El pasado día 1 de abril, Ipecac Recordings cumplía 20 años de historia. El sello discográfico creado por Greg Werckman (ex gerente del legendario sello punk Alternative Tentacles) y Mike Patton (líder de Faith No More, Mr. Bungle, Fantômas, Tomahawk, Peeping Tom y Dead Cross) lleva ya más de dos décadas poniendo nuestros oídos al limite con el único objetivo de ayudarnos a digerir la mierda y la mugre acumuladas en nuestros estómagos.
El proyecto no surgió de la noche a la mañana, pues Werckman y Patton planearon este aborto durante años, esperando el momento adecuado para desatar su plan maestro. Ipecac Recordings es, en sus propias palabras, «una discográfica que no está aquí para hacer historia. Ipecac es un sello honesto y amigable».
El que durante 20 años ha sido el hogar de las eclécticas colaboraciones musicales de Mike Patton, así como un lugar donde las bandas que admiramos tienen la libertad de lanzar música que no podrían, o no quisieran, lanzar en otros sellos, ha sacado a la luz verdaderas joyas.
Estas son, en mi opinión, su cinco mejores propuestas (hasta la fecha)…
The Director’s Cut
Artista: Fantômas
Fecha de publicación: 9 de julio de 2001
The Director’s Cut es el segundo trabajo de estudio del súper grupo Fantômas. El álbum es una colección de versiones de temas de películas de terror, de suspense y de series de televisión, realizadas en una gran variedad de estilos musicales diferentes. La banda de noise experimental liderada por Mike Patton, cuenta entre sus filas con el bajista Trevor Dunn (Mr. Bungle), el guitarrista Buzz Osborne (Melvins) y el batería Dave Lombardo (ex Slayer, actualmente en Suicidal Tendencies).
Podría parecer que este The Director’s Cut es como una nueva dirección para Fantômas, pero no es así, ya que en realidad es un ajuste perfecto para el sonido y la identidad únicos de la banda. Después de haber demostrado ser capaces de producir música ambiental del calibre más extremo en su primer álbum, hacer un álbum de re-interpretaciones de bandas sonoras, una forma de música que se utiliza para crear estados de ánimo más que cualquier otra variedad de rock tradicional, es una forma brillante de canalizar y enfocar un poco más el estilo creativo de la banda. Al optar por cubrir principalmente temas de películas de terror y de suspense, una buena opción para una banda tan oscura y misteriosa como esta, Mike Patton expande la atmósfera de cada canción de todas las formas posibles. El líder de Faith No More interpreta los pasajes fuertes y tensos junto a brutales riffs de guitarra, mientras que durante los pasajes más suaves y melódicos, Patton se nos presenta como el crooner que lleva dentro, respaldado por un sutil teclado. Mike Patton lleva cada canción a su terreno, a su límite más absoluto, haciendo que se ajusten a sus propias visiones maníacas del miedo y del suspense. Sin embargo, lo más importante es que Mike Patton sabe lo que está haciendo.
Al escucharlo por primera vez, The Director’s Cut puede parecer mucho menos serio o complejo que la mayoría de los álbumes de música de vanguardia, pero Patton trata todas las canciones con un profundo respeto, desde el clásico «The Godfather» hasta la desaliñado «Spider Baby», y en realidad las mejora con el uso de un cuarteto de rock estándar de cuatro piezas, en lugar de, simplemente, empujarlas a través de una licuadora. A través del uso inteligente de la dinámica y de exageradas alternaciones entre sonidos fuertes y suaves, The Director’s Cut logra su objetivo, una y otra vez, al presentar 16 temas de bandas sonoras que no solo capturan toda la intensidad y el fervor de los originales, sino que también agregan nuevas dimensiones de sonido y un toque moderno.
