Esta semana perdimos a la inigualable Tina Turner. Tras una dura batalla contra una enfermedad, la reina del rock ‘n’ roll nos dejaba huérfanos de su increíble voz. Ojalá no sirviese nunca de excusa hacer un recopilatorio de este tipo para honrar, a nuestra manera, a una artista de su calibre. Pero aquí nos reunimos para comentar nuestras vivencias personales y aprovechar para rememorar algunas de sus canciones que han pasado a ser historia del rock.
«Nutbush City Limits» por Albert Vila
Álbum: Nutbush City Limits (1973)
Discográfica: United Artists Records
Autora: Tina Turner
No quisiera dármelas de experto en la música de Tina Turner porque en absoluto lo soy, pero todos los que hemos crecido en los 80 y en los 90 hemos podido ver y vivir el respeto reverencial que se le tenía desde cualquier ámbito, tanto por su calidad y su potencia como vocalista como por su poderosa y desafiante actitud tanto arriba como abajo del escenario. A pesar de que su explosión definitiva de popularidad tuvo lugar a mediados de los ochenta gracias a grandes éxitos del pop de masas como «What’s Love Got to Do With It», «We Don’t Need Another Hero» o su popular versión del «The Best» de Bonnie Tyler , la cantante americana siempre ha sido considerada como una de las divas quintaesenciales del rock, alcanzando un nivel de iconoclastia y sobrenaturalidad que pocas vocalistas pueden igualar.
Su biografía es de sobras conocida y está al alcance de todos, así que no me corresponde desgranarla aquí, pero si algo caracterizó siempre la vida de Anna Mae Bullock (que éste es su nombre de nacimiento) es la constante obligación de superar un obstáculo tras otro. Las difíciles circunstancias de su vida habrían hundido a la mayoría, pero en su caso la ayudaron a convertirse la mujer fuerte y el referente de empoderamiento que siempre ha demostrado ser.
Vivió una dura infancia en los campos de algodón del sur de Estados Unidos, sufrió un padre abusivo y su madre la abandonó cuando tenía tan solo once años. Su primera pareja la dejó mientras ella estaba embarazada, y la relación con el que parecía ser gran amor de su vida, y también alma gemela en lo musical, Ike Turner, se tornó una pesadilla hasta el punto de intentar el suicidio en un par de ocasiones. E incluso cuando todo parecía estar superado y su carrera había alcanzado cotas de éxito inimaginables, tuvo que llorar la muerte de sus dos hijos biológicos. Casi nada.
De todos los grandes temas que nos ha dejado la trayectoria de Tina Turner, me quiero centrar en la época en la que estuvo al lado del que fuera su marido, Ike. El dúo fue uno de los principales exponentes del famoso «Wall of Sound» diseñado por el gurú Phil Spector, y alcanzó un éxito poco más que moderado en los más de quince años que estuvieron en activo. Su sonido se caracterizaba por mucho soul y mucho R&B, por versionar un montón de clásicos y por sacar algún hit menor muy de tanto en cuanto. Mi favorito de todos ellos es sin duda «Nutbush City Limits», el tema que da título al que iba a ser último trabajo de la pareja antes de separarse tanto en lo personal como en lo profesional.
Este pequeño gran himno del funk rock primitivo, publicado en 1973 y recibido con aclamación por crítica y público, une un vacilón ritmo de guitarra lleno de wha-whas con un solo de clavicordio la mar de divertido y una interpretación sublime por parte de Tina, cuyo tremendo vozarrón y presencia escénica desbordante empezarían a construir el mito que la iba a acompañar toda su vida. Nutbush fue precisamente la ciudad (aunque entonces no llegaba ni a ello) que la vio nacer y, por cierto, la canción al completo (tanto música como letra) fue escrita por ella misma sin ayuda de manos externas. No hay duda que en los ochenta es cuando se hizo grande de verdad a ojos de todo el mundo, pero la autenticidad y la fuerza que exudan canciones e interpretaciones como ésta son inigualables, y ya dejaban muy claro qué clase de artista teníamos ante nosotros.
Descanza en paz, Tina, y muchas gracias por todo.
