Parece que fue ayer que éramos unos mozos y teníamos el orgullo de sabernos las mejores rolas de una banda medio punkarra nacional que respondía al nombre de Ska-P. Pues siento deciros que han pasado 25 años de ese momento en el que el disco El vals del obrero tenía un sitio especial en nuestra estantería, fuese CD o cassette, casi todos teníamos una copia de él.
Aprovechando que ayer cumplió 25 años, nos hemos animado a sacar a relucir nuestras vivencias con la banda euskalmadrileña, recordar esa época de acné en nuestras caras, esa época en la que aún no teníamos canas o calvicie…ni hijos ni hipotecas. ¡Nuestra juventud vamos! ¡A disfrutar!
«El Gato López» por Alex Añez
Álbum: El vals del obrero (1996)
Autores: Pulpul, Joxemi, Julio, Kogote, Pako
Quizás estamos ante uno de los fenómenos musicales más curiosos de la historia del panorama nacional, y más teniendo en cuenta hacia la vertiente conformista y censurable en la que se ha volcado nuestra sociedad. Allá por mediados de la década de los noventa, aun quedaba algún resquicio de bandas reivindicativas de lo llamado punk español abanderadas por grandes festivales referentes a nivel nacional. Desde ese mundillo aparecieron músicos que supieron dar una vuelta de tuerca al estilo, como los vallecanos Ska-P. Supieron acercarse a un público que quizás veían en el punk nacional excesiva crudeza a nivel sonoro gracias a su fusión con un estilo mucho más accesible de ska y desarrollando composiciones de una calidad poco discutible. Desde aquí supieron llegar a hacerse un hueco en las emisoras de todo el país con aquel Cannabis que no necesita presentación ni comentario por mi parte.
Por aquella época y yo como adolescente, mi vena rebelde way pedía a gritos ser lo más revolucionario de mi casa, y como C. Tangana tenía 6 años cuando salió El Vals del Obrero (1996) tuve que conformarme con bandas como Def Con Dos, La Polla Records o S.A. que me acompañaban en mi pequeña trifulca personal, y Ska-P me dieron muchas batallas a favor.
La elección de El Gato López está determinada por ser la primera de este segundo trabajo de la banda y de su contundencia para empezar un álbum que les dio muchas alegrías como músicos. Cuenta la historia de este personaje de la calle, inconformista y rebelde de clase obrera que lucha por sus derechos desde la oposición a una sociedad capitalizada y alienada, reflejo de los ideales de la banda y que representan una y otra vez en sus letras. Se trata de un tema veloz y festivo muy representativo de esta época del grupo, viendo en discos posteriores como la evolución compositiva y los coqueteos con múltiples estilos latinos supieron darle un hueco a nivel internacional sorprendente y merecido a mi parecer.
Los de mi generación los tenemos muy presentes en nuestra memoria y os invitamos a volver al inconformismo fundamentado donde mover el culo no era la manera de revelarse contra el sistema.
«Ñapa Es» por Beto Lagarda
Álbum: El vals del obrero (1996)
Autores: Pulpul, Joxemi, Julio, Kogote, Pako
Madre mía 25 años… tenía por aquel entonces 12 años cuando conocí a Ska-P. Era una de las bandas del momento junto a los Celtas Cortos. La pre-adolescencia se visitó de ska y de letras afiladas que, en mi casi, casi no comprendía. ¿Qué coño es el “Cannabis”?, ¿O un “Paramilitar”?. Entonces no comprendía la mayoría de las metáforas directas o indirectas pero me gustaba ese ritmo ska, alegre y jovial. Y es algo que sigue gustándome de ese disco tras 25 años.
Tampoco es que escuche a Ska-P en la actualidad, pero un remember siempre apetece. Me hace sentir joven y me trae muchos, muchos recuerdos. Ska-P era el top en mi colegio cuando cursábamos 2º de ESO (creo recordar…), recuerdo analizar las letras, poner los cassettes en el autobús al salir de excursión… muchos momentos grandes al son de Ska-P.
