No albergo ni una sola micronésima de duda de que Supertramp es una de las 10 más descollantes, impecables, compactas, talentosas, intemporales y sobre todo, más originales bandas de absolutamente toda la cronología musical de la Humanidad.
Si bien es cierto que un impoluto y sofisticado pop-rock era la tendencia sónica más usual de los extraordinarios Rick Davies y compañía cuando éstos tocaron juntos, sin embargo, propondremos aquí 5 temazos donde esta legendaria agrupación británica endureció un poco más ese estilo tan particular suyo.
«Nothing to Show»
Álbum: Supertramp (1970)
Discográfica: A&M Records
Autores: Rick Davies, Roger Hodgson y Richard Palmer
Siempre hay que reivindicar a Supertramp en sus primeros tiempos porque aunque éstos no se presentan como sus instantes más populares, realmente sí que contienen abundantes alhajas armónicas. Es éste mismo el caso de la dinámica y sustanciosa “Nothing to Show”, de 1970, donde Roger Hodgson y Rick Davies cantan al unísono de modo raudo y efectivo y donde el mismo Davies, en medio de la canción, ejecuta un magistral y pasmoso solo de órgano Hammond, el cual supone una muestra de los valiosísimos inicios de rock sinfónico de este combo británico; aunque pocos años después se produjese una rutilante evolución hacia su característico y magno sophisti-rock. Al eminente dúo compositor Hodgson/Davies se les suma aquí el guitarrista Richard Palmer como tercera firma oficial de éste y el resto de cortes del homónimo álbum de estreno de Supertramp, aunque el propio Palmer desaparecería de la banda al año siguiente, en 1971.
De todos modos, especificaremos y profundizaremos en que, con toda probabilidad, el principal impulsor del desarrollo de “Nothing to show” podría ser el propio teclista Rick Davies, siendo una señal de ello que esta tonada es la única en que Rick canta dentro de todo el debutante LP del año 70; aunque los demás “supervagabundos” le complementaran en dicha labor creativa e instrumental como, por ejemplo, esa quejosa y cortante guitarra eléctrica que se retuerce sobre si misma tocada por Richard Palmer; ese llamativo bajo y la ya citada vocalización de Roger Hodgson o la desenvuelta y trotona batería de Robert Millar.
Este acelerado tema del año ’70 (aunque de poética y lúgubre letra sobre, tal vez, un hombre recién fallecido y que jamás amó a nadie en toda su existencia), supone una excepción dentro de la sonoridad de la citada ópera prima de Supertramp, ya que el resto de manjares armoniosos de la misma se inclinan, generalmente, hacia un sentimiento musical de aflicción y calma.
Zanjaremos estos primeros párrafos comentando que la propia agrupación londinense solamente interpretó “Nothing to Show” en vivo, en 1971.
«Potter»
Álbum: Indelibly Stamped (1971)
Discográfica: A&M Records
Autores: Rick Davies y Roger Hodgson
«Una cruda pieza de Rock Británico.»
Es ésta la frase oficial de los interiores créditos impresos en el LP Indelibly Stamped (1971) para definir esta más que aprovechable canción, la cual siempre resultó injustísimamente infravalorada; bajo mi parecer. De todos modos, podría ser que “Potter”, de aquel año 71, sea bastante representativa de la ostensible mutación con respecto al melancólico repertorio general antes comentado, de 1970 y quizás, este mismo interesantísimo corte de sonido áspero y directo también se convirtió en uno de los instantes más transitorios (aunque igualmente buenos, recalco) de cara hacia lo que Supertramp plantearía luego de modo más consolidado y peculiar, a partir de 1974.
Antes de proseguir realizaremos un paréntesis para explicar que la estrambótica letra de “Potter” contiene una aparentemente controvertida línea que dice nigger in the woodpile y es que, aunque en Estados Unidos dicha expresión podría interpretarse como racista, por contra, en la Inglaterra natal de nuestros protagonistas, resulta un antigua frase hecha que hace referencia a que un plan se venga abajo porque sucede algo inesperado; así que, por lo tanto, la banda británica jamás pretendió dar un sentido ofensivo a este aludido verso.