«We Don’t Need Another Hero (Thunderdome)» por Beto Lagarda
Álbum: Mad Max Beyond Thunderdome (soundtrack) (1985)
Discográfica: Capitol Records
Autores: Terry Britten y Grahem Lyle
No hay mejor figura para reivindicar el rock femenino que Tina Turner. La única e irrepetible Tina, que nos dejó inesperadamente esta semana a los 83 años. La Reina del Rock ‘n’ Roll nos deja, pero su legado será vigente hasta el fin de los tiempos. Icónica como pocas, un torbellino sobre el escenario. Capaz de hacer saltar a miles de fieles en sus legendarios conciertos. Hoy se va un trocito de historia viva del rock. La echaremos de menos.
Sin ser seguidor incondicional de Tina, solo con tener cierto conocimiento e inquietudes, uno puede valorar por si mismo el impacto de su persona en el mundo de la música. Atrás deja una colección de himnos atemporales como “The Best”, “What’s Love Got to Do With it”, “Let’s Stay Together” o “We Don’t Need Another Hero”.
Compuesta por Terry Britten y Grahem Lyle, “We Don’t Need Another Hero” fue la canción principal en la banda sonora de la mítica Mad Max Beyond Thunderdome (1985). La canción fue nominada al Globo de Oro y al Grammy por mejor actuación femenina. Perdió los dos por cierto. Trata en formato reivindicativo en contra de la violencia y la guerra. Uno de los temazos más impactantes que ha cantado Tina Turner en todos sus aspectos. Con uno de los mejores estribillos que puedo recordar.
¡Grande, Tina! ¡Te echaremos de menos!.
«Private Dancer» por Susana Masanés
Álbum: Private Dancer (1984)
Discográfica: Parlophone Records
Autor: Mark Knopfler
“Private Dancer” estaba en mi lista de pendientes para nuestra sección de Canciones perfectas desde hace tiempo, porque así la siento como tal. El repentino fallecimiento de Tina Turner ha precipitado que le dediquemos hoy nuestro pequeño homenaje en forma de Top 5, y como no podría ser de otra manera, la elección ha sido clara e inmediata en mi caso. Empecemos su repaso por la autoría del tema, atribuible a todo un Mark Knopfler, quien en aquella época se encontraba en estado de gracia liderando Dire Straits. Este tema lo escribió para su banda, pero no cuajó, fallaba algo y era precisamente el encaje de la temática de la letra (que versa sobre una supuesta señorita de compañía) con una voz masculina (a saber cómo debía sonar esa primera demo con su voz…). Por suerte, Tina Turner se benefició de ese descarte y se hizo con este tema, llevándolo a su terreno personal, cosa que le supuso todo un reto, pues hasta la fecha no se le conocían registros similares.
“Private Dancer” representa la elegancia en estado puro, según mi humilde opinión. En él se combinan ciertos elementos instrumentales que de por sí ya son bellos, pero que combinados, alcanzan cotas mucho más elevadas incluso. Hay que irse al tema original, que no al vídeo promocional (que aparece recortado en unos tres minutos), para dar con todos ellos. Primero de ellos y principal protagonista, las teclas, piano mayoritariamente, que acompaña, en todo momento a esa aterciopelada voz de Tina Tuner que es pura sensualidad en este tema. El saxo, que nos da la bienvenida en la intro y que toma protagonismo con un solo más adelante, podría considerarse otro de esos instrumentos con clase que tan bien encajan con el concepto balada / medio tiempo profundo en el que podríamos ubicar “Private Dancer”. La guitarra limpia, sin distorsión, ayudando, que no copando la atención, con un bonito solo ejecutado por Jeff Beck. Cómo se les debió ocurrir meter percusión en un tema de estas características me parece otra de sus genialidades, pero ahí aparecen unas congas de fondo dándole ese toque rítmico tan auténtico… ¿Seguimos con la sección rítmica? Batería y bajo suenan de impresión aquí. Todos los instrumentos están metidos con precisión, entrando y saliendo cuando se les requiere, cada uno a lo suyo, pero formando un todo sin duda perfecto. Y no nos vamos sin mencionar de nuevo el instrumento principal al que estamos homenajeando, la voz, una insuperable ejecución de una Tina Turner decidida a probar cosas nuevas en su primer disco en solitario tras su rotura sentimental y musical con su ya exmarido Ike Turner. “Private Dancer” nos descubrió una nueva dimensión de la voz de esta artista, una más ligada al aspecto emocional de su persona y en consonancia con el momento vital que estaba atravesando por aquel entonces.
