Guthrie Govan, Bryan Beller y Marco Minnemann son músicos reconocidos mundialmente y virtuosos en sus respectivos instrumentos. Cada uno cuenta con una larga carrera habiendo estado en bandas o tocando con artistas de la talla de Steven Wilson, Joe Satriani, Steve Vai, Asia, Necrophagist o Dethklock.
En 2011 decidieron formar un trio de rock instrumental, mezclando a la vez multitud de estilos como folk, jazz, metal, funk, etc. De ahí surgió el supergrupo The Aristocrats, que han sacado ya cuatro discos de estudio y tres en directo. Son conocidos también por su sentido del humor, y prueba de ello es la actuación a la que pudimos asistir el pasado miércoles 12 de febrero en la sala 2 de Apolo.
Sin telonero alguno, su concierto empezó puntual y bastante temprano. Teniendo en cuenta lo que les gusta explayarse entre canciones, teníamos que contar con más de dos horas de show. Empezaba a sonar “Mule Train” de Frankie Laine a modo de introducción mientras los tres músicos salían a sus posiciones y empezaban a improvisar sobre la canción. Los encargados de los mástiles apenas tenían espacio entre sus amplificadores detrás y sus pedaleras y monitores delante, aunque al escenario no le faltaba profundidad, simplemente todo el equipo estaba más adelantado. Minnemann contaba con un amplio set de batería con unos 10 platos en total, dos goliats y dos cajas.
“Blues Fuckers” era la elegida para comenzar, un tema frenético que exagera los clichés de ese estilo. El sonido ya fue prácticamente inmejorable desde el principio y a un volumen adecuado. La combinación de una buena sala, ser la única banda y contar solo con tres componentes seguramente facilitó la labor de los técnicos.
Siguiendo las presentaciones de rigor, el bajista Bryan Beller pidió al público que no usara los teléfonos móviles durante la actuación, y parece que se lo toman bastante en serio, pues repartidos por la sala habían varios carteles con el mismo mensaje. Además, cuando algún despistado lo sacaba para grabar, los técnicos de escenario no tardaban en apuntarle con la linterna y hacer gestos para que lo guardase.
Él mismo nos contó sobre su disco más reciente, You Know What…? (2019) y en particular sobre su primer corte, que interpretaron a continuación: “D-Grade Fuck Movie Jam” es lo que indica el nombre, una banda sonara mala para una película porno mala, en palabras del propio Beller. Caracterizada por el abuso del efecto wah-wah en la guitarra y la inclusión de un cencerro que sujetaba uno de los técnicos, este tema suena mejor en directo que en el disco.
A continuación fue el maestro Govan el que nos habló para introducir “Spanish Eddie”, una pieza con muchos toques de flamenco que para mí sobresale entre las canciones de su nuevo disco. Las partes acústicas con punteo híbrido (púa y dedos a la vez), los solos jazzeros y la sección metalera de la parte final la convierten en un clásico instantáneo.
Era el turno de Minnemann para hablar (hasta sacó una chuleta para dedicarnos unas palabras en catalán) y presentar una de sus composiciones que nos transportó al viejo oeste. “When We All Come Together” derrocha folk americano por todos lados, con partes de banjo que no sonaron en directo ya que prefieren no llevar samplers, pero Guthrie hacia que no se notara con su guitarra.
Siguieron con una más de su nuevo álbum, la historia de una pareja de delincuentes que le robaron a Beller sus bajos y demás material antes de ser rastreados por él mismo gracias a las redes sociales. Para ponerle banda sonora, el bajista compuso “The Ballad of Bonnie and Clyde”. Es curioso como sus canciones, a pesar de ser instrumentales, tienen todas su tema y muchas de ellas cuentan una historia en concreto.
Llegó la hora de volver a sus inicios con “Get It Like That”, un tema jazz fusión con un tremendo riff de guitarra que se va repitiendo en distintas secciones. Aprovecharon esta para dejar solo a Minnemann, que se recreó con un solazo de batería impresionante que duró al menos cinco o seis minutos. Incluyeron también su famoso número con el cerdo y el pollo de juguete, que nunca deja de ser divertido.
Govan volvió a coger el micro para contar la inspiración detrás de la suave y triste “Last Orders”, que no era otra que la hora de cierre de su pub favorito. Interpretaron esta sentados, y acto seguido el guitarrista sacó un libro ilustrado que usó con mucha gracia para explicar la temática de “The Kentucky Meat Shower”. Un tema alocado de influencia folkie que sale de su disco Tres Caballeros (2015).
Siguieron con “Desert Tornado”, donde Minnemann demostró una vez más su gran técnica e independencia detrás de los parches, en un tema especialmente complicado. Se despidieron con la calmada pero genial “Flatlands”, de su debut homónimo, antes de juntarse en medio del escenario para saludar… Pero el público quería más.
Al grito de “One more song!”, los tres peludos cogieron sus instrumentos de nuevo para una final “Smuggler’s Corridor”, también con unos aires muy del far west. Pusieron el público a cantar durante la parte final de este último tema, que culminaba un espectáculo de dos horas y cuarto de duración. Si tenéis la oportunidad de verles en directo, os lo pasaréis bien aunque no seáis fans de la música instrumental o del rock progresivo. The Aristocrats consiguen no aburrir en un show tan largo a parte de hacer disfrutar a sus seguidores.
Setlist The Aristocrats:
Blues Fuckers
D-Grade Fuck Movie Jam
Spanish Eddie
When We All Come Together
The Ballad of Bonnie and Clyde
Get It Like That
Last Orders
The Kentucky Meat Shower
Desert Tornado
Flatlands
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Smuggler’s Corridor
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.