Aphelion (2021) es hijo de los tiempos, un resultado de la pandemia y posiblemente un accidente pues no estaba previsto como disco. Cuando el mundo dio un vuelco los grupos tuvieron más tiempo que nunca para dedicarse a componer, a los arreglos o a mil detalles, incluso a desempolvar ideas y proyectos casi olvidados. Los noruegos Leprous iban a por un EP, pero la cosa creció y creció hasta el punto de que nació Aphelion… y de verdad que es absolutamente disfrutable para sus fans.
Si para algunas y algunos el Pitfalls (2019) fue un bajón de calidad considerable y un meterse en terrenos lejanos para una de las mejores bandas de progresivo de este presente siglo, puede que volváis a reconciliaros con ellos en Aphelion, su sexto disco de estudio ya. El disco es completo, variado, toma riesgos, mantiene el estilo de siempre y añade una lucha constante, no cruenta, entre sintetizadores y orquesta. Convencerá a todos sus fieles, de eso no hay duda.
Las 10 canciones son realmente inspiradas y un poco quedan a medio camino entre Malina (2017) y el ya mencionado Pitfalls, así que un poco recogen cable, pero tampoco del todo… Ellos crean música sin pensar en etiquetas y transitan por el pop con excepcional elegancia sin renunciar a esos momentos netamente progresivos. La voz de Einar Solberg sigue siendo estelar y su composición, al lado de un rutilante elenco de músicos, hace que Leprous sean un monstruo prog que es firme realidad y con ganas de seguir protagonizando el futuro.
Los singles que han sacado hasta el momento me parecen apabullantes como puede serlo “Running Low”, en la que ya te avisan de que al grupo le encanta todo lo orquestal, y si económicamente pudieran, seguro que las orquestas serían un punto de apoyo en sus directos. Gran inicio de aires inquietantes, muy puramente Leprous, y subidas de intensidad con violines. A subrayar ese solo de violoncelo. Uno de los grandes momentos del disco.
El inicio de “The Silent Revelation” muestra unos aires muy Focus en la guitarra de Tor, muy a lo Jan Akkerman, pero es la batería de Baard Kolstad lo que te sorprende, primero por la pegada que pasa a la delicadeza jazz con escobillas. Un single definitorio de lo que alcanza el grupo en la actualidad. Posiblemente sea el estribillo más perfecto de la obra.
Siguiendo con los singles toca ahora hablar de una de esas que te toca hondo: “Castaway Angels” por ese sentimiento conseguido con las acústicas de Robin, casi acariciadas mientras Einar vuelve a sentar cátedra con su expresiva voz. Hay genialidad respaldada por la calidez y ese sonido totalmente analógico.
Muchísima atención al tema que cierra la obra, la teatral y cambiante “Nighttime Disguise” pues muchas y muchos se darán con una gran sorpresa, especialmente en el tramo final del tema. Reaparecen las voces guturales de su líder tras ofrecer antes un amplio catálogo de posibilidades y recursos. Una especie de paleta repleta de colores con hilo conductor y final apoteósico. Si buscas agudos imposibles a falsete y ver como Einar va más allá de sus límites vocales prueba de verdad esta canción: más de siete minutos de maravilla, con dejes claramente de Porcupine Tree.
El resto de los temas brilla, pero no con tanta luz como los previamente mencionados. “Out of Here” es un medio tiempo opresivo con mucho protagonismo de teclados y atmósferas, pero con detalles técnicos muy elegantes. Hay puntos de conexión con los Porcupine Tree iniciales. En “Silhouette” hay mucha profundidad compositiva, un Einar jugando con su amplio rango vocal y con muchos juegos de sintetizadores.
“All the Moments” es momento para que Baard demuestre sus múltiples detalles técnicos tanto de tempo como de pegada para pasar luego a medios tiempos oscuros. Es un tema de largo recorrido, rico en matices y repuntado por unas orquestaciones de cuerda que la elevan. Quizá no sea un single claro, pero es de las que sus más veteranos seguidores agradecerán de escuchar. Entre lo más experimental tocaría destacar el “Have You Ever?”, que tiene detalles deudores de Shining (la banda progresiva noruega). Einar la ama, os lo aseguro…
El art rock asoma en “The Shadow Side”, trufada de arreglos de cuerda que contrastan con esos sintetizadores que les compiten en protagonismo. Una curiosa lucha entre dos mundos entre los que deambula banda y voz con muy buenas maneras. A todo ello añádele los juegos con los volúmenes. La verdad es que la cosa es original, aunque viniendo de Leprous siempre puedes esperarte cosas como esta.
La última de la que toca dedicar unas palabras es “On Hold”, una especie de balada prog, sumamente original y con un tratamiento casi de nana. Van entrando elementos hasta que se electrifica todo y hay unas subidas excelsas por parte de un Einar que alcanza esos agudos con pasmosa facilidad. Aquí hay un punto de crooner moderno que hace que el tema sea uno de los más especiales de la obra.
Aphelion vendría a ser el punto más alejado de la Tierra respecto al sol, un título sugerente y una portada muy relacionada con los tiempos de reclusión y pandemia. Quizá el disco más “Afelión” sería el anterior Pitfalls (el más alejado respecto a su sonido clásico), por lo que creo que esta presente obra va a volver a encauzar a muchos de sus fans que quedaron ojipláticos con Leprous.
Es un gran disco, a la altura de lo que estos noruegos juegan y suelen ofrecer. Han hecho obras maestras y siguen siendo una de las agrupaciones más originales y definidas que hay actualmente. Poseen un sonido único y reconocible y demuestran que no les da miedo lanzarse a experimentos estilísticos, pero que en cualquier momento pueden recoger cable y continuar.