Tras darle unas cuantas escuchas de nuevo en bucle para escribir estas líneas solo puedo afirmar que todo lo que hay dentro de “Private Dancer” es simplemente maravilloso. No creo que haya mejor tema que este en toda la discografía de Tina Turner. Un 10 sin dudarlo.
«What’s Love Got to Do With It» por Xavi Garriga
Álbum: Private Dancer (1984)
Discográfica: Parlophone Records
Autores: Terry Britten y Graham Lyle
Reconozco que mi interés por la singular intérprete y destacable vocalista Tina Turner siempre fue bastante contradictorio. La descubrí tarde, más o menos a mediados de la infravalorada década de los ochenta, justo cuando el hard rock, el heavy metal y el neoprogresivo eran mis prioritarios gustos musicales. En cambio, en la película «Mad Max 3: Más allá de la cúpula del trueno» (George Miller, 1985) me encantó su papel de sensual villana (y aún lo sigo disfrutando cada vez que vuelvo a contemplar la apocalíptica cinta de aventuras). Posteriormente, en mi pequeña tienda de discos vendí sus álbumes, principalmente los típicos recopilatorios, mayoritariamente a un público poco entendido.
También la vi en directo, concretamente el 21 de mayo de 1987 en la Plaza de toros Monumental de Barcelona, respaldada, entre otros componentes, por el exguitarrista del grupo Wishbone Ash, Laurie Wisefield, y por el reputado John Miles (conocido por su épico hit «Music»), pero no lo tengo catalogado como uno de mis conciertos imprescindibles (pese a que ahora me apetecería revivirlo). Incluso su trepidante versión de la clásica «Proud Mary» de la Creedence Clearwater Revival fue una de las piezas habituales en casi todas mis sesiones como correcto Dj durante los años 90 y principios de los 2000. Finalmente, con el paso del tiempo y ya libre de muchos prejuicios, he ido reescuchando con cierto agrado gran parte de su repertorio.
Por esta última razón, mi elección para este Top, dedicado a la cantante suiza de origen estadounidense e inicialmente bautizada como Anna Mae Bullock, es la famosa y exitosa «What’s Love Got to Do With It» (tercer single de su insuperable redondo Private Dancer), una balada a medio camino entre el pop y el R&B, condimentada con un preciso toque de reggae, y con evidente producción sonora de la época (al igual, en el apartado visual, que su correspondiente muy emitido y sorprendentemente premiado videoclip). Una cautivadora canción de desamor, que curiosamente, nunca fue de las preferidas de la recién fallecida reina del rock’n’roll.
«Steamy Windows» por Txus Iglesias
Álbum: Foreign Affair (1989)
Discográfica: Capitol Records
Autor: Dan Hartman
Tina Turner es, simplemente, la más impactante rockera de todos los tiempos, junto a Janis Joplin, y nadie podía detener a esta inigualable, luchadora e inconfundible pantera de Tennessee.
Como Mark Knopfler había producido a la propia Tina Turner, en 1984 y el guitarrista escocés le cedió a ella, por entonces, el tema “Private Dancer”, el mismo Knopfler le pidió a su buen amigo, el vocalista y compositor de Louisiana, Tony Joe White, que también le compusiera alguna que otra canción a la cantante norteamericana, en el año 1989. Una de esas piezas era el estratosférico tema rockero, “Steamy Windows” (significa “ventanas empañadas”), donde esa talentosísima giganta llamada Tina canta con la determinación, la fiereza y el ímpetu tan habituales en ella y donde además, el propio White toca esa sugerente y dinámica armónica de corte blues.
Es éste un single cuya letra trata sobre la lujuria en el asiento trasero de un coche, con la música de la radio a todo volumen y donde se empañan las ventanas del vehículo debido al intenso respirar de los amantes. La noche había empezado con una cena romántica de dicha pareja pero el dulzón vino fue de ayuda para que todo fuese derivando en una tórrida escena sexual, la cual parece definitivamente inevitable debido una inmediatamente posterior y estimulante situación de hallarse el hombre y la mujer parados y aislados en una carretera comarcal y con el viento soplando con furia.
En cuanto a las listas, “Steamy Windows” conquistó el número 5 en Italia y Bélgica, el 7 en Irlanda y obtuvo un Top 40 en varios países de Europa; además de Estados Unidos. También, dicho sencillo ayudó, decisivamente, a que el álbum Foreign Affair (1989) capturara el número 1 en Inglaterra, Suecia, Suiza, Portugal, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Alemania y Bélgica.
