The Black Dahlia Murder, originarios de Michigan y cuyo nombre hace referencia al infame asesinato de Elizabeth Short, de 22 años, también conocida como la Dalia Negra, en realidad parece que deberían vivir en Escandinavia, donde se originó gran parte de la frenética mezcla de death y black que tanto les ha inspirado a lo largo de su ya dilatada carrera.
Aprovechando que a finales de este mes (28 de abril @ sala Bóveda) nos volverán a visitar, en esta ocasión acompañados por una banda neutral, como son los suizos Virvum, hemos preguntado en la redacción de nuestro particular Cuore del Metal si hay alguien que sepa distinguir algún tema del resto, para confeccionar este nuevo Top 5, un clásico ya de los lunes de Science of Noise.
Tendero, ¿tiene Trevor Strnad? ¡Pues póngame una docena, oiga! Más bonico él…
“What a Horrible Night to Have a Curse” por Joan Calderon
Álbum: Nocturnal (2007)
Autores: Trevor Strnad, Brian Eschbach y Ryan Knight
Curiosamente, cuando iniciamos la idea de hacer un Top 5 sobre The Black Dahlia Murder, ningún plumilla de tu revista de referencia metálica eligió el que a mí me parece el tema capital para entender a los de Trevor Strnad. El tema en cuestión, “What a Horrible Night to Have a Curse” de su álbum de consagración Nocturnal (2007), el tema más popular en términos absolutos, a juzgar por el número de reproducciones en Spotify.
Se me puede acusar de Felipe, pero el corte en cuestión recopila de forma magistral lo que es TBDM a lo largo de su ya dilatada carrera. La personalísima voz de Trevor, riffs cortados, pesados, veloces. Solo de guitarra de la vieja escuela death metalera… Todo. Y transmite perfectamente el desquicie mental que nos proponen. Influencias death melódicas, pasajes cercanos al black metal, un poco de grindcore… Eso es TBDM, sin trampa ni cartón.
The Black Dahlia Murder es una banda disfrutable 100%. No van a inventar nada nuevo. No van arriesgar. No van a inventar la nueva piedra filosofal del metal extremo, pero están siempre ahí, entregando trabajos notables y coherentes. Un valor seguro. Y esta mala noche para tener una maldición es, para mí, el tema más representativo de la banda. El tema que le pondría a alguien que no los conozca. Enjoy!
«I Will Return» por Albert Vila
Álbum: Deflorate (2009)
Autores: Brian Eschbach y Ryan Knight
Con The Black Dahlia Murder me ocurre una cosa: siempre que los escucho los disfruto mucho, y esa especie de blackened tech death metal sucio y de espíritu punk que hacen, me parece genial. Cada disco que va saliendo me satisface notablemente y, en general, hay pocos temas que recuerdo haber escuchado de ellos que, en el momento, me parezcan mediocres. ¿Pues qué bien, no? Pues sí, pero no. Porque al igual que me ocurre con estilos tan dispares como el post rock o el NYHC, casi todo lo que escucho me gusta de buenas a primeras y digo «Oh qué bien, como mola esto», pero se acaba el disco y no me acuerdo de absolutamente nada. Y es que creo que tanto a esos estilos que menciono (exceptuando algunas bandas, claro), como a estos The Black Dahlia Murder que nos ocupan, les falta algo que no es tan fácil de tener: memorabilidad.
Por ese mismo motivo, me ha resultado bastante complicado escoger una canción a destacar de los americanos, porque no tengo tan claro que tengan temas realmente «destacables». Para estrechar el cerco, por lo menos tenía claro que me quedaría un corte perteneciente a alguno de mis dos álbumes favoritos (o, al menos, los que más he escuchado) de la banda, Deflorate (2009) y Ritual (2011). Mi primera idea era quedarme con la genial «Moonlight Equilibrium» (esa sí que mola), el segundo tema del álbum de la portada verde, pero he visto que mi veloz compañero Robert Garcia ya la tenía pillada.
Así que como (abro paraguas) la inmensa mayoría de las canciones de la banda me suenan bastante parecidas y ya no viene de aquí, he decidido escoger esta «I Will Return», el último corte de Deflorate, para que este disco publicado en 2009 también tenga su cuota de representación en este artículo: ritmos frenéticos, blast beats, voz viperina, riffs culebreros y motivantes, guitarras ocasionalmente melódicas, potencia y contundencia sónica por un tubo. En resumen, un tema magnífico que, aún así, parece escurrirse por el desagüe de mi memoria a la que cambio de disco. Qué le vamos a hacer.
«Moonlight Equilibrium» por Robert Garcia
Álbum: Ritual (2011)
Autores: Brian Eschbach y Ryan Knight
Esta canción fue el primer single y adelanto del disco Ritual (2011) y, literalmente, me voló la cabeza. Los había podido ver en acción en la gira Bonecrusher en el año 2010 y me gustaron mucho, así que me puse a seguirles en serio.
En esta canción tenemos todo lo que se espera de una canción de los de Detroit. Velocidad, riffacos, solos de infarto y a su cantante que no calla ni un segundo. Esto último es un punto «negativo» en su música ya que a veces no deja que nada respire y vale, tiene merito, pero en muchas ocasiones acaba cansando. Es hiperactivo.
