Como bien sabréis, porque os hemos rallado hasta la puñetera saciedad, este fin de semana tuvo lugar la fiesta en la que celebramos nuestro primer aniversario. La preparación no fue fácil y, después de un par de giros inesperados, tuvimos que rehacerlo todo para acabar anunciando el concierto solo un par de semanas antes de celebrarse. En pleno agosto, y en el mismo fin de semana que Barcelona veía también los conciertos de Carnifex y de Nervosa (conciertos ambos a los que yo habría asistido a gusto), las chances de éxito eran algo dudosas. Pero por un montón de razones, el percal resultó ser un éxito. Nos quedamos a menos de diez entradas para el sold out y tanto el público, como las bandas, como la sala y nosotros acabamos más que encantados. Por ello, toca artículo altamente masturbador de todo lo aquello que nos puso los pelos de punta. Ya me perdonaréis, os prometo que en unos días volveremos a la normalidad. 🙂
Born in Exile
Born in Exile es una banda que apareció hace casi nada y, con el valioso soporte de un discazo de debut como es Drizzle of Cosmos, a cada concierto crecen a pasos agigantados. Los vimos en la sala Sidecar hace poco y también lo hicimos en el Rock Fest. Comprobamos como se desenvolvían sobre el escenario y como respondía la gente con ellos. Por ello, creíamos que podían ser un gran reclamo para nuestra fiesta, y la verdad es que no nos equivocamos: trajeron a muchos asistentes (verdaderos fans que se entregaron a su actuación desde las empaquetadas primeras filas) y otros que no los conocían me vinieron personalmente a decir que quién coño eran esta gente porque habían flipado con ellos. Y todo gracias a una música contundente pero pegadiza, a un directo preciso y potente y a una Kristina Vega que se come escenarios grandes o pequeños con insultante facilidad gracias a un vozarrón y a una presencia escénica envidiable. ¿Habéis visto nunca a bandas locales así tener que firmar entradas una tras otra al acabar sus conciertos? Yo ya os digo que no. Promotores del mundo, hacedme caso, estos tíos tienen cada día más tirón y lo van a petar: contratadles antes de que se disparen.
Kai Mars
Kai Mars es un grupo que siempre nos ha gustado (por no hablar de la otra banda de su teclista Juan, claro, Noah Histeria, que son la ostia). Su primer EP me parece maravilloso y el segundo, algo más tranquilo y menos evidente para mis oídos mayormente metaleros, tiene una clase espectacular. Cuándo buscábamos bandas para completar nuestro cartel nos surgió la oportunidad de traer a los de Xàtiva, y os debo confesar que teníamos nuestras dudas: por un lado, son una banda genial y la oportunidad de ser los primeros en traerlos a Barcelona era un caramelito muy goloso. Por otro, la mayoría de los fans de la revista son gente más afín al metal extremo, con lo que quizás no iban a apreciar a la banda como creíamos que se merecía. Pero a pesar de ello, decidimos tirar adelante, y la verdad es que fue todo un acierto. A pesar del contratiempo de venir sin guitarra, el hoy cuarteto dio un concierto elegantísimo que mantuvo a todo el mundo atento y disfrutando verdaderamente de cada una de sus canciones. El año que viene presentan nueva música, y yo de vosotros estaría muy atento. Bueno, o estad atentos a nosotros que os lo contaremos seguro.
El Kararocker
Para empezar, sin el Kararocker esta fiesta no hubiera ocurrido nunca. Porque no sé si lo sabéis, pero este es un evento que tiene lugar una vez al mes en la Sala Rocksound, y para esta ocasión nos dejaron compartir su noche con ellos para montar nuestro tinglado. Sí, son colegas nuestros, pero desde el principio teníamos claro que queríamos que nuestra idea de fiesta de presentación (que se ha convertido en fiesta de aniversario por temas obvios de retraso temporal) contara con ellos por muchas más razones: es un festival garantizado y genera un torbellino de excitación entre cantantes y cantados absolutamente adictiva, que hace que todo el mundo olvide sus vergüenzas y se emocione ya sea cantando (algunos muy bien, algunos no tanto), agarrando una guitarra de plástico para rebentarse las cervicales o hacerse nudos en las falanges (hola) o vitoreando los temas desde el público. Las dos horas y media que duró se nos pasaron volando, y demostraron de nuevo que son el fin de fiesta perfecto. Cuando volvamos a montar algo así, espero que ellos estén ahí también.
Los regalos
El nivel de regalos que teníamos era de impresión… entradas, camisetas, CD’s, DVD’s, toallas, suscripciones a revistas… Quizás tuvimos incluso demasiados regalos hasta el punto de que algun sorteo que otro se hizo eterno, pero es que la respuesta a nuestras demandas de ayuda y colaboración sobrepasó con mucho todas nuestras expectativas. No quiero pecar de falso modesto: la verdad es que gente como Madness Live, Century Media, Nuclear Blast, Rock Fest, Metal Hammer y tantos más quisieran formar parte de nuestra fiesta es un indicador obvio de que lo estamos haciendo muy bien. Y yo estoy muy orgulloso de ello.
