Adiós 2020 (por fin). Año de muchas sombras y alguna luz. Si algo ha evidenciado este año es la fragilidad de nuestro bienestar tanto a nivel económico como emocional. Muchos hemos probado el sabor amargo de los ERTEs, sino perdido o en vías de perder nuestro sustento principal, por no hablar de pérdidas familiares o reencuentros que no acaban nunca de llegar. Por suerte y para dar un poco de luz a tanta oscuridad, también hemos recuperado de alguna manera el control más racional del tiempo. Nuestra vida se ha ralentizado de tal manera que nos permite replantearnos nuestras prioridades y colocarlas en el sitio que le corresponden.
En mi caso en particular, tan solo ha sido cuestión de adaptarlas a las limitaciones actuales y darles la proporción adecuada. A falta de música fuera de casa, mucha, pero que mucha dentro, para hacerlo todo un poco más llevadero. Lo que parecía una utopía tan solo hace un año, la famosa conciliación laboral y familiar, ha tomado un poco más de forma gracias al teletrabajo, aunque nadie dijo que sería sencillo mezclar ambas cosas en un mismo espacio… Tener que lidiar con tu jefe por teléfono mientras tu vástago te la está liando parda en algún rincón del hogar, en fin, es una de tantas maravillosas experiencias que me ha regalado este confinamiento.
Los mejores discos
Este 2020 a nivel musical lo pienso recordar como el año del regreso de la veteranía. He disfrutado lo indecible viendo que siguen dando guerra, y de la buena, viejos conocidos como Deep Purple con su trabajo Whoosh, Kansas con The Absence of Presence, o UDO y su sorprendente trabajo orquestal con Das Musikkorps der Bundeswehr We are One.
Otros menos prolíficos, pero no por ello menos veteranos, que me han convencido han sido el Terminal Velocity de John Petrucci, y el 2020 de Vandenberg con Ronnie Romero a las voces.
Y en los extremos de los estados de ánimo por los que creo hemos pasado todos en algún momento en estos largos meses pasados, me he encontrado un exquisito Midnight Empire de One Desire para los momentos de más necesidad de azúcar, y un Thalassic de Ensiferum para esos otros momentos con las revoluciones más descontroladas.
Me gustaría hacer mención especial a la reedición de la obra de debut de Pure Reason Revolution original del 2006 The Dark Third que desconocía y me ha atrapado de principio a fin. Esta es la parte positiva que le he encontrado a tanto encierro, el poder ahondar, rebuscar, relacionar y finalmente disfrutar de joyitas que andan por ahí sueltas y que se nos han podido escapar por las prisas de nuestra vida anterior.
También he aprovechado para darle una segunda oportunidad al metal sinfónico que tenía bien abandonado y me quedo con un muy buen sabor de boca después de darle unas escuchas al trabajo de Nightwish Human: II: Nature.
Las mejores canciones
Esta elección va totalmente condicionada al estado de ánimo un tanto irregular de este 2020. Algunos temas positivos, aunque la mayoría introspectivos e intimistas. De haberse dado otras circunstancias, muchas de ellas hubieran sido diferentes, seguro.
Kansas – «Throwing Mountains»
Este tema suena a clásico de toda la vida, como se podría esperar de una banda como Kansas, pero con un sonido actualizado con toques progresivos y una melodía principal preciosa.
UDO – «Pandemonium»
Tema que da inicio al trabajo orquestal que se ha sacado de la manga este artista y que te da una idea de lo que va esta propuesta. Muy estilo Accept pero con el añadido de toda una orquesta y unos coros dándole mucho cuerpo.
Nightwish – «Music»
Como su nombre indica, una oda a la música con distintos pasajes, a cual más épico.
Apocalyptica – «Ashes of the New World »
Entra en esta selección por lo hipnotizante y electrificante que me resultó escucharla como apertura de su concierto en Barcelona.
Leprous – «Castaway Angels»
Leí una recomendación de Madness Live respecto a este tema y no se equivocan. ¡Imposible dejar de escucharlo en bucle! Te deja sin aliento.
Opera Magna – «¿Qué es?» (versión de la película “Pesadilla antes de Navidad” de Tim Burton)
Frikada navideña de los Opera Magna que me ha arrancado una sonrisa.