El vals del obrero (1996) contiene canciones atemporales. “El Gato Lopez”, “Ñapa Es”, “El Vals del Obrero”, “Cannabis” forman parte de la banda sonora de mi vida y de la de muchos jóvenes de los 90. También había temazos en Eurosis (1998), en Planeta Eskoria (2000) y ya menos en Que Corra La Voz (2002). Al ritmo que crecíamos íbamos abandonando Ska-P. Pero siempre queda el recuerdo de esa juventud sin caducidad.
Y para adornar mi top, escojo “Ñapa Es”, una de las canciones que más escuché en esa etapa. Una canción afilada cual cuchillo que destripa sin piedad las clases sociales y políticas de las Españas más cañís. Siempre me encantó el estilo in crescendo despiadado de la canción, y la manera de rajar sin filtros de to kiski. Ese punteo de guitarra aflamencada, esas castañuelas…
TEMAZO. Gracias Ska-P por poner bandas sonora a mi juventud.
«El Vals del Obrero» por Abel Marín
Álbum: El vals del obrero (1996)
Autores: Pulpul, Joxemi, Julio, Kogote, Pako
Sant Boi, una noche más del otoño / invierno de 1998. Lo que en principio era una quedada tranquila con mi amigo Juanjo acabó convirtiéndose en una noche inolvidable. No iba a salir y me lié como si del libro del mismo nombre, escrito por Chimo Bayo, se tratara. Todo empezó con la ingesta desenfrenada de sangría en La Última Taberna, uno de los tantos lugares de reunión antes de la existencia de tantos móviles, motivada por el fatídico juego del ocalimotxo (versión alternativa del clásico juego en la que en todas las casillas se invita a beber) que curiosamente mi amigo llevaba encima. Lo ocurrido durante la partida lo dejaremos para otra ocasión.
Con más bebida que comida en el cuerpo y bastante más desinhibidos, salimos para dirigirnos al Camaleón (actualmente ya no se llama así) a terminar la noche. Los que conocen Sant Boi saben que ese era el último bar donde acabábamos la ronda antes de dirigirnos a casa o para continuar la fiesta dirección Barcelona o L’Hospitalet de Llobregat.
Durante el corto trayecto que separan ambos locales, ya nos habíamos encontrado con algún amigo más que se unió a la ronda. Una vez allí el reencuentro con los habituales desencadenó en más rondas de alcohol y cánticos a capella, himnos entre los que se encontraba el «El vals del obrero» que nos ocupa. Tal fue la turra que dimos con la cancioncita de marras que el encargado de la música acabó pinchándola, bien sea para contentarnos o callarnos y evitar las miradas desesperadas de los que nos rodeaban. Ya sabemos los molest@s que nos ponemos cuando bebemos. A partir de ahí una enorme laguna.
Al día siguiente, tras la enorme resaca y el eterno juramento siempre incumplido de «no volveré a beber así«, la vergüenza propia se apoderó de un servidor cada vez que descubría, siempre por boca de otras personas, lo que ocurrió esa noche. Este hecho provocó que me tirara un año sin entrar al bar donde acabamos la fiesta y que 23 años después aún siga sin saber del todo lo ocurrido.
Si habéis llegado hasta aquí pensaréis que mierda os he contado, pues es una porción de lo importante que es esta canción y el disco que recientemente ha cumplido 25 años de su publicación. Consciente de lo rápido que pasa el tiempo, aún guardo con cariño el cassette original que tantas veces reproduje y curiosamente no me lo llegué a comprar en otro formato.
