Te guste o no, un día morirás. ¿Acojona, no? Es mucho más fácil permanecer constantemente distraído que reflexionar profundamente sobre la mortalidad de uno mismo. ¿Pero qué pasaría si te sucediera algo que te despojara de cualquier pretensión de inmortalidad? ¿Qué sucedería si tuvieras la certeza de que vas a morir… pronto? Que tu tempo sobre la faz de la Tierra llega a su fin y que no hay nada que puedas hacer al respecto. ¿Cómo manejarías tal situación? Sobre esto trata el EP The Duke (2016); sobre la fugacidad de nuestra existencia. Sobre tenerlo todo… y pasar a no tener absolutamente nada.
Solo un año después de editar VII: Sturm und Drang (2015), los reyes del groove metal se presentan en escena con esta nueva entrega en formato EP, que debe su nombre a la canción «The Duke», escrita en homenaje a un amigo y fan de la banda, Wayne Ford, cuyos padres le llamaban así en honor al actor «The Duke» John Wayne. «Hace poco me hice amigo de un fan llamado Wayne Ford, enfermo terminal de leucemia. Solía hablar con él bastante a menudo. Estaba muy tranquilo acerca de su inminente muerte, y lo discutimos muy abiertamente. Aprendí mucho de él. Esta canción es en su honor», comenta el vocalista de la banda, Randy Blythe.
El 30 de octubre de 2012 Lamb of God iban a tocar en Phoenix, AZ. Justo antes del inicio del concierto, un chico se acercó a Randy y le comentó que había un amigo suyo entre los asistentes que también era gran admirador de la banda. El chico, que había sido diagnosticado de leucemia hacía relativamente poco, quería que Blythe tuviera algo suyo. Acto seguido le hizo entrega de una camiseta con las palabras “Fuck Cancer” impresas en ella. Adam, que así es como se llamaba el chico que charló con Blythe, le pidió que, durante el show, le dedicara unas palabras a su amigo. Sin dudarlo ni un solo momento, accedió a ello y le dedicó el tema “Ruin”: “This one goes to Mr. Wayne Ford. Fuck cancer, motherfucker! You’re gonna beat this thing”, exclamó al público allí presente.
Cuando el concierto finalizó, Wayne y su mujer tuvieron la oportunidad de conocerle en persona y de charlar, y fue entonces cuando el propio Blythe les habló sobre su relación con el cáncer de sangre, que es como comúnmente se conoce a la leucemia, pues un miembro del equipo y su buen amigo Nergal, vocalista de Behemoth, lo habían sufrido muy de cerca. Unos minutos más tarde, se despidieron y cada un siguió su camino.
Tres años más tarde, durante el proceso de gestación de VII: Sturm und Drang, Blythe se enteró por e-mail de que Wayne, lejos de recuperarse, estaba empeorando por momentos y que, muy probablemente, no iba a superar el cáncer. Ese fue el motivo por el cual decidió abandonar el hospital y pasar sus últimos momentos de vida junto a sus familiares y seres más queridos. En aquel e-mail, escrito por un amigo próximo a Wayne, éste pidió que la banda contactara con él para saludarle y darle ánimos y fuerza. Debido a que resultó imposible juntarlos a todos, pues estaban desperdigados por todo el país, Blythe pidió que le dieran sus datos de contacto, y él personalmente se encargaría de trasmitirle ánimos y fuerza por Skype. Según reconoce el propio Blythe, los días previos a la videoconferencia, estaba muy nervioso, pues no sabía qué decir para que Wayne se sintiera mejor. Tras consultarlo con su propio padre, el vocalista decidió que lo mejor era hablar de cualquier cosa, de lo que Wayne quisiera y, sobre todo, escuchar todas y cada una de sus palabras con atención. Y así fue. A partir de esa conversación, surgió la amistad y no perdieron el contacto. Su relación llegó a tal punto que meses más tarde, cuando Blythe entró en el estudio para empezara grabar las voces del nuevo álbum, se le ocurrió la idea de invitar a Wayne a través de una videoconferencia a presenciar una de las sesiones de grabación, a lo cual él accedió con gusto.
