La reseña improbable: Type O Negative – October Rust

Ficha técnica

Publicado el 20 de agosto de 1996
Discográfica: Roadrunner Records
 
Componentes:
Peter Steele - Voz, bajo
Kenny Hickey - Guitarra, coros
Josh Silver - Teclados, órgano, coros
Johny Kelly - Batería

Temas

1. Bad Ground (0:38)
2. Untitled (0:21)
3. Love You to Death (7:08)
4. Be My Druidess (5:25)
5. Green Man (5:27)
6. Red Water (Christmas Mourning) (6:48)
7. My Girlfriend’s Girlfriend (3:46)
8. Die With Me (7:12)
9. Burnt Flowers Fallen (6:09)
10. In Praise of Bacchus (7:36)
11. Cinnamon Girl (4:00)
12. The Glorious Liberation of the People's Technocratic Republic of Vinnland by the Combined Forces of the United Territories of Europa (1:07)
13. Wolf Moon (Including Zoanthropic Paranoia) (6:37)
14. Haunted (10:07)
15. Untitled (0:08)

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Las personas racionales no deberíamos creer en las señales, pero cuando acumulas tantas en tu vida que hasta te dan miedo, llega el momento de darles la bienvenida y aceptar de una vez por todas que son una parte inherente a ti. Llámale señales, alineación de astros o casualidades, voy a enmarcar la secuencia que acompaña a esta reseña improbable y el triángulo tan curioso originado a raíz de ella. Días antes de que me escogieran como víctima, le decía a uno de mis compañeros en Science of Noise, Rubén de Haro, de que me alegraba de que se hubiera vuelto a reincorporar a la redacción, a lo que me respondió: ”Ahora ya podrás encasquetarme una reseña improbable cuando llegue la ocasión”, comentario generado porque la vez anterior había declinado amablemente mi oferta. Mi réplica fue: “Pues espero que tarde mucho tiempo, porque menudo marrón es esto de las improbables…” Pues no pasa ni un mes y ya me cae el marrón por antonomasia, y no es nadie más que la persona que sí me tomó el relevo la vez anterior, Jaime Arjona, la que me lo está pidiendo. ¿Cómo voy a decirle que no si la otra vez me salvó el trasero? Y no solo hizo una reseña increíble, sino que abrió un debate tremendo sobre la irrupción del grunge en la escena en los años 90. Y para cerrar el triángulo del todo, ya os imagináis a quién le va a tocar el próximo endoso del marrón, ¿no? Rubén de Haro, vete preparando que eres el siguiente…

October Rust (1996) de Type O Negative se llama el trabajo que me ha tocado desgranar. Empiezo a escribir estas líneas en pleno mes de octubre, hace un día gris, caen cuatro gotas de barro intermitentemente desde hace horas, y aunque no hace el frío que debiera porque nos estamos cargando el planeta, de repente, como una iluminación, veo claro el concepto de herrumbre otoñal que propone su título. Así que es “eso”. No solo una estación del calendario sino un estado de ánimo también, un aletargamiento de los sentidos que te conduce casi sin quererlo a la tristeza y a la melancolía… Empiezo bien entonces, creo que a la primera intuyo por dónde van los tiros esta vez. ¿Será una nueva señal?

No me queda otra que buscar referencias sobre lo que se cocía en el año 1996 a nivel musical dentro del mundillo del metal porque yo personalmente andaba un poco despistada por aquel entonces, intentando compaginar independencia del hogar familiar, trabajo y estudios universitarios, y además acumulaba cierta desmotivación derivada de la movida grunge que todavía coleaba por aquella época y con la que nunca me he identificado. Mire por donde mire, ahí está este October Rust en casi todas las listas top de ese año, así que deduzco que debió tener una gran repercusión. Sigo indagando en ese año 1996 y descubro otros tantos lanzamientos que sí me hicieron diana: Angra y su Holy Land, Stratovarius y su Episode, Symphony X y su The Divine Wings of Tragedy, Heavens Gate y su Planet E…. vaya, que ni tan mal, aunque por otro lado aparecen trabajos de formaciones que ni catarlas por pura pereza y escasez de tiempo: Koma, In Flames, Ministry, Tool, Marilyn Manson, Korn o los susodichos Type O Negative, con los que me tengo que enfrentar en la presente reseña. ¡Vamos a ello!

October Rust se inicia con dos idas de castaña seguidas importantes, que constan como pistas pero que no contienen música. Un pitido como el originado al encender un amplificador recibe el título de “Bad Ground”, tras lo cual se escucha a todos y cada uno de los miembros de la banda presentándose y dando las gracias por haber adquirido este trabajo y nos animan a disfrutarlo. “Untitled” le llaman a esta breve introducción, hay que reconocer que sentido del humor no les faltaba, o que la pereza también les pudo a la hora de buscarle un título… (¿qué tal hubiera estado un simple “Thanks from the Band”, por ejemplo?)

