Legado de una tragedia – Aquelarre de sombras

Joaquín Padilla sigue en su línea: discos conceptuales corales con multitud de invitados y con temáticas atractivas. El músico que ameniza el programa de La Ruleta de la Fortuna de Antena 3 ha reunido a un elenco de vocalistas que quita el hipo, además de otra ristra de músicos de primera, nacionales e internacionales. Se focaliza la obra en los últimos días del pintor Francisco de Goya en la Quinta del sordo y su amor frustrado por la ilustración, que llegó desde Francia y llevó a una España atrasada a la barbarie. Las luces de la razón idolatradas por el maestro no trajeron prosperidad a España y sí muerte y desolación.

La enfermedad y los temidos acúfenos hicieron mella en un Goya que a nivel pictórico tuvo varias épocas, todas apasionantes, que quedan reflejadas en sus pinturas, y Padilla va citando con clase los títulos de muchas de sus pinturas más famosas. Aquejado de una grave sordera que le hace oír un silbido constante, justo estamos en esa etapa en la que pintaba con el candelabro por sombrero en la “La quinta del sordo”. La etapa negra de Goya es aquí musicada con estilo, mucho trabajo y maneras. En lo puramente musical digamos que estamos ante otro paso adelante en el que la oscuridad toma el protagonismo y el heavy metal en toda su extensión explota a un enorme nivel.

“La quinta del sordo” abre fuego con mucha calidad y situándonos en la acción con un Francisco de Goya (interpretado por Joaquín) ya mayor viendo el estado de las cosas y de la España de la época. Canción teatral en la que el piano avanza en clave triste para meternos de lleno en los casi 10 minutos de “Brujas y nigromantes”. Impresionante trabajo de coros y juegos vocales en los que hay cabida para los guturales de Marc Storm. Cabe destacar el piano incesante, el doble bombo de Carlos Expósito y unas letras muy trabajadas. A todo ello las labores de composición son estelares. Hay momentos en los que la música deriva hacia el black metal estilo Cradle of Filth, y todo bien hilvanado y elegante.

“Desastres de la vejez” parece más amable y luminosa en su inicio con múltiples voces, aunque son más de 11 minutos de tema en el que la cabalgata de invitados te hace disfrutar. Y aquí el señor Padilla se me gana puesto que se adentra en terrenos muy Savatage combinándolos con el estilo de Opera Magna. Estribillo de mucho gancho en una música netamente progresiva. Genial la voz en growl que cita uno de los más conocidos cuadros del pintor: “El sueño de la razón produce monstruos”. Hay momentos instrumentales muy sólidos y mezcla y producción son impecables.

La monumental suite “Rapsodia del caos” sube hasta el cuarto de hora de duración y el clavicordio es el instrumento escogido para dar comienzo a todo este largo viaje. El teclado de Manuel Ramil y los pasajes que encierra son puramente de metal progresivo. Hay esos Dream Theater en el radar. La línea vocal y el gran estribillo vuelven a acercarnos a Tobias Sammet, pero esos sabores orientales son puramente Symphony X, y nos alegramos de la irrupción de Isra Ramos en su parte.

“Misantropía” es un tema netamente heavy metal con growls de Diva Satanica, y curiosamente posee un interludio muy próximo a Avalanch, que les queda de fábula, todo sea dicho. Es una demostración de las muchas cosas que encierra cada corte pues hay incluso voces de soprano, y, por momentos, nos acerca a Avatasia, que es uno de los grandes referentes de Padilla. Un didgeridoo da la entrada en “Los secretos de la noche inmortal”, que son 11 minutos de pieza extensa y variada, como lo es este disco.

“Los hijos de Mefistófeles” vendría a ser el single ideal para lanzar en el que podemos percibir la oscuridad, las orquestaciones y el inmenso trabajo de arreglos, pero a la vez hay una evidente melodía en un corte accesible y muy logrado. El único punto flaco del  disco es quizá que hay algunos vocalistas sobreactuados y en más de una colaboración hay más ímpetu y ganas que meterse en el papel, a pesar de que todo brilla. No entraré en nombres pues no haría falta…

Hay un bello tema de enlace que sirve para cohesionar la historia y lleva por nombre “La desazón del alma”. Calmada, música descriptiva que acentúa la tristeza y alude al título. El final lo pone la breve, aunque exquisita “Hasta encontrar la luz”, que es puro lucimiento vocal de una Chus Herranz que despide la obra de la mejor manera. La verdad es que la intensidad y pasión con la que canta transmite perfectamente lo que es su personaje y la letra.

No es ninguna novedad que le demos un 9 a Legado de una tragedia pues siempre que Joaquín Padilla edita algo las puntuaciones bordean la excelencia. Si Britania se te hizo corto, prueba con este Aquelarre de sombras del que no vas a salir decepcionado para nada. Trabajo concienzudo tanto en lo musical como en la preparación del concepto y dotado de un elenco de músicos y vocalistas sencillamente espectacular. ¿Qué espera Leyendas del Rock y el propio Padilla a llevar esto al directo? De verdad que no sólo sería un gran cabeza de cartel, es que sería algo histórico para el rock nacional.

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.