Semanas más tarde, el 3 de febrero de 2015, Wayne falleció en paz, en casa, junto a su amada esposa, que no se separó de él ni un solo instante. Solo tenía 33 años. Por todos es sabido que cuando alguien se va, no lo hace completamente, pues un pedazo, por insignificante que sea, siempre permanece entre nosotros. Randy Blythe tomó ese pedazo y lo convirtió en “The Duke”, en honor a su buen amigo Wayne Ford. Por diferentes razones, la banda decidió no incluir el tema en su último trabajo. A Blythe no le importó y pensó que incluso era mejor así, pues quizá la canción hubiera pasado desapercibida. En ese momento surgió la idea de grabar un EP, no solo para honrar su memoria, sino para concienciar al mundo sobre la leucemia y, más especialmente, sobre la necesidad de conseguir que aumente el número de donantes de médula, tan necesarios para evitar tantas muertes por leucemia o por otras enfermedades relacionadas con la sangre.
Una vez puestos en antecedentes, una vez ya sabemos lo que se esconde detrás, diseccionemos brevemente este trabajo. El EP se compone de cinco temas: dos temas completamente nuevos y versiones en directo de tres de sus temas incluidos en su más recientemente publicado larga duración.
En “The Duke” podemos escuchar a un Randy Blythe limpio, alejado de los guturales a los que nos tiene normalmente acostumbrados. Según comenta el propio cantante, primero se grabó la música y él escribió la letra inmediatamente después de la muerte de Wayne, a partir de sus propias conversaciones y de lo que su esposa y familiares le contaron sobre él. Hay mucha emoción honesta latente en este tema, pues ambos forjaron una muy buena amistad en un lapso de tiempo relativamente corto. El tema, como no podía ser de otra forma, habla sobre la fugacidad del tiempo y es un carpe diem en toda regla. Una guitarra limpia en seguida da paso a un riff de lo más groove marca de la casa. La melodía es bastante pegadiza, como también lo es su estribillo, todo un alegato a la inmortalidad del alma. Quizá no haga las delicias de los más fieles seguidores de la banda, pero si de una cosa puedo estar seguro es de que los heavies también tenemos nuestro lado más tierno, en el cual también tienen cabida composiciones de este estilo, escritas con el corazón.
“Culling” es la otra novedad de este trabajo, la cual acabaron de pulir justo a tiempo para poder ser incluida en este EP. Data de su época Wrath (2009), aunque quizá tenga un aire más cercano a las composiciones de Sacrament (2006), que posiblemente sea su mejor álbum hasta la fecha. Es thrashy y heavy a partes iguales, y le sobra toda la mala leche que a su predecesora le falta. Chris Adler, batería de la banda y considerado como de lo mejorcito del panorama metal actual, se sale, y claro ejemplo de ello es ese delicioso fill que nos regala hacia el minuto 2:40… totalmente gratuito, por otro lado.
Los últimos tres temas que cierran el EP son, como ya hemos adelantado, versiones en directo de tres de sus temas más emblemáticos aparecidos en VII: Sturm und Drang, que en su día fuera bautizado como una mezcla bastarda entre la era As the Palaces Burn (2003) y la era Wrath (2009) / Resolution (2012), pues en él encontramos la mayoría de los elementos más característicos de ambas épocas. Recordemos que, después de la muerte de un fan en la cual Blythe se vio involucrado, éste fue acusado de homicidio y posteriormente encarcelado en una prisión checa. Aunque finalmente fue absuelto, pasó más de un mes en confinamiento, mientras que el elevado coste de su defensa legal minó los recursos de la banda. Obviamente, esa experiencia tuvo un impacto en la banda en general y en Blythe en particular. Pero la experiencia es una gran fuente de inspiración, y estos tres temas son una clara reflexión sobre el pasado. Como era de esperar, el encarcelamiento ocupa un lugar central en los temas del álbum. La historia que relata sus experiencias en la prisión en la que se encontraba (“Still Echoes”); el efecto que tuvo sobre él (“512”, que era el número de su celda); o los aspectos más amplios de la encarcelación mental a la que estamos sometidos por los medios (“Engage the Fear Machine”). Todas esas formas de esclavitud inundan ese álbum, de los mejores, por cierto del pasado 2015 para muchos de los miembros de esta redacción y para la prensa especializada.
Junto con la edición de The Duke, Lamb of God ofrece también la posibilidad de adquirir los siguientes artículos, cuyos beneficios irán íntegramente destinados a la Leukemia & Lymphoma Society (www.lls.org):
- Disco de Oro de Randy Blythe de su Ashes of the Wake (2004)
- Guitarras firmadas
- Copias formadas de las letras escritas a mano
- CD’s de The Duke (2016) firmados
- LP’s de The Duke (2016) firmados
- Copias firmadas del libro de Randy Blythe Dark Days: a Memoir
Artículo publicado originalmente en Metal Symphony Website: https://www.metalsymphony.com/lamb-of-god-the-duke-ep-nuclear-blast-records/.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.