Esta increíble, brava e irrepetible artista que es Tina; abría los conciertos de su gira de 1990, con la propia “Steamy Windows”, metiéndose así al público en el bolsillo, desde el primerísimo instante. Barcelona resultóuna la ciudades que ella visitó en aquel año 90, donde la volcánica Turner bajaba, ágilmente y con ligereza,por unas prolongadas escaleras mientras arrancaban las movidas notas de la canción, al iniciarse toda la memorable actuación en el Estadi Olímpic de Montjuïc.
El citado Tony Joe White, lanzó una versión, en 1991, de propio tema que él mismo había escrito y lo hizo a través de su acostumbrado estilo country-blues, con un tono de voz algo menos agresivo que el del corteoriginal. En consecuencia, este autor declaró que nunca se le hubiera ocurrido vocalizar dicha tonada al estilo de la propia Tina Turner porque nadie es capaz de cantar como ella.
Efectivamente, jamás ningún ser vivo podrá entonar acordes como la histórica, arrolladora y grandiosa DiosaTina. ELLA ES IMPERECEDERA, ELLA ES EL ROCK.
«The Best» por Jordi Tàrrega
Álbum: Foreign Affair (1989)
Discográfica: Capitol Records
Autores: Mike Chapman y Holly Knight
Cuando alguno de los grandes nombres del negocio musical muere suele suceder ese fenómeno social en el que todos hemos sido fans desde hace años, hemos seguido la trayectoria del finado y necesitamos mostrarlo en las redes sociales. Y como siempre, lo mejor en estos casos es decir la verdad, y en mi caso, es que Tina Turner no fue alguien especialmente relevante a lo largo de mi vida, no tengo ni uno de sus discos ni fui a ninguno de sus conciertos, pero… Tina Turner era una estrella rutilante, y siempre que aparecía en televisión o sacaba un single, molaba escucharlo, pues no había una mujer como ella.
En los 80 ya parecía una señora muy mayor, pero es que, siendo tan mayor, nadie bailaba como ella. Yo tenía una amiga que bailaba como Tina Turner cuando estaba de fiesta, y era siempre muy divertido, pues todo el mundo identificaba, sólo con los movimientos de piernas y cabeza, que la imitación era de la Turner. Su voz también era de las que identificas a las primeras de cambio y en cuanto a imagen era una felina, un huracán que se codeo con Mick Jagger, Dire Straits, David Bowie y los más grandes de la época.
Sabía de sus inicios y de que su exmarido Ike Turner la maltrató. Uno vez separados lo único que le pidió fue que le dejase quedarse con el apellido, pues así se la conocía. (Nunca he sabido si eso fue realmente real).Tina, libre de ataduras, creció y creció y cuando pasó del rhythm and blues y el soul a terrenos más rock y mainstream empezaron a lloverle críticas. Tina hizo lo que le dio la gana, y simplemente le funcionó, pues ella quería estar junto a los más grandes, nadie le iba a dictar como tenía que hacer las cosas, y menos tras dejar atrás a un marido como Ike.
“The Best” es la canción que he escogido pues de los singles obvios nadie la había pillado, no por otra cosa. Canción hímnica como pocas y con una producción muy a lo Bruce Springsteen. Siempre me gustó más allá de sus grandes éxitos las versiones de temas conocidos pues con su voz le daba una personalidad brutal al tema y lo hacía suyo. Un poco, salvando las diferencias, como Joe Cocker, poseedor de otra voz única.
“The Best” sonaba a todas horas cuando salió y sonará por los siglos de los siglos. Es una canción que puedes poner en las entregas de premios deportivos perfectamente y combinarla con el “We Are the Champions” de Queen por mucho que estemos ante una canción de amor. En 1989 Tina pensaba a lo grande y sus atléticos directos ya iban con canciones para todos los públicos. Definitivamente conquistó el mundo con esta canción que incluía un solo de saxo y unos coros estratosféricos.
Tina Turner es un icono y la banda sonora de mi infancia, por lo que, a pesar de que nunca me haya sumergido en su legado eso no quita que estuviese muy presente todos esos años tan felices, pues hasta un niño ya podía ver que aquella mujer era absolutamente especial y diferente a lo que veía.