Manda huevos que después de unos meses sin tocar un teclado se me presente la enorme responsabilidad de escribir sobre la canción que da título al disco y que junto a “Gato López” y “Cannabis” son las canciones que más recuerda la gente. ¿Son las mejores? Eso es algo que cada uno valora en función de como le haya marcado. En mi caso he de decir que “Cannabis” me acercó a ellos, como a tantos, pues se escuchó hasta la extenuación y porque no decirlo, al aburrimiento. Pero “El vals del obrero” podría haber sido el single de presentación sin ningún tipo de problema, no únicamente porque diera título y temática a esa clásica portada, la del pequeño obrero librándose de las sogas que los atan como a una marioneta manipulada por el poder fascista. Es una canción que te atrapa lentamente con su inicio de ranchera para pasar a ser un punk / ska desenfrenado al grito de “¡Resistencia!” y ese compás de vals. ¿Canción perfecta? Posiblemente sea una temeridad afirmarlo, pero es una montaña rusa de emociones que la convierte en la mejor de su carrera.
Creo haber dicho en alguna ocasión, y si no lo digo ahora, que mis inicios en este mundillo fueron a través del rock más clásico y el punk. Grupos clásicos como Loquillo y Los Trogloditas, Los Rebeldes, Siniestro Total, La Polla y Extremoduro eran habituales, años más tarde Kojón Prieto y los Huajolotes se añadieron a las fiestas de amigos. Con esto quiero decir que la particular mezcla de ranchera, punk y ska, a la que se unió una festiva y reivindicativa letra, me atrapó desde el primer momento convirtiéndose en la más coreada hasta la afonía siempre que teníamos ocasión.
Por cierto, es de justicia reconocerles la lucha y la calidad de su propuesta, pues por muchos es sabido que a pesar de la popularidad en “Ñapa es” (ya me entendéis) durante estos años se les ha tenido más estima fuera de nuestras fronteras que aquí.
Añorados aquellos tiempos en los que el rock y el metal tenía algo de presencia en radio y televisión, ya sabemos que somos muy nuestros a la hora de preservar nuestra esencia underground, pero molaba mucho ver greñas, crestas, actitud y distorsión en las listas de ciertos programas de la época.
«…insistimos… ¡Re-sis-ten-cia!«
«Romero el Madero» por Dídac Olivé
Álbum: El vals del obrero (1996)
Autores: Pulpul, Joxemi, Julio, Kogote, Pako
25 años de un disco icónico en nuestro país y de nuestro país. Con él, Ska-P se catapultó a la fama y en poco tiempo pasó a ser, probablemente, nuestro grupo más internacional, post Héroes del Silencio, pre Mägo de Oz. En mi recuerdo queda el momento en el que un compañero de clase comenzó a rular un cassette de un grupo de ska, y nos iba diciendo que lo escucháramos, que era diferente, era la caña y lo estaba petando. Aunque mi memoria me empieza a fallar (la edad y las, demasiadas, embestidas a mi cerebro han hecho mella), diría que hablo sobre finales del 1996, tenía 15 años vaya. Recuerdo esa época con cariño, donde los grupos te los recomendaban tus colegas y no Spotify. Precisamente fue un caso similar con lo que me pasó unos meses antes con el disco homónimo de Animales Muertos, cassette que también nos pasamos toda nuestra clase. Aunque debo decir que no podemos comparar la calidad musical de unos y otros. Aunque en el caso de Animales Muertos, su estilo más Oi! y para hacer circle pits, pogos, lo que sea, compensaba su crudeza y “simpleza”.
Volviendo a Ska-P, es un grupo que si me preguntan canciones posteriores, no tengo ni puta idea, sinceramente. A mí me gustaba el metal. Pero es que este disco, al menos en la ciudad donde vivo, Igualada, fue un bombazo a nivel general. Solo recuerdo que tanto daba si eras metalero, (heavy en esa época) y lo tuyo era Maiden, Metallica, Pantera o In Flames. Si eras maquinero e ibas a Scorpia con el “chumba chumba”. Si lo tuyo ya era el ska con Dr. Ring Ding o Dr. Calypso. Si eras más de lo alternativo con Rage Against the Machine o Manu Chao, o si te flipabas con Oasis y Garbage. Da igual, este álbum llegó a TODO el mundo.