Entramos ya en materia, y de la buena, con “Love You to Death”. Lo de este primer tema ha sido de flechazo instantáneo, el de saltarme todas y cada una de las capas de escepticismo con las que encaraba esta tarea, para ir a algún lugar recóndito de muy dentro que estaba esperando ser llenado. Lo que prometía ser una tediosa encomienda, se ha convertido en un acto de placer inesperado y por ello más intenso de lo que cupiera esperar en circunstancias normales. Hay algo ahí que me ha erizado el vello desde las primeras notas de piano que suenan en este “Love You to Death”, que solo ha hecho que aumentar en intensidad tras esos siete minutos de duración el tema y una escucha en bucle que ha durado unos cuantos días. La pieza me ha resultado hipnótica de principio a fin, desde esa grave voz que le da ese aire tan melancólico, a toda esa distorsión de guitarra y bajo que llena tan bien todos los espacios saturándolos de algo mágico y creando una atmósfera envolvente que te lleva en volandas a ese paisaje otoñal que nos propone el video que acompaña a esta canción, protagonizado por Caperucita y el lobo Peter Steele. Claras son las intenciones del lobo, aunque Caperucita no se queda corta en su voracidad, a diferencia del personaje del cuento. Una historia sobre amores que matan, pero con mucha sensualidad de por medio. Curiosa elección para un primer tema, una balada, toda una declaración de intenciones de que aquí no vamos a encontrar nada previsible ni usual. Me encanta el momento en que se silencian todos los instrumentos de golpe y vuelve a sonar la melodía del piano inicial. Buenísima propuesta que me deja con ganas de seguir profundizando en este October Rust.

Empezar una reseña improbable motivada no deja de ser una sorpresa que me anima a seguir adelante, así que vamos a por la siguiente, “Be My Druidess”. Aquí la cosa ya va cogiendo un mayor ritmo sin dejar ese punto melancólico propiciado por esa voz (jolín, ¡qué voz!), aunque la gracia de nuevo es ese contraste con las partes mucho más lentas que suenan a pura banda sonora de película vampírica. ¿Puede que por momentos me parezca hasta una canción pop? Y yo pensando que esto del doom /gótico iba por otros derroteros, ahora resulta que, al menos éste, es de lo más accesible… El canto de los pajarillos finales enlaza tema con la naturalista “Green Man” a continuación. Me resulta curioso que aquí no tenemos esa distorsión exagerada de guitarra/bajo (porque técnicamente se asemeja más a un tema acústico), sólo en determinados momentos aparece de forma más comedida, pero en cambio, sí hay ciertos tramos vocales distorsionados como novedad a lo escuchado con anterioridad, que, dicho sea de paso, me recuerda a ciertos momentos cercanos a la psicodelia de los Beatles. Definitivamente, veo que la distorsión es un elemento con el que Type O Negative juegan acertadamente todo el rato para crear diferentes atmósferas, intensidades y contrastes. Y otro de los recursos super efectivos que ya ha aparecido también antes, y que sirve para cambiar de tema en este caso, es el del parón instrumental repentino. Así nos encontramos de sopetón con “Red Water (Christmas Mourning)”, un bajón de intensidad importante propiciado por un sonido de órgano eclesiástico que tiene todo el sentido del mundo, pues sirve a su protagonista para transmitir el dolor por el que atraviesa. Parece que este tema tiene que ver con el fallecimiento del propio padre de Peter Steele, que murió una mañana de Navidad, siendo el Red Water de su título una clara referencia al vino necesario para sobrellevar su pena. Canción tenebrosa donde las haya y que contrasta sobremanera con la siguiente, una de las más animadas del disco, “My Girlfriend’s Girlfriend” que me suena totalmente a Ghost. Lo lógico sería decirlo al revés, lo sé, pero es lo que tiene cuando no haces bien las cosas y te saltas toda una generación de bandas de por medio, que estableces las relaciones en el orden incorrecto, mea culpa. Regresando al tema en cuestión, son los teclados retros de Josh Silver y ese aire popero asequible los que recuerdan a los susodichos Ghost. Parece que con este tema dieron con la fórmula ganadora que propició que se convirtiera en uno de los hits más importantes de la banda. Me encanta el enfoque letrístico de esta canción que intenta dar solución a la pregunta de ¿qué pasa si mi novia tiene una novia? ¡Pues la integramos al equipo y funcionamos como trío! ¡Olé tú! Tipo listo este Peter Steele.

