Aunque muchas bandas han logrado ganarse el odio de padres y medios en todo el mundo a lo largo de las últimas décadas, podría decirse que solo artistas de la talla de Alice Cooper, Judas Priest o, más recientemente, Marilyn Manson han empatado al siempre controvertido Ozzy Osbourne. El ex líder de Black Sabbath ha sido muy criticado por su carrera, principalmente debido a los rumores que lo situaban de la mano des mismísimo Lucifer. A pesar de su reputación, nadie puede negar que Osbourne ha tenido un efecto inconmensurable en el heavy metal. A pesar de no poseer una gran voz, su talento lo compensa con su buen oído y talento para la dramátización y la teatralidad sobre los escenarios. Como showman no tiene precio y en sus shows en directo siempre han abundado el gore y el glamour.
Nosotros no somos muy de pasarelas… pero sí de sangre y vísceras. ¡Larga vida al Señor de la Oscuridad!
«Crazy Train» by Ray Molinari
Álbum: Blizzard of Ozz (1980)
Autores: Ozzy Osbourne, Bob Daisley y Randy Rhoads
Si alguien podía salir bien parado de irse de una de las más grandes bandas de la historia, ese era Ozzy. Separarse de Black Sabbath no es, como era, una tarea al alcance de cualquiera, pero este loco lo saco salió adelante.
Con su primer disco en solitario, puso los fundamentos de que sería su nueva vida, y nos mostró lo bien que lo podía llegar a hacer si se rodeaba de gente como Bob Daisley, Lee Kerslake, Don Airey y, sobre todo, junto a la bestia que era Randy Rhoads, quien solo pudo grabar Diary of a Madman (1981) con la banda, antes de su muerte en 1982. La canción es un solo constante de Randy, que borda su trabajo en este clásico de la historia de la música.
«Mr. Crowley» by Joan Calderón
Álbum: Blizzard of Ozz (1980)
Autores: Ozzy Osbourne, Bob Daisley y Randy Rhoads
Corría el año 1980, Ozzy había sido expulsado de Black Sabbath. Cuentan las crónicas que por sus problemas con las adicciones varias con las que siempre ha tenido que lidiar, sobre todo alcohol y drogas. Una desastrosa decisión, en mi humilde opinión. Para mí, Black Sabbath son paleo-heavy metal, la piedra filosofal de un género, de una forma de vida.
Después de sobreponerse a esa expulsión lanzó Blizzard of Ozz (1980) un disco más hard rockero y con un descubrimiento a la guitarra: Randy Rhoads, un portento a las seis cuerdas que aun echamos de menos después de ese desafortunado accidente aéreo. Ese disco tiene varios clásicos que han perdurado en el tiempo y en el repertorio en directo de Ozzy. Uno de esos temas es “Mr. Crowley”, una conversación imaginaria entre Osbourne y Aleister Crowley, ocultista y místico de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Empieza con un órgano aderezado con synths de la época y una voz de Ozzy que evoca a Crowley, con un riff marca de la casa con el synth de fondo tan ochentero. Es un medio tiempo que bebe de las influencias de su banda anterior. Un solo de guitarra impresionante en el ecuador de la canción y al final de esa fiera de la guitarra, Roads, nos demuestran que la carrera en solitario del bueno de Ozzy tenía un grandísimo futuro, y que Randy era un descubrimiento superlativo.
Un tema eterno.
«Bark at the Moon» by Rubén de Haro
Álbum: Bark at the Moon (1983)
Autores: Ozzy Osbourne, Jake E. Lee y Bob Daisley
Bark At The Moon (1983) es un álbum que ha ido creciendo lentamente en mí durante años, aunque, de buenas a primeras, no me acabara de convencer del todo. La guitarra de Jake E. Lee (efectivamente, no es Randy Rhoads, entre otras cosas porque… ¡estaba muerto!) es bastante llamativa, y la canción que da título genérico a este tercer álbum de estudio en solitario del líder de Black Sabbath es ciertamente un clásico de Ozzy… ¿EL clásico? Discutamos…
En un mundo perfecto, no necesitarías «cantarle» a la luna para llamar la atención, y el bueno del Sr. Osbourne no tendría porqué disfrazarse de hombre lobo. Aullidos y puertas de color carmesí bajo un aire azul claro, bañado todo ello por una agresividad metal tan bien definida por Jake. Así es este tema, la mejor canción que jamás haya escrito Ozzy, quien ruge cual lobo a lo largo de todo el trabajo.
