Lantern – Dimensions

Lantern se formaron en la fría Finlandia en 2007 y tras un par de demos y un EP nos sorprendieron con un primer disco llamado Below (2013) y su posterior II: Morphosis (2017) que dieron bastante bombo y platillo. Un estilo oscuro y que sabe mezclar perfectamente el black y el death con gran maestría en una onda bastante progresiva con infinidad de arreglos y una atmósfera opresiva y llena de detalles.

Se mueven en una onda similar a grupos como Adramelech, Sepulchral Curse, Corpsessed y Venenum con un alto componente de oscuridad que está presente durante los casi 40 minutos que completan las seis canciones que lo componen.

Empiezan a saco con «Strange Nebula» en la que combinan unas guitarras exquisitas en todos los aspectos. La voz es un punto a tener muy en cuenta ya que aporta ese halo de maldad que le hace falta a esta banda sonora del terror. Y es que es inevitable pensar en el cine de terror de los años 60, 70 y 80, una clara influencia para un gran número de generaciones.

Las progresiones a las que nos someten son impresionantes y nos muestran una faceta algo diferente y original, aunque ya sabemos que esto de innovar en la música es bastante complicado. No sé, tienen un sonido especial y único, y claro que tienen sus influencias pero logran meterte de lleno en su particular mundo musical.

Una canción de más de siete minutos como presentación no está nada mal pero no os asustéis, la cosa se pone más normal a partir de la segunda «Beings» ya que la sorpresa la tienen para el final, una pieza que supera los 14 minutos y que puede impresionar al principio. En esta siguiente nos muestran su cara más black metal aunque no dudan en apretar el freno para ofrecernos un portal al mismo infierno generando una tensión increíble. La vena progresiva también se ve acrecentada en determinados puntos pudiendo recordar a grupos de otro palo, pero que en definitiva quedan geniales.

La más corta del disco es «Portraits» y se trata de una canción diferente, mostrando una faceta más suave y delicada en su inicio para luego entrar de lleno en un mundo de enmarañados riffs que exudan majestuosidad por todos su poros. Su ritmo es bastante raro y se trata más de un puente que nos lleva directamente a «Cauldron of Souls», épica y poderosa a partes iguales nos hará mover las greñas a base de bien. Aquí aceleran sin compasión y se vuelven una bestia desencadenada. Un himno, sin duda, con un final muy de la vieja escuela.

«Shrine of Revelation» es la más black de todas con un inicio que puede recordar a decenas de grupos nórdicos con unas frías guitarras que se van metiendo de lleno entre la batería inundando nuestro subconsciente en una amalgama de pequeñas disonancias. Como podéis comprobar esta gente tiene mucho arte y es que han parido un gran disco lleno de diferentes intensidades.

Nos deleitan con una parte bastante doom de cadencia lenta que nos aplasta sin compasión y creo que deberían abusar algo más de estos detalles. También es verdad que actualmente estoy muy metido en rollos de funeral y eso siempre ayuda, pero es que les ha quedado genial a esta gente. De nuevo nos ofrecen algún que otro detalle progresivo pero sin perder su identidad.

Ya con el título «Monolithic Abyssal Dimensions» nos avisan que la cosa viene más que pesada y no decepcionan para nada. Puede asustar su larga duración pero en cuanto estás metido ya no hay escapatoria. Su inicio es misterioso con bajo y guitarra como protagonistas hasta que arremeten contra nosotros para desplegar las alas demoníacas y deleitar nuestros oídos con pura maestría.

Nos van mostrando una gran variedad de pasajes en los que no se frenan para mostrar su cara más experimental con algunas partes bastante extrañas pero que dentro del conjunto quedan bastante bien. Ese aroma vintage les queda que ni pintado en una sucesión de impactos sonoros en una onda Excoriate o Venenum. Una canción difícil de describir en su totalidad, así que mejor será que la escuchéis vosotros mismos. Es puro arte.

Un trabajo oscuro que hará las delicias de los puristas más exigentes ya que desborda calidad. Un disco hecho por y para el culto a la muerte, al horror y a lo oculto.

Robert Garcia

Death, thrash, djent, dark, progresivo, doom, black, experimental, jazz, clásica, electrónica… La música me mantiene vivo, es una droga que da sentido a este extraño sueño llamado vida. Músico autodidacta, guitarrista, cantante y enfermo de escuchar y escuchar música sin parar.