!
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.