Alemanes y maestros de combinar el post rock con el rock progresivo de forma instrumental y con ramalazos metálicos. Junto a los madrileños Toundra y a los americanos Russian Circles formarían el triunvirato que mejor domina esta escena. Siempre originales esta vez ahondan en composiciones totalmente instrumentales y nos focalizan la atención en la amenaza de la extinción de varias especies animales.
Incluso Jan y los chicos han jugado con la virguería de añadir en cada tema el sonido del animal, dándoles voz. No encontrarás vocalistas invitados y sí un disco sólido, muy en su línea y que transita cumbres y valles indagando en sensaciones y sentimientos, pasando de momentos shoe gaze a metal contundente cercano al thrash. Hay un par de temas que seguro quedan como clásicos, pero también hay experimentación e instrumentos sorprendentes.
“Death Box” es el inicio del disco y es la caja negra que se guarda en Tasmania para que, si nuestro mundo se destruye, quede constancia escrita de todos nuestros errores. Y que facilite que, los posteriores pobladores de la Tierra, no caigan en lo mismo. Obviamente es triste y a piano. Da paso a “Blades” con un marcadísimo riff de guitarra y esos juegos de tercetos con las baquetas que dan una dinámica muy especial al tema.
“Kamilah” ha sido el primer single y en ella se habla de los gorilas. Impecable desarrollo muy contundente y compacto, con esos detalles en la batería de Janisch Rathmer. Clarísimo single con momentos calmos y pasajes que deambulan por cumbres y valles. La demostración clara de lo pegadizo que puede ser un tema instrumental llevado a buen puerto. Va para clásico.
En “Sloth” empiezan directamente con un saxo en una canción dedicada al mono perezoso y en la que combinan esos vientos con ecos en las guitarras. Es un tema muy atmosférico, capaz de dar otro giro a lo que es el disco, que, para ser una obra instrumental, es realmente variada y ambiciosa. Los juegos de volúmenes e intensidades están a la orden del día en “500 Years”, dejando casi desnudo el riff de guitarra de Florian y David. Tema inquietante y decidido en su avance.
En “Giants Leaving” hay más velocidad y potencia, aunque vuelven a jugar con los contrastes sonoros a los que nos tienen acostumbrados, desacelerando para volver a subir de tempo y decibelios. El corte está dedicado al albatros. Hay varios temas extensos y de generoso minutaje, y uno de ellos es “Blood Honey”, dedicado a la abeja. Canción “zumbante” y realizada con muchísimo sentimiento. Es de las que más carga emocional poseen.
A nivel técnico “Landless King” juega con muchos detalles y con ese delay de guitarras y esa sensación de espacios abiertos de la Savannah. Pero muy posiblemente el tema que será recordado es la punzante “Eraser”, tema que da nombre al disco y que trata sobre los humanos como especie en peligro de extinción por su ineptitud. El extenso tema es un festín de fuerza y ritmos cambiantes y metálicos. De lo mejor que han hecho en toda su carrera, y si lo ves con su videoclip, de verdad que impresiona.
A pesar de que todo el disco tenga un poso realmente triste y apunte hacia los peligros de la supuesta evolución y de la globalización, en Eraser Long Distance Calling lanzan un mensaje en forma de alerta respecto a nuestros hermanos animales, víctimas de nuestras interesadas intenciones y actos. Que el último tema apunte al ser humano como animal en peligro de extinción es tan brillante como lo es la portada. Gran disco y gran momento de estos alemanes instrumentales que siguen apuntando muy alto.