A mis oídos llegó una especie de ska punk metalizado y fiestero, que aunque no ser lo que mi cuerpo me pedía, sus letras, su fiesta y sí, también su música, no podía dejar de escuchar y bailar. Vamos que mi lado alternativo sacaba la cabeza. Y es que este disco tiene tantos temas buenos, que hasta nuestras abuelas se conocían «Cannabis» o el «Vals del Obrero». Huelga decir que escuchándolo ahora, en general hay demasiados temas que no han envejecido bien (aunque no dejen de tener su punto atemporal), e incluso «Cannabis» la he bailado tanto en el local con los colegas, (waka en boca) en las fiestas mayores y en cualquier otro sitio, que la encuentro insípida y hasta me aburre.
Con la excusa de su aniversario, re escuchando el CD, (sí, en su momento solo por lo que me había aportado me lo compré, igual que el de Animales Muertos, o muchos otros) no dejé de asombrarme por la rabiosa actualidad de temas como «Ñapa es» o «Romero el Madero», igual que como he comentado, otras que ya se ven demasiado añejas, ya sea por la letra, musicalmente o por las dos cosas. Así que me quedo con el tema “Romero el Madero”. Siempre me ha gustado ese aire festivo que lleva, sin dejar de lado su crítica social a ciertos miembros del cuerpo de policía (seré políticamente correcto y no quiero generalizar). Y es que la letra no tiene desperdicio, canción totalmente vigente por las actuaciones policiales recientes (1-O, Alsasua, las cada vez más rebeliones en nuestro país, por la gente hastiada de que nos tomen el pelo como y cuando quieren, o sin ir más lejos la actuación de los dos policías de Linares, fue otra gota que colmó el vaso). Todo esto hace que a parte de contener música divertida y amena, nos recuerda que las cosas siguen igual, o peor, que hace 25 años. Ah y también que nos hacemos mayores…ha ha ha.
«Animales de Laboratorio» por Puti Allin
Álbum: El vals del obrero (1996)
Autores: Pulpul, Joxemi, Julio, Kogote, Pako
Ocho o nueve tiernos años contaba yo cuando cayó en mis manos El Vals del Obrero. Lo que escuchaba por esa época eran mayormente los clásicos, Led Zeppelin, Deep Purple, Leño, mucho (muchísimo) Kiss… y, salvo algún contacto esporádico en algún recopilatorio, aún no había tenido demasiado contacto con nada que hubiera sido demasiado influenciado por el punk. Así que cuando escuché los ritmos absolutamente fiesteros de Ska-P, con esos vientos animando el cotarro y esas evidentes ganas de dar por saco pero sin dejar de pasarlo bien, fue para mí todo un soplo de aire fresco.
Y si hubo un tema que desde las primeras escuchas me atraía, era “Animales de laboratorio”. Debe ser que ya me tiraban los sonidos más oscuros como los que le dan las trompetas al tema, o como el acordeón en el tramo en el que Pulpul narra las barbaridades que hacen con los animales.
Supongo que por aquel entonces no me di cuenta, pero empezaba a vislumbrar la importancia que podía tener en una canción el crear un ambiente acorde al mensaje a transmitir. Y, desde luego, la mezcla de sadismo, rabia y desesperación de éste, le crean un envoltorio inmejorable.
Veinticinco años después, pese a estar bastante desconectado de los últimos lanzamientos de la banda, he de reconocer que sacaron una buena lista de temas que no sólo eran muy buenos , si no que la mayoría han envejecido de forma envidiable.
«Sexo y Religión» por Sergi Vila
Álbum: El vals del obrero (1996)
Autores: Pulpul, Joxemi, Julio, Kogote, Pako
Ay, ay, ay, ay, ayDisfruta de la vida y a follar que son 2 díasY que nadie te reprimaRebelion contra la hipocresia