Quien originalmente conoció el éxito siendo el líder de Soundgarden, el vocalista (y ahora mito) Chris Cornell, forjó una carrera exitosa después de la desaparición de la banda en 1997, ya fuera como líder de Audioslave (Rage Against the Machine + Cornell) o como solista. Nacido en Seattle el 20 de julio de 1964, su carrera musical no tomó forma hasta que no llegó a la adolescencia, época en la que comenzó a tocar la batería en una banda de covers local. Aunque pasó la mayor parte de su adolescencia en solitario, el rock le ayudó a superar sus inquietudes para con los demás. Después de abandonar la escuela secundaria y trabajar como cocinero, Cornell sentó las bases de la que se convertiría en la más influyente banda grunge de la historia, Soundgarden, a mediados de los 80. Él asumió las funciones vocales, junto a su amigo Hiro Yamamoto (bajo), Kim Thayil (guitarra) y, finalmente, Matt Cameron (batería). A partir de entonces, discazos, giras mundiales, vaivenes, locura y una trágica y, hasta el día de hoy, misteriosa muerte.
Recuerdo que ahora hace poco más de un año me desperté una buena mañana después de tratar de digerir la muerte que, hasta el día de hoy, más me ha afectado. Recuerdo que la pesadilla no finalizó con el sonido de la alarma de mi móvil. Recuerdo… y recordaré durante toda mi puta vida que ahora hace un año Chris Cornell, quizá el mejor vocalista de la historia del rock, junto con Mike Patton, había muerto. Al igual que sucede con todas las pérdidas que hemos venido sufriendo dentro del mundo del rock, a día de hoy todavía me parece surrealista, falsa e inimaginable. Pero ahí está…
Si ha habido una banda de Seattle de la era del grunge que más y mejor ha representado lo que esa ciudad significa en la historia de la música, más que cualquier otra… más que Nirvana y Pearl Jam juntas (¡ojo!), esa es Soundgarden. Ellos eran realmente Seattle.
Recordemos el genio, la figura de Cornell, a través de mis cinco canciones preferidas.
«Hunger Strike»
Álbum: Temple of the Dog (1991)
Autor: Chris Cornell
Temple of the Dog nació cuando Chris Cornell escribió dos canciones en honor a su buen amigo Andrew Wood, quien murió de una sobredosis de heroína en marzo de 1990. Wood era el vocalista de una prometedora banda de Seattle llamada Mother Love Bone, y compartía risas y escenarios con Stone Gossard y Jeff Ament, quienes estaban formando una nueva banda que acabaría por convertirse en Pearl Jam. Cornell se asoció con ellos y con el guitarrista Mike McCready (Pearl Jam) con la intención de grabar algunas de las canciones de Wood junto con esas dos pistas tributo de Cornell. Pero de alguna manera les preocupaba el hecho de que estuvieran «explotando» el trabajo del bueno de Wood, por lo que los chicos decidieron lanzar un álbum completo a modo de tributo a Wood, y llamaron a la banda Temple of the Dog en homenaje a parte de una de las letras de Mother Love Bone, «Man of Golden Words»:
«Wanna show you something like the joy inside my heart
Seems I’ve been living in the temple of the dog.»
«Hunger Strike» fue la última canción grabada para el álbum; Chris Cornell la escribió porque solo tenían nueve pistas y, esto es cierto, no le molaba nada los números impares.
El mismo verso se repite dos veces, ya que Cornell sintió que ya había dicho todo lo que llevaba dentro con solo esas palabras. Tras estos versos, todo lo demás no es más que coro y puente, lo cual funciona a las mil maravillas «por culpa» del segundo vocalista de la canción, Eddie Vedder (Pearl Jam). Gracias a ambas voces, este tema realmente gana en presencia y en protagonismo, le da empaque al trabajo y se convierte, sin lugar a dudas, en el punto culminante del álbum.
«Seasons»
Álbum: Singles: Original Motion Picture Soundtrack (1992)
Autor: Chris Cornell
Si algún día me atrevo a hacer un Top 5 sobre las bandas sonoras que más me han impactado en mi vida, sin lugar a dudas, esta será una de ellas. Singles (1992) es algo así como una carta de amor de su director, Cameron Crowe, a la ciudad de Seattle y a su prolífera escena musical. De hecho, cada milímetro del metraje de este filme está impregnado de amor sin compasión hacia La Ciudad Esmeralda.
La conmovedora, discreta y pausada contribución de Cornell a esta banda sonora surgió a partir de una obra de ficción: una cinta de cassette grabada por Cliff Poncier, personaje interpretado por el actor Matt Dillon tras separarse de su banda (de ficción), Citizen Dick. Cornell se encargó de secuestrar y de escribir canciones para esa cinta, una de las cuales es esta balada. De hecho, la cinta existe realmente. Consta de de cinco temas, entre los cuales están «Spoonman», que años más tarde grabaría el propio Cornell con su banda Soundgarden, o «Flutter Girl», incluida en su primer álbum en solitario.
«The Day I Tried to Live»
Álbum: Superunknown (1994)
Autor: Chris Cornell
1994, el año en que se lanzó Superunknown, fue un año bastante raruno… por lo menos en los Estados Unidos. Tonya Harding Vs. Nancy Kerrigan. Lorena Bobbitt mutilando miembros viriles. La tenista Jennifer Capriati y su adicción a la marihuana. OJ Simpson… de todo un poco, para todos los gustos.