Los mejores conciertos
La verdad es que empecé el año como si no hubiera un mañana (¡y vaya si no lo hubo!) y tuve la gran suerte de ver unos cuantos conciertos en mi ciudad y fuera de ella que al menos me han dejado un buen sabor de boca y con la sensación de que el año no ha sido en blanco.
A destacar las dos escapadas a Valencia (cualquier excusa musical es buena para coger la maleta y ver mundo…) para ver a los veteranos Asfalto y mis idolatrados Dry River en la sala Rock City en enero, y a Opera Magna en la sala Moon en febrero. Del primer concierto, resaltar que fue un auténtico lujazo ver a unos Asfalto que están a punto de cumplir la friolera de 50 años en activo pero que siguen en plena forma, en parte gracias a la nueva savia de la siguiente generación Castejón: Paul Castejón. Un fenómeno de instrumentista, no se limita a la guitarra, ahí estaba también con la flauta travesera aportando un toque elegante a muchas de las piezas.
Dry River, como ya es habitual en ellos, de descojone total desde el minuto cero. Presentaban nuevo guitarrista, Guillermo Guerrero, al que le colocaron una gran L visible colgando del micro por si alguien no se había percatado del tema. Un fiestón de principio a fin. Si alguien no los ha visto en directo, mi recomendación es que lo haga al menos una vez en su vida. Ver uno de sus espectáculos es una auténtica terapia de buen rollo que te levanta el espíritu y te devuelve para casa con una sonrisa sin fin. Mi único “pero” a este doble cartel es que no hubo actuación conjunta, cosa que muchos de nosotros esperábamos, pues es bien conocida la amistad que hay entre ellos que animaba a pensar que sí la habría…
Lo de Opera Magna en la sala Moon fue de escándalo también. Jugaban en casa y se notó la complicidad absoluta con el público, formado en gran parte por familiares y amigos y algún que otro descarriad@ como yo. Suenan impecables en directo y su cantante, Juan Broseta, ¡se sale!
Y ya de regreso a la ciudad condal pude ver a los Dream Theater (por enésima vez) y al triple cartel de Apocalyptica / Amaranthe / Sabaton con pocos días de diferencia en el Club Sant Jordi. Son grandes conciertos que disfruto, pero que no me enamoran. Dream Theater son una máquina de precisión que sorprenden ya poco, aunque la ocasión de rememorar su trabajo Scenes from a Memory bien valió la pena. Y quizás el encanto del triple cartel Apocalyptica / Amaranthe / Sabaton fue precisamente ese, tres propuestas bien distintas, con colaboraciones entre ellas inclusive.
A punto ya del cataclismo, en un último momento de clarividencia, me acerqué a escuchar un poco de blues y rock n roll de la mano de Laura Cox & Jared James Nichols a la sala La Nau. Conciertazo si es tu estilo. Coincidía con el día de la mujer y me pareció una idea excelente ver un poco de arte femenino en un escenario reivindicando su lugar en el olimpo. Cuatro días más tarde se declaró el estado de alarma y con él, el fin de la música en directo tal y como la habíamos conocido hasta aquel momento.
En verano, una vez relajadas las restricciones de movilidad, quise experimentar un concierto con las nuevas medidas de seguridad, acercándome al Poble Espanyol para ver a una banda tributo de Deep Purple: Casino Montreaux. Era más la necesidad de volver a revivir las sensaciones del directo que las ganas reales de ver en concreto esa banda lo que me condujo a ese recinto. Lo dejo aquí. Raro, raro. Me va a costar repetir la experiencia y eso que soy de las personas que suelen elegir grada a pista cuando hay la opción, con eso lo digo todo.
El tema del streaming había que probarlo sí o sí para combatir la morriña y han caído unos cuantos: Kadavar, The Night Flight Orchestra, Apocalyptica, Hartmann, Doro (¡desde un autocine!) y Anneke van Giesbergen. Como sucedáneo tiene su pase y me ha servido también para poder ver gente que aún no había visto nunca en directo.
Muchas bandas se han animado a compartir antiguos directos gratuitamente durante estos meses, llevándose la palma Metallica con sus “Metallica Mondays”. Se agradecen este tipo de iniciativas que nos han hecho un poco más llevadero este calvario, que desgraciadamente, parece no tener fin. Retomamos este 2021 en el mismo punto (o peor) que dejamos el anterior. Que la música nos acompañe… ¡Mucha fuerza!
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!