El nuevo fichaje de la banda, pero poco duradero en la misma, en aquel instante como fue el flautista y saxofonista Dave Winthrop es el que, por una sola ocasión, se hizo cargo de la voz con su ronca entonación, en “Potter”. Relacionado con ésto diremos que a pesar de la constatada signatura habitual Hodgson / Davies, por contra, en el fondo se sabía que tonada era la mayor responsabilidad de cada cual (al igual que sucedía en el caso de Lennon / McCartney); sin embargo, en esta ocasión tan concreta de “Potter” brotaron ciertas dudas acerca de quién llevó, realmente, el mayor peso compositivo de dicho tema.
Sin embargo, y por otro lado, esclareceremos que quizás éste podría ser el primer ejemplo de intento de Roger Hodgson de crear un rock guitarrístico, en concordancia con dicha tendencia musical de los primeros años 70 y donde dicha pieza también alberga ecos de los años 60 (como quizás, de Frank Zappa); siempre hablando acerca del férrico género musical que nos ocupa. Otras teorías dejaron caer que fue el propio Dave Winthrop el que fabricó la partitura pero que luego no deseó rubricarla e incluso alguna especulación más podría decantarse sobre que incluso la mayor porción de la canción fue ideada por Rick Davies.
«Bloody Well Right»
Álbum: Crime of the Century (1974)
Discográfica: A&M Records
Autores: Rick Davies y Roger Hodgson
La larga, habilísima y apoteósica intro de órgano Wutlitzer, de Rick Davies y el correlativo solo curveado de guitarra con pedal wah wah, del astro Roger Hodgson, ya te deslumbran ambos antes de que esta majestuosa canción adquiera, acto seguido, un más que atractiva textura rockera; encabezada la misma por la entonación grave y aguardentosa del propio Davies. Éste último pronuncia, primeramente: “So you thing your scholling is phoney” (es decir “Así que piensas que tu educación es falsa”), algo que dio la impresión de que “Bloody Well Right” se hallaba relacionada con el tema que abre el mítico LP Crime of the Century (1974), es decir, “School” (el cual coloca en entredicho la maquinaria educativa) y en consecuencia, se desataron las especulaciones de que existía una conexión entre las 8 canciones del dicho álbum. Sobre ésto último Roger Hodgson ha opinado sobre que más allá del nexo temático entre las dos primeras tonadas del álbum del año 74, lo del resto de la conceptualidad del mismo lo deja para la imaginación del oyente.
Por otro lado, a la excepcional y tan reconocible manera de cantar rock-bluesera del mismo Rick Davies, le pone un jazzístico y suave contraste final el sideral John A. Helliwell, a través de su virtuoso saxofón.
El encabezado de esta fascinante tonada de prog rock se hubiera podido traducir en los años 70 como “tener la jodida razón” y es por eso que dicha frase titular, es decir “bloody well right”, les pudo perjudicar a Supertramp a la ahora de que el tema penetrara en las listas de éxitos en aquella época, debido a reticencias morales de la audiencia de Inglaterra (aunque en Estados Unidos el corte alcanzó el puesto 35); sin embargo, hoy día esta misma expresión no se traduciría exactamente así, es decir, con ese lingüístico detalle soez, sino que se podría interpretar como “tener la condenada razón”.
Afirmaremos también que la letra, en general, tal vez podría suponer un alegato a favor de la rebeldía juvenil, sobre el conflicto entre los distintos estratos de la Sociedad y contra la actitud de resignación enseñada por el sistema escolar de Inglaterra; ésto último como previamente se apuntó.
Un tonada ésta muy habitual durante los alucinantemente buenos conciertos, en directo, de Supertramp.
«Another Man’s Woman»
Álbum: Crisis? What Crisis? (1975)
Discográfica: A&M Records
Autores: Rick Davies y Roger Hodgson
Con toda certeza, “Another Man’s Woman” (es decir, “La mujer de otro hombre”), de 1975, se constituye como los más superlativos e inoxidables temas de toda la trayectoria de Supertramp, sin más vueltas. Aunque dicho corte arranca con una bluesera tonalidad apesadumbrada y resignada, pronto el compás adquiere un rodar más rockero incluido el estribillo y ya luego, hacia la mitad, Rick Davies arroja una histórica y memorable exhibición a través de su solo de piano. Tan carismática es esta canción que su épica y dramática porción final fue tomada prestada como sintonía instrumental por el programa de TVE, Informe Semanal, durante su época informativa de mediados de los años 70 y primeros 80.