Oceanic
Artista: Isis
Fecha de publicación: 16 de septiembre de 2002
Fantástica colección de canciones. Todas ellas tienen un ritmo completo, un sonido muy guitarrero y unos riffs que parecen salidos de las manos del mismísimo Tony Iommi. Y entre tema y tema, el silencio. Me gusta especialmente el primer tema, «The Beginning and the End» (título pretencioso), con esos ecos de fondo de voces femeninas. «Flase Light» es bastante potente, y me encanta ese guiño tan a lo Twin Peaks en su desenlace; me refiero a esos sonidos tan extraños que se cuelan por todas partes hacia la mitad de la pista. De «Carry» me gusta cómo progresa, y de «-» me encantan esas geniales atmósferas. «Maritime» no es más que un suave riff de guitarra, mientras que «Weight» es bella, no solo porque cuente con la colaboración de Ayl Noar (27, Luca Brasi), quien provoca que el tema se eleve más y más a medida que avanza. «From Sinking» es crujiente y dura, y en ella se alternan la presencia de voces aterradoras y largos pasajes suaves. «Hym» cierra el álbum por todo lo alto. Se trata de un tema bastante prog.
A diferencia de los lanzamientos anteriores de Isis, Oceanic no es muy pesado, pero en él encontramos una increíble -a la par que compleja- arquitectura sónica que se basa en la progresión extrema, la dinámica y la riqueza de las infinitas texturas que componen sus temas. Las canciones fluyen entre dos mares. Hay partes pesadas y partes más limpias, y la combinación de ambas roza la perfección. No es un trabajo realmente técnico ni rápido, pero es MÚSICA… así, en mayúsculas.
Retroactive Abortion
Artista: Venomous Concept
Fecha de publicación: 29 de junio de 2004
Qué más puede uno pedir. En Venomous Concept encontramos a dos miembros de Napalm Death, un miembro de Melvins y otro de Brutal Truth. Los riffs de Buzzo son geniales, al igual que las voces de Sharp. Es un álbum de clara influencia sueca, pero si tuviéramos que encontrar una similitud más concreta, quizá me decantaría por Poison Idea (de quienes, por cierto, obtuvieron su nombre) y Discharge, con claros guiños al estilo de bandas como Extreme Noise Terror. Obviamente, las bandas principales de los miembros influyen en este proyecto; incluso puedes encontrar algún que otro riff típicamente de Melvins aquí y allá. Es, en definitiva, todo un homenaje al sonido hardcore británico de finales de los 70 a mediados de los 80… pero con un acento un poco más americano.
Esto es un asalto en toda regla. Canción tras canción, bofetada tras bofetada, las guitarras dan rienda suelta a unos riffs ultra rápidos que mecen unas voces se escupen las letras al ritmo que parece ir marcando una motosierra. Las pistas fluyen, en general, bastante bien; los 35 minutitos se te pasan volando. Las baterías son nítidas y brutales, manteniendo al resto de la banda en la pista. Aunque bien producido, esto definitivamente pega tufo a underground, lo que probablemente atraerá más a la gente del hardcore punk que a los fans del death metal.
Así es cómo ha de sonar el hardcore. Si te gusta el thrash, el crust o el grindcore, no te decepcionará.
Peeping Tom
Artista: Peeping Tom
Fecha de publicación: 30 de mayo de 2006
Se supone que este álbum nos muestra un ejemplo de lo que Patton cree que debería ser la radio fórmula. Pues bien, dicho esto, en comparación con la mierda que suena en la radio (hoy en día y hace 10… 15 años), el material aquí contenido dista mucho de poder llegar a sonar en RockFM o en Los 40 de turno. Me sorprendería (gratamente, obvio) poder llegar a escuchar cualquiera de estas pistas en cualquier emisora de radio, de aquí o de fuera.
Sea como fuere, este Peeping Tom es, sin lugar a dudas, el trabajo más accesible del de Eureka desde que se disolviera Faith No More en 1998. Es bastante más accesible que la mayoría de sus infinitos proyectos paralelos, pero ni siquiera se acerca a la accesibilidad de los últimos Faith No More; esa es una historia, un cuento totalmente diferente.