Pero más allá de los regalos en sí, lo que moló de esto es que mucha gente se pudo llevar algo. Dijimos a priori que pensábamos que podíamos dar algún premio a una cuarta parte de la sala. Pues al final sorteamos más de cuarenta cosas, y ahí dentro había unas 130-140 personas, con lo que que acabó siendo, incluso, algo más que eso. Desde encima del escenario, ver las caras de sorpresa y alegría de cada uno de los afortunados a los que les tocó algo y subían ansiosos a buscarlo (incluso mi amigo Jordi, fan de Kiss, a quién le tocó una camiseta de Marduk) es una de las cosas que más feliz me pusieron de toda la noche.
La sala Rocksound
La sala Rocksound es el mejor sitio posible para hacer eso, no me jodáis. Hacía un calor infernal, eso seguro, pero en carisma y poso rockero no le gana nadie. Además de su simpatía y receptividad a nuestras demandas (que siempre se agradece), su situación privilegiada, su tamaño ideal y sus horarios flexibles hicieron que mucha gente pudiera hacer doblete con Carnifex, Nervosa o The Wailers, ya que todo estaba al lado y acababa mucho antes que nosotros. ¡Larga vida al Rocksound!
El público
Pero por supuesto, ya podíamos tener bandas que molaran, kararocker divertido, regalos a punta pala y una sala rebosante de carisma, que si no hubiera venido ni el tato esto hubiera sido un fracaso. Pero no, vinieron muchos. Durante el concierto vinieron unos 130, al borde del lleno, y durante el Kararocker (cuando ya habíamos retirado la taquilla) vinieron unos cuantos más. Sabíamos, porque lo hemos visto día a día de este año tanto en visitas como en respuesta en las redes sociales, que Science of Noise cuenta con la aprobación del público rockero y metalero barcelonés, pero una cosa es clicar un enlace o dar un like y otra muy distinta levantarte del sofá y dejarte unos dineros (pocos, pero dineros al fin y al cabo) para venir a pasar calor en una sala empaquetada. Me hizo especial ilusión ver a taaantas caras conocidas, tanto anónimas como respetadas de la escena barcelonesa y catalana a todos los niveles: músicos, periodistas, fotógrafos, promotores y fans multidisciplinares de todo tipo que considerásteis que nuestra propuesta y nuestra fiesta merecía vuestro apoyo. Lo hicistéis viniendo y lo hicistéis de palabra, que yo creo que no me he llevado tantos piropos en una noche desde que iba de pequeño a dormir a casa de mi abuela. Una y mil veces, ¡Muchas gracias!
Mis compañeros de Science of Noise
Siempre he sido una persona tirando a conformista. Soy bueno en algunas cosas y no soy tan bueno en muchas otras, pero aunque no me puedo quejar para nada de mi vida personal ni profesional, más bien al contrario, nunca he pensado que podía triunfar de verdad o que me podía comer el mundo haciendo lo que fuera, sino más bien era de los que ponía palos a mis propias ruedas, pensando lo típico de que «uff… ¡cuánto curro conseguir tal!» o «qué complicado llegar a cual!», «ya mejor ni empiezo». Pero la aparición inesperada de Science of Noise (esto lo gestamos cuatro tíos en media tarde) hace únicamente un año, ha hecho que mi visión y mi actitud cambiara de forma radical y casi mágica. No sé si seremos tan grandes como Mariskal, Rafa Basa y The Metal Circus y en veinte años estaremos pinchando en el Rock Fest, y ni tan siquiera sé si nos llegaremos a sacar nunca un sueldo de esto, pero en realidad eso, a día de hoy, me dá bastante igual, ya que de lo que sí estoy seguro, y ese y no otro es nuestro objetivo, es de que los que somos podemos y queremos hacer de Science of Noise la mejor revista que hay. Y lo sé porque la gente que está detrás lo disfruta y lo cree posible igual que lo hago yo: implicados, ilusionados, talentosos, divertidos, generosos, ambiciosos, empáticos, frescos, inventivos, respetuosos, profesionales, sin competiciones, motivados, con conocimiento y amor tanto por la escena local como por los grupos más grandes, con las ideas claras y con la mirada del tigre.
Empezamos cuatro y ahora somos más de veinte (muchos más de los que salimos en esta foto). Amigos que he conocido a través de esto y que hemos acabado unidos por una pasión, una ilusión y un proyecto común. Y eso mola más que todo lo que he dicho hasta ahora. Todo el mundo que ha entrado aquí me ha hecho el impagable regalo de sentir Science of Noise como algo suyo, y Science of Noise no para de crecer en calidad, cantidad, diversidad y credibilidad gracias a ello. Y sí, claro que hay mucho curro para mantener todo esto, y tanto, pero hacerlo junto a esta gente es un placer y una motivación diaria. Por cierto, que si estás leyendo esto, te sientes identificado con ello y piensas que como molaría unirse a este equipo para ser tú también clave en el crecimiento de esta revista, por favor envíame un email a info@scienceofnoise.net, que en Science of Noise hay sitio para todos.
Fotos: Manuel Damea (Science of Noise) / Silvia Diez (Missaghast Photography) / JM Llovera (Imago Mei) / Rubén de Haro (Science of Noise)
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.