Detalles del libro
Título: Soy Ozzy: Las memorias de Ozzy Osbourne
Autores: Ozzy Osbourne y Chris Ayres
1ª Edición: mayo de 2018
Editorial: Es Pop Ediciones
Páginas: 375
Sabemos quien es Ozzy, ¿verdad? Black Sabbath, Ozzy, Los Osbourne… algo más que un cantante, para bien o para mal. Diría que es aquello de que el personaje se come a la persona, pero tras leer la bio, creo que no. El personaje es la persona, y eso me da cierta pena.
Criado en una de tantas ciudades grises de Inglaterra, tras pasar por varios trabajos y ver su futuro más negro que el clima británico, se une a unos muchachuelos y fundan Black Sabbath. El resto es historia, y seguro que la conoces. Y lo que no, te lo puedes imaginar: drogas, cantidades ingentes de alcohol y una cantidad de anécdotas que, si no fueran por estas dos últimas cosas, serían delirantes.
Nos explica cómo fracasa su primer matrimonio, como se forja el segundo, como hecha de menos a según quién y como está de tocada su salud, tanto la física como la mental.
Soy Ozzy es, al fin y al cabo, la desquiciada, triste y divertidísima historia de un chico de barrio que encontró una salida en la música para acabar inmerso en una espiral de locura y excesos que ya han pasado a la historia como parte fundamental del anecdotario del rock.
«En el transcurso de los años se han contado muchas locuras sobre mí. O sea, de acuerdo: ¿Le arranqué la cabeza de un mordisco a un murciélago? Sí. ¿Le arranqué la cabeza de un mordisco a una paloma? Sí. Pero luego oyes cosas como que Ozzy se presentó anoche en el concierto, pero se negó a actuar si no mataba antes a 15 perritos. Vamos a ver, ¿matar a 15 perritos? ¿Yo? Adoro a los perritos. Tengo 18 putos chuchos en casa. Aunque en mis tiempos maté a unas cuantas vacas, eso sí. Y gallinas. Estuvo lo de aquellas gallinas que me cargué en casa una noche. Todas esas locuras me atormentan. Si de pequeño me hubieras puesto en fila junto con los demás niños de mi calle y me hubieras preguntado cuál de nosotros iba a llegar a los sesenta, cuál de nosotros iba a acabar teniendo cinco hijos, cuatro nietos y casas en Buckinghamshire y Beverly Hills, jamás habría apostado por mí, ni de puta coña».
Si la lees, seguramente te reirás, pues el pobre hombre ha hecho cada cosa que pa qué, pero a mi me ha dado cierta lástima el uso exagerado que ha tenido que hacer de alcohol y drogas para vivir.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.