“Die With Me” vuelve a jugar con la combinación de atmósferas contrastadas, virando desde lo acústico a los ambientes más pesados, y ahí radica su magia. Aquí notamos en algunos pasajes ciertas influencias de Black Sabbath, tanto en su oscuridad como en esos pesados riffs de guitarra que tanto recuerdan a los de Iommi. El balido de una cabra corta de raíz con el tema anterior y unas melodías iniciales orientales dan la bienvenida a “Burnt Flowers Fallen”, más lineal en general que los anteriores y en el que Peter Steele bajista se luce. En un par de ocasiones nos encontramos con esos bajones de intensidad de los que tanto les gusta abusar, consiguiendo de esta manera romper un poco la dinámica anterior. “In Praise of Bacchus” me resulta un tema bastante grunge, la verdad, pesado, oscuro, muy distorsionado incluso en voces, y me acaba saturando un poco. Me gusta el inicio con ese riff que parece sacado del fantasma de la ópera y que va apareciendo aquí y allá, pero en general encuentro que se enreda demasiado, aunque sí es cierto que hay ciertos momentos de genialidad por lo que no hay que descartarlo del todo.

Cojo con más ganas la siguiente, la versión de Neil Young “Cinnamon Girl”, ya que aquí entra algo mucho más animado y fácil de asimilar en comparación a la anterior. Es de admirar cómo han conseguido darle la vuelta y convertirla en algo totalmente distinto a la original. Le cambian el tono, la aceleran, la llenan de un órgano omnipresente, distorsión a saco y cosa chula les queda. Si es que son más apañaos… Te escuchas la original después y hasta parece sosilla en comparación, pero está claro que el mérito de la composición es innegable. Momento para retomar de nuevo las pequeñas idas de castaña de Type O Negative con “The Glorious Liberation of the People’s Technocratic Republic of Vinnland by the Combined Forces of the United Territories of Europa”, poco más de un minuto instrumental de una especie de consigna político/militar difícil de definir. “Wolf Moon (Including Zoanthropic Paranoia)” vuelve a ser un tema con bastantes idas y venidas, y es que ese título ya da pistas de que volvemos a estar ante algo un tanto paranoico difícil de definir. Se nutre de muchos tramos diferenciados que en general transitan entre la oscuridad y la melancolía para abordar el tema del influjo lunar sobre los lobos. Peter Steele emula el aullido de esta bestia al final del tema, dando por cerrado este batiburrillo inclasificable que no deja indiferente precisamente por la variedad que encierra. Nos acercamos ya al fin con “Haunted”, último tema de October Rust de unos diez minutos de duración y de una oscuridad absoluta. Tema para escuchar con los ojos cerrados y aislados de todo estímulo externo para dejarnos “hechizar” por su propuesta. Acabamos ya definitivamente con una nueva y última pista titulada “Untitled”, en la que Peter Steele da por finalizado el trabajo. deseando que no nos haya decepcionado y nos anima a acudir a un futuro tour. Menudo personajillo de altura este Peter Steele, una auténtica lástima que se fuera tan pronto y que Type O Negative desapareciera con él, decisión más que coherente teniendo en cuenta su fuerte protagonismo y carisma. Cómo para encontrarle un sustituto…

Una vez acabada la escucha reiterada de October Rust no puedo más que alabarlo y afirmar que me ha cautivado de principio a fin. Tal y como dejaba entrever al inicio de esta reseña, esta vez mi compi Jaime Arjona la ha clavado. No solo me ha resultado muy interesante ahondar en ese trabajo, sino que me han venido ganas reales de continuar investigando sobre Type O Negative y bandas del estilo. Soy muy consciente de que me he perdido muchísimas cosas interesantes por el camino por pura pereza, desidia, dejadez o llámale como quieras, pero cuando alguien de alguna manera te introduce y guía en algo novedoso para ti, se hace mucho más llevadero separar el grano de la paja, que es en realidad lo que me tira para atrás. El mundo del metal es inabarcable y a veces cuesta transitar por él sin alguna ayudita extra, así que bienvenidas sean esas personas que te facilitan ese caminar.

Finalizo esta reseña ya en el mes de noviembre. Por fin hace algo de frío, oscurece pronto y las hojas caídas de los árboles cubren el suelo. En definitiva, nos encontramos ante toda una típica estampa otoñal que solo puede ser mejorada añadiéndole una banda sonora a la altura como October Rust, así que, venga, voy a escucharla de nuevo para empaparme más del concepto propuesto por Type O Negative, no sea el caso que se me haya escapado algún matiz, ¿os apuntáis?

Tú no, Ruben de Haro, que te toca analizar un tremendo trabajo en homenaje al recién fallecido vocalista de Nazareth, Dan McCafferty. Te emplazo a que escuches con detenimiento No Mean City (1979), uno de mis discos favoritos de la banda. Como me digas que no es bueno, ¡pillas!

Fotografía: Joseph Cultice
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Sobre Susana Masanés 176 Artículos
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!