Este es un gran álbum que nos muestra que Patton también sabe crear melodías para el gran público, o al menos para el público que no está acostumbrado a su genio. La música, desde la inicial «Five Seconds» hasta la final «We’re Not Alone», es muy original. No hay nada que suene ni remotamente similar y me alegro, me enorgullece que todavía haya artistas como él. La industria de la música debe promover y reconocer a los artistas por su originalidad y su talento por encima y más allá de la mierda a la que estamos habituándonos.
Otro genial álbum, otro tipo diferente de música. Si eres fan del rock / hard rock / metal y has escuchado alguna vez el nombre de Mike y tienes una idea limitada sobre él y su arte y te esperas un álbum más que gire por esos lares, probablemente no te gustará este álbum. Pero si sabes quién es Mike Patton y conoces que para él no hay barreras (musicalmente hablando), no te sorprenderás al escuchar las canciones aquí contenidas. Son todas muy buenas. El mundo necesita más Mike Pattons, pero desafortunadamente, músicos de este calibre brillan por su ausencia.
No es fácil elegir un tema favorito de Peeping Tom, pero me entusiasma de sobremanera «Mojo», en la que colabora esa caja de ritmos con patas llamada Rahzel. «Mojo», primer single, es la canción que quizá más te pueda enganchar. Aún así, por su originalidad, tengo una especial debilidad por «Caipririnha». Es como una versión más urbana del clásico «Girl From Ipanema», y nos muestra a un Patton haciendo dueto con Bebel Gilberto. Y, como no, «We’re Not Alone», gracias a al cual descubrí a los geniales Dub Trio. ¡Brutal!
Grievances
Artista: Rolo Tomassi
Fecha de publicación: 7 de julio de 2015
Es muy difícil hacer juicios morales/racionales sobre algo que se ha descubierto hace relativamente poco tiempo, pero ahora que llevo un tiempo escuchando religiosamente Grievances, me asombro, y de qué manera, al descubrir pequeños y sutiles nuevos detalles cada vez que repaso estas canciones.
Se trata de un trabajo, el penúltimo de los británicos si no contamos su BBC Sessions de 2016, en el que los arreglos musicales (especialmente los teclados y los solos de batería) y los contrastes, brillan con luz propia, entre las vociferaciones y los momentos angelicales de la genial Eva Spence. Este CD tiene y contiene de todo lo que ha pasado por la música en los últimos años, décadas. Es progresivo, punk, metal, pop, sinfónico, ambiental, poético, hermoso y, sobre todo, es emocionante al más elevado de los niveles.
Grievances es un trabajo increíblemente atmosférico y oscuro, y la forma en que las canciones fluyen entre sí lo transforman en un disco realmente… no sé… ¿emocionante? Emociona, tanto en los momentos más soft, como cuando la banda da rienda suelta a los Dillinger Escape Plan o los Converge que llevan dentro. Es un álbum en el que muestran que ya han madurado, y no hablo solo de la forma de cantar de Eva, que revolotea de un lado a otro con sus voces melodiosas e infernales. Es la forma en que los momentos más sutiles (y más escasos) se usan para aumentar la tensión real. Es ese piano que suena en «Prelude III – Phantoms», que acaba por mutar en toda una oda al post rock en la forma de «Opalescent». Estos dos temas son un claro ejemplo de porqué este álbum es tan emocionante… pero no los únicos.
«Crystal Cascades» también se inicia con un piano y una sección de cuerdas, aportando a la estancia una sensación de luto; todo muy doom. O la amenaza creciente de la que le sigue, «Chandelier Shiver», un claro ejemplo del rango cada vez más amplio de influencias las que banda beben.
Antes decía que este Grievances es «emocionante»… pero me atrevería a decir que también es «inquietante», pues en ocasiones -y esto me acaba de venir a la cabeza- se me antoja que estamos ante la banda sonora de una película de David Lynch, por eso del tan marcado contraste entre los pasajes sonoros más oníricos y los ramalazos tan salvajes («Funereal») que nos regalan. La banda se expande de un extremo al otro sin perder su sonido central. Hay hardcore, sí, pero el aplomo y la seguridad aquí mostrados debería hacerles llegar a más hogares
¿Te atreves a descubrirlos?
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.