Aquí estamos, un par de décadas después, y de lo único que estoy seguro es que Superunknown (1994) todavía suena fuckin’ increíble. Nosotros, las personas, que llegamos a la mayoría de edad en los años 90, hemos tenido la gran suerte de ver todo lo grande que sucedió a lo largo de esa década. Nosotros, que sostendríamos que Chris Cornell es un dios entre los hombres por su arte, por un rango vocal que supera a casi todos sus contemporáneos (salvo a Mike Patton…) y por sus letras.
Estamos ante su actuación vocal más operística y, quizá, explosiva. El tema trata sobre dejar de ser un modelo, cerrado y solitario, una postura esta con la que el artista siempre tuvo problemas. Se trata de tratar de ser normal y, simplemente, salir y estar cerca del resto de personas y pasar el rato. En realidad, en cierto modo, es una canción llena de esperanza que mucha gente malinterpretó creyendo que trataba sobre todo lo contrario: el suicidio.
Con este temazo, Chris Cornell trató de abrirse y experimentar todo lo que sucedía a su alrededor en lugar de explotar y esconderse en una cueva. Maldito y miserable destino.
«Blow Up the Outside World»
Álbum: Down on the Upside (1996)
Autor: Chris Cornell
En 1996, el grunge podría decirse que ya había terminado… o que estaba de capa caída. Era hora de dejarse invadir por el post-grunge y por nu-metal… ¡tócate los huevos! Todos los artistas más icónicos del movimiento se estaban «dejando», por decirlo de alguna manera. Nirvana murió con la muerte/asesinato de Kurt Cobain dos años antes; Dave Grohl lanzaría The Color and the Shape con sus casi recién estrenados Foo Fighters en la primera mitad de 1997, un álbum con una mentalidad claramente poppy-alternativa. La esencia de Alice In Chains dejó de existir a medida que la adicción de Layne Staley iba en aumento. Pearl Jam andaban liados con Ticketmaster, y no es de extrañar que editaran el extraño e introspectivo No Code. Stone Temple Pilots y Smashing Pumpkins, las dos bandas más losers de la era grunge, estaban en manos de sus cabezas pensantes y les salieron unas movidas muy chungas. Era momento de dejar paso al rap-rock de bandas como Limp Bizkit o Incubus. Era el momento de empezar a fliparlo a base de poner a un DJ sobre el escenario. Y en medio de todo esto, Soundgarden llegó también a su fin…
Después del titánico Sperunknown (1994), lanzaron su despedida bajo el nombre de Down on the Upside (1996), que es un álbum que suena como si fuera el rugido final de una fiera que, poco a poco, va perdiendo su ferocidad y cuyas cuerdas vocales van, por momentos, apagándose y desgastado, al mismo ritmo de decadencia que el grunge.
De cuando Soundgarden vinieron a presentar Down on the Upside (1996) a Barcelona, recuerdo un par de cosas: que la noche anterior no pude dormir y que mi buena amiga Blanca no pudo ir por no sé qué mierdas, así que me encargó una camiseta que, con gusto, adquirí para ella. Lo que no recuerdo es si me la pagó o no… pero me da igual porque… ¿qué iba a hacer yo ahora con 2.000 pesetas?
Esta canción, tercer single extraído tras «Pretty Noose» y «Burden in My Hand», tiene un descarado aire blues, pero con algo más de suciedad y vibrato. ¿Quién no ha querido explotar el mundo exterior (metafóricamente… o no) en alguna ocasión? ¿Quién no ha anhelado poder aislarse y retirarse de las personas y de las presiones de la vida cotidiana? Estamos ante una canción claramente oscura, pero es precisamente en esa oscuridad en la que muchas personas más cómodas se encuentran. Y es que yo soy de los que piensan que, al igual que sucede con las películas de terror, las canciones tristes pueden hacerte sentir mejor.
«You Know My Name»
Álbum: Casino Royale: Original Motion Picture Soundtrack (2006) / Carry On (2007)
Autores: Chris Cornell y David Arnold
Con el tema principal de Casino Royale, Chris Cornell marcó el comienzo de época de Daniel Craig como Bond… James Bond, y se convirtió en el primer hombre en cantar un tema de James Bond en casi veinte años. El último fue Morton Harket (A-ha) con su «The Living Daylights», incluida en la banda sonora de The Living Daylights (1987), la undécima y última banda sonora de Bond compuesta por el compositor John Barry. Cornell era fan de Bond y de Craig, pero también amaba los paralelismos con los temas de Bond de antaño, como cuando Sir Paul McCartney escribió y cantó el tema «Live and Let Die».
«You Know My Name» fue lanzada en el invierno de 2006 y se convirtió en la canción más exitosa de Chris Cornell en las listas de rock y, posiblemente, su canción más reconocida y popular. El tema alcanzó su punto máximo en el número 79 en el Billboard Hot 100 y el número 64 en el Billboard Pop 100. Chris ganó varios premios gracias a ella y hasta obtuvo una nominación a los Grammy. Y no es para menos, pues si no existiera Casino Royale, alguien tendría que crearla y articularla entorno a esta pequeña obra de arte. Suena como si el ya difunto John Barry la hubiera compuesto en una tarde de subidón poético. Es un trabajo tan bueno que, para la inmensa mayoría, es la mejor canción de Bond en años, a la altura de «Goldfinger» de Shirley Bassey o «A View to a Kill» de Duran Duran.
Tema épico como la copa de un pino y una de las pocas aportaciones musicales que Rebeca me ha permitido añadir a su mochila de temazos… ♥
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.