Esta canción es como una montaña rusa en la que siempre estás cayendo sin control, pero todo viene empaquetado a las mil maravillas. El trabajo de las guitarras es excepcional y el dinamismo de las mismas te hace mover las cervicales sin parar. Tres minutos y medio de locura y la mejor canción del disco, no siendo superada por ninguna otra que, aunque son buenas, no llegan a este nivel.
«Into the Everblack» por Rubén de Haro
Álbum: Everblack (2013)
Autor: Trevor Strnad
Si bien me gusta todo lo que he escuchado de estos buenos mozos de Waterford, he optado por escoger un tema de Everblack (2013), una gran secuela a su Ritual (2011), y la que quizá sea una de sus obras más «centradas» hasta la fecha, muy a pesar de los notables cambios que afectaron a la banda por aquel entonces.
Everblack es el primer álbum que presenta al nuevo batería Alan Cassidy, quien reemplazó a Shannon Lucas, y al nuevo bajista Max Lavelle, quien llegó en sustitución de Ryan Williams. El álbum es toda una declaración de intenciones y una bofetada en todo el careto de la peña que les acusaba de estar tirando por otros derroteros más suavecitos. De hecho, el nombre y el contenido del álbum es la respuesta a los haters que, en su día, les acusaran de haber «cambiado de dirección» como resultado de su participación, por ejemplo, en el Warped Tour del año 2013, al lado de bandas como Reel Big Fish o Goldfinger, entre otras muchas.
Este Everblack está repleto de notables evoluciones que se mueven hacia el death e incluso el black metal, y eso es lo que más debería de importarnos. Todos los temas tendrían que sernos familiares con tan solo unos primeros segundos de escucha (quizá, un poco lo que dice Albert más arriba), pero esa clara evolución -recordemos que venimos de Ritual, su trabajo más melódico hasta la fecha- se hace evidente de inmediato. Los riffs, aunque sí es cierto que conservan un poco de melodía, son bastante más violentos que cualquier otra cosa que hubiera grabado la banda, y un claro ejemplo de ello es «Into the Everblack», que es donde uno nota que el álbum funciona a las mil maravillas, a pleno rendimiento. Brutalidad en estado puro. En este tema, la banda pone un claro énfasis en lo borricos que pueden llegar a ser en oposición a los elementos más melódicos y técnicos de la banda, que quizá estén más presentes en sus álbumes anteriores. Sus riffs son de los más pesados del álbum. Sin embargo, no me malinterpretéis, pues todavía hay bastante melodía a lo largo del álbum. Everblack es, por así decirlo, un balance entre melodía y brutalidad, en el que la báscula cae del lado de lo tochos y cazurros que pueden llegar a ser estos muchachos. Especial ojo al espectacular solaco que se casca Ryan Knight hacia la mitad de este «Into the Everblack».
Una de las partes más interesantes de esta canción, por cierto, es que utilizan las palabras escritas en la tumba en la portada del clásico de Entombed Left Hand Path (1990):
«Rest in festering slime
Here burns the souls of a thousand generations
Join the club.»
The Black Dahlia Murder es una de esas bandas que, sin duda, lo llevan todo al siguiente nivel, y de ahí, al siguiente. Una de esas rara avis que parecen superarse, álbum tras álbum. Qué lejano queda ya su espectacular Nightbringers (2017)… ¡hay ganas de más, copón!
«Widowmaker» por Dídac Olivé
Álbum: Nightbringers (2017)
Autor: Trevor Strnad
Brutales, veloces y con su componente oscuro y de terror. Me cautivaron la primera vez que los escuché y han pasado a ser uno de mis grupos actuales preferidos. Un death moderno, pero sin componentes core de por medio, cosa que se decía en sus inicios y yo, aún, no los he encontrado… También dicen que BDM es mezcla de death y melodeath, joder, pues cómo me gustaría entonces que los grupos que tocan death melódico sonaran igual que los norteamericanos. The Black Dahlia Murder es de esos grupos difíciles de encontrar, salvando distancias y esperando que los trves no se me tiren a la yugular, pero estos chicos están en el mismo saco que bandas como Obituary o Motörhead. Me explico. ¿BDM tienen disco malo? No. ¿Se salen de la tónica y encuentras una progresión entre discos? Tampoco. ¿Canciones similares? Of course. ¿Son los putos amos? YES. Por lo tanto, están marcados por el mismo patrón que los grupos antes descritos. No salen de la “zona de confort” pero, ¿para qué si lo que hacen es jodidamente bueno, lo controlan a la perfección y sus fans están encantadísimos con su estilo?
Hablando de fans, como uno de ellos, me quedo con el 90% de sus temas, y podría escoger cualquiera, pero finalmente me decanto por un tema del Nightbringers (2017), del último disco quizá un poco por debajo de los anteriores, pero sigue siendo espectacular y muchos grupos ya les gustaría haber vomitado esto. El tema en concreto es “Widowmaker”: canción exquisita. Con su comienzo oscuro y tenebroso, con un Cassidy en modo Satán, como una máquina de palomitas perfecta y el resto del grupo a la par, como siempre. Con el jovencísimo nuevo guitarra que en ningún momento te hace echar de menos al anterior y un solo brutal, maléfico y chirriante. Y Trevor… ¿qué podemos decir de sus magníficos registros y su aura simpática y friki? En fin, he cogido esta canción finalmente casi al azar, porque en mi perversa mente, rápidamente me vienen como otras 20 obras maestras igual que esta…
Para mí, no hay grupo igual hoy en día. Y punto.