No me da ninguna vergüenza admitir que esta es la primera vez que escucho Saratoga. Por varios motivos, mi reticencia a acercarme a ellos ha durado hasta que mi amigo Xavi Prat decidió endosarme Vientos de guerra (1999) para mi próxima Reseña Improbable.
NO, yo no soy un JEBI
Tampoco me da vergüenza admitir que el heavy metal español siempre me ha parecido bastante malo. Sin ofender. El castellano y los berridos metaleros no son una buena suma. Alquimia básica. Mis pinitos en el metal castizo fueron con Mägo de Oz durante mi pubertad, cuando Mägo aún molaban y, en parte, todo su potencial era dividido en partes iguales entre unas letras de carácter histórico muy aptas y su cantante boliviano, José Andrëa, que sabía como enfocar el castellano hacía esta vertiente metalera. Pero en 2000 y poco, junto a Gaia II, todo se desmoronó y Mägo de Oz acabaron siendo una broma de mal gusto.
Las demás bandas de heavy castizo, cantadas en castellano, me han causado un efecto nulo. Y ya por eso, nunca he intentado entrar en este mundo, el del heavy metal cantando en castellano. Y dentro de este rebaño de bandas están Saratoga.
El segundo motivo por el que nunca he sentido ni curiosidad por esta banda es a raíz del nombre. Siempre me sonó a sayōnara, algo muy ochentero acuñado por Terminator, la típica broma ochenter – cuñao “sayōnara baby”. Un humor que nunca he comprendido y que siempre me ha horrorizado. En fin. Entonces, mi idea o concepto sobre Saratoga – sayōnara – “palabra o término molón que nadie entiende pero queda bien” era en cierta parte bochornosa. ¿Qué pega este nombre a una banda de heavy de Madrid? No sé como idearon este nombre, entiendo que tendrá que ver con la famosa Batalla de Saratoga, una de las batallas más importantes de la guerra de Independencia de los Estados Unidos. Si no, que alguien me lo explique. Igual no tiene más explicación que un nombre al azar. Tampoco me sorprendería.
Vientos de guerra
Y bueno, finalmente y como regalo de Navidad, me ha tocado ponerme Saratoga y, además, he provocado que el algoritmo de Spotify se crea que me han molado y ahora me “aconseja” otras bandas casposas como Warcry, Stravaganzza, Tierra Santa o Dünedain…
Vientos de guerra, ejem, muy Manowar style este título. Otra cosa que nunca me ha interesado hablando de metal, esta necesidad de proclamar lo varonil, lo épico, la guerra… Con este título mi entrada al disco ya empieza con mal pie.
La portada, tras repasar y visionar todas las portadas de toda la discografía de Saratoga, puedo confirmar lo evidente. El artwork de varias (muchas, casi todas) bandas nacionales de jebi son tirando a cutres. En este caso, la portada de Vientos de guerra es, en líneas generales, triste e incluso podríamos decir que tiene un rollito amateur. Como esos carteles de conciertos que a veces circulan por Facebook, hechos con el Paint o incluso con abuso de Wordart, ¿sabéis de lo que hablo? Pero es que, hasta la fecha, no he visto una portada decente en la discografía de Saratoga.
Otro tema que me hecha atrás es ver el tracklist, ¿era necesario 64 minutos?. Pues llegando a la sexta canción, “Heavy Metal”, mis ganas de arrancarme los oídos eran ya tan grandes que necesité para la reproducción. Seguir con la séptima supuso un descanso de 24 horas de escuchar Saratoga, con esto lo digo todo y no digo nada.
“ ……………………………………….”
¿Podéis leer esto de arriba? Es la sensación que me ha quedado tras cerrar “Ruge el motor”, la 15a y ANSIADA última canción del disco. La sensación de que he perdido el tiempo y que Vientos de guerra no me ha aportado nada que no supiera antes. Saratoga y Beto no serán nunca amigos.
A ver, alguna cosita tiene, “Hielo líquido” tiene un buen riff, “Estrellas las del cielo” tiene una buena letra y un estribillo interesante. “Manos unidas” es una inusual balada de carácter divertido, curiosa elección por parte de Saratoga. “Vientos de guerra” es cañera y funcional. “Solo un motivo” es quizás lo más destacable del plástico. El resto de canciones, bluff. Más de lo mismo, pensando en lo mismo como algo que da pereza a un oyente torpe como yo mismo.
¿Qué he aprendido aquí? O, ¿qué puedo rescatar de este disco? Bueno, a modo personal más bien poco más de lo citado en el anterior párrafo. En líneas musicales, todo lo que hace Saratoga no es nada novedoso, la etiqueta heavy metal – power metal americano es fiel al contenido y a su sonido. Esta mezcla de Barón Rojo + Manowar es la piedra angular de Vientos de guerra. O eso creen mi neófito sistema auditivo.
En cuanto a nivel, siempre he oído que Leo Jiménez es uno de los máximos exponentes del metal nacional. Aquí, en su primer disco con Saratoga, puedo decir que el cantante me ha decepcionado, apunta maneras con sus agudos, pero sin más. Supongo que aún estaba verde… Los demás músicos, sin crear nada nuevo, el metal que ejecutan no comporta riesgos, riffs decentes, algún solo interesante, y poco más. Por ser un disco de 1999, musicalmente vive unas décadas atrasado en el tiempo. Algo así como lo que pasaba en España en época de la dictadura, cuando en el mundo ya se escuchaba rock de calidad, aquí le daban a Nino Bravo, Los Chichos y La Pequeña Compañía.
En cuanto a variedad, poca. Canciones que parecen la misma una y otra vez, de estilo raso y letras siempre previsibles, sin sorpresas, incluso llenas de tópicos que ya cansan y aborrecen…
“Soy heavy y odio lo popular.”
Lo dicho. El jebi patrio.
Conclusión
Sin quitar méritos ni criticar a los fans ni mucho menos criticar a unos artistas que, no en balde, siguen en activo tras tres décadas, Saratoga no molan. A nivel personal, una banda más de esas desechables, con esto corroboro mi acierto de que no debía entrar en ellos y, hasta la fecha era un acierto. De ahora en adelante será un acierto no volver a repetir mi error.
Pero doy las gracias a mi colega Xavi Prat por darme la oportunidad de escuchar a los madrileños, sin un motivo “obligado” tampoco lo hubiera hecho nunca y, en otro caso, quizás me estuviera perdiendo una banda primordial.
Aprovecho para pedir perdón a los que me estáis odiando, los que os sentís ofendidos y los que estáis preparando una bomba casera para enviarla a mi domicilio. Recordad que esta saga de artículos son medio en broma medio en serio, son simplemente reseñas de discos «clásicos» en manos y en oídos de profanos del estilo.
Nominación
Y bueno, en la lotería de Navidad seguro que no os tocó nada, a algún afortunado la vuelta, 20 pavos destinados a comprar el número del Niño… y perder los 20 pavos. Las probabilidades de que os toque el gordo son tan gordas como mis opciones de volver a escuchar Saratoga.
Como soy un buen colega, yo voy a repartir mi suerte de la lotería con mi compañera Irene Vernedas, a la que le doy el placer de entrar dentro de una de las bandas más importantes del rock – indie – garage actual, The Strokes. Con Is This It, su enorme e influyente disco debut. Disco atemporal que seguro que sabrá valorar como nadie en nuestra redacción. No en vano, Irene es fan de Alt-J y Radiohead. Pese a que su outfit es más blacker que indie. 😉