El tan identificativo riff inicial es de lo mejorcito que jamás se haya escrito… y esos solos (sí, porque hay dos), tan rápidos y tan difíciles de seguir, al menos para mí, que no tengo ni puta idea de tocar la guitarra.
Mención aparte merece el videoclip que podéis ver aquí abajo: clase y serie B a raudales. Un claro ejemplo de porqué los años 80 fueron tan increíbles. Un Ozzy con un traje completo de hombre lobo arrastrándose pels puestus. ¡Clásico!
«No More Tears» by Manuel Damea
Álbum: No More Tears (1991)
Autores: Ozzy Osbourne, Zakk Wylde, Mike Inez, Randy Castillo y John Purdell
Tema Incluido en el sexto álbum en solitario de Ozzy Osbourne, lanzado al mercado el 15 de octubre de 1991 y que sirvió al músico británico para llegar a los primeros puestos de las listas de todo el mundo.
«No More Tears» fue compuesta por Ozzy junto al productor John Purdell y a Zakk Wylde, lo que supuso para este último la consagración como nuevo guitar hero. Por si alguien aún dudaba de él, grabó para la ocasión un solo que está dentro de la lista de los mejores solos de la historia.
La canción es de las mas largas publicadas jamás en la carrera del artista británico en solitario y, sin embargo, también es de las más simples, con una base rítmica repetitiva de bajo y una batería muy pegadiza, acompañada, eso sí, de grandes riffs marca de la casa Wylde.
«Perry Mason» by Rubén de Haro
Álbum: Ozzmosis (1995)
Autores: Ozzy Osbourne, Zakk Wylde y John Purdell
Quizá este «Perry Mason» no aparezca nunca jamás en ningún otro Top 5 sobre el Señor de la Oscuridad, pero estamos ante un temazo que mola mil, perteneciente ya al Ozzy más moderno, a ese que llevaba gafas redondas a lo John Lennon y que le costaba un poco moverse por el escenario.
El significado de esta canción, que abre Ozzmosis (1995), es algo confuso, pues uno podría pensar que habla sobre el abogado de ficción Perry Mason, protagonista de toda una serie de libros escrita en los años 30 por Erle Stanley Gardner, y que años más tarde (1957-1966) se covertiría en una serie de televisión protagonizada por Raymond Burr. Pero si sigues la letra, hay algo que no cuadra. ¿Por qué iba Ozzy a escribir o dedicarle una canción a un tipo que se hizo famoso en la televisión mientras él era un crío? La canción se llama «Perry Mason» porque la gente no hace más que escuchar sobre el abuso de drogas en la televisión, en todo momento… pero a nadie le importa hasta que le toca de pleno. La canción habla sobre los duros efectos del abuso de drogas. ¿A quién llamaremos si tenemos un problema así? Pues a un abogado, a Perry Mason, claro está.
Si te paras a leer y analizar la letra, verás que narra la historia de un tipo que consume cocaína con sus amigos. El personaje en cuestión lee en un periódico que uno de ellos muere (primer verso), probablemente asesinado tras un ajuste de cuentas. Pero a este tipo realmente no le importa, porque lo único que necesita son las drogas (puente), y el resto se la suda un poco bastante. El segundo verso trata sobre el abuso y el impacto que tienen en la sociedad estas sustancias. Finalmente, la canción «muere de sobredosis».
Es una pista increíble, una de las más duras del álbum. El solo de guitarra es genial y los riffs de bajo son increíbles. Me da a mí que la única relación entre Ozzy y el señor abogado ficticio son las cuerdas sintetizadas que reproducen el tema principal de la serie Perry Mason al comienzo de la canción. ¡El riff de bajo durante el estribillo es increíble! ¡Grandes, Zakk Wylde y Geezer Butler! Una de mis canciones favoritas de Ozzy, y no solo por la guitarra…