La letra es, sencillamente, una crónica de la alteración emocional de un chico perdidamente enamorado de una mujer casada, la cual, sin embargo, solo utiliza a dicho amante para esporádicos encuentros sexuales; aunque quizás, por otro lado, también se pueda interpretar que los versos tratan sobre un hombre reprochando, enérgicamente, una infidelidad a su esposa. Matizaremos que todas las partes instrumentales de “Another Man’s Woman” fueron cuidadas, hasta el extremo, para hicieran juego con los diversos estados de ánimo por los que atraviesa el protagonista de las estrofas.
Se da también la curiosidad acerca de que la palabra “cannonball” (“bola de cañón”) que aparece en uno de los versos, fue utilizada 10 años después por el propio grupo para titular otro de sus más colosales temas, en 1985.
«C’est What?»
Álbum: Somethings Never Change (1997)
Discográfica: EMI Records
Autor: Rick Davies
Contra viento y marea, a ultranza y en 50.000 ocasiones, si es preciso, defenderé este entretenido, sensacional y completísimo rock progresivo (o el género musical que se le desee asignar), de 1997, que es “C’est What?”.
No porque se marchara del grupo Roger Hodgson, en 1983 y Supertramp transformara (y de paso modernizase) su estilo musical a partir de entonces, significa que esta banda extraviase toda su calidad. En absoluto. Este mayúsculo grupo todavía elaboró, sin duda, bastantes cosas realmente óptimas sin Hodgson (aún más bajonazo creativo y comercial tuvo éste último yéndose por solitario); objetivamente expresado y a contracorriente de la opinión más mayoritaria sobre dicho combo, durante su franja temporal “post-Roger”.
Un ejemplo de lo anteriormente expuesto es la propia maravilla “C’est What?”, cuya intro parcialmente jazzística se va poniendo cada vez más y más tensa y emocionante hasta derivar en el aleccionador y sarcástico ritmo rock-funk; para explotar luego por medio del contagioso y desenfadado estribillo. Adicionalmente, los fluidos instrumentos de viento con sentimiento soul, de John Helliwell y Lee Thornburg y el imponente solo de guitarra eléctrica, de Carl Verheyen, fortalecen ambos el espléndido groove de esta altamente amena pieza de ocho minutos.
El título de este mismo corte, (el cual, por cierto, se originó a partir de una primera improvisación del grupo), ¿podría ser una respuesta ácida hacia “C’est le Bon”, de 1982? Supone esta segunda una linda y delicada melodía, de argumento bastante “hippiesco”, la cual escribió el propio Roger Hodgson cuando estaba a punto de abandonar Supertramp y, consecuentemente, tal vez podría tratar sobre conservar los sueños de la infancia / adolescencia y la pasión por la música y el amor; no permitiendo que alguna gente te borre esas satisfactorias sensaciones y acabes en un trabajo o lugar que no deseas.
Así pues, en “C’est What”, de 1997, podría tal vez reflejarse lo enormemente distintos que son como artistas y como personas Roger Hodgson y Rick Davies y es que este último pronuncia con mentalidad pragmática y realista en uno de los versos:
“Bueno, déjame contarte una historia
Como la que solía conocer
Sobre el amor y toda su gloria
Bueno, lo siento pero no es así”
Y también en el estribillo el mismo Davies expresa:
“¿C’est qué? Ya están con eso de nuevo
¿C’est qué? Todo el día y toda la noche
No puedo soportarlo más”
De tal modo, un interrogante quedó suspendido en el aire y provocó las conjeturas entre los oyentes; así que, por lo tanto, ¿se reproduce aquí, por enésima vez, el titánico conflicto Davies – Hodgson, a causa del cual todos (ellos mismos y nosotros, los oyentes) salimos perdiendo?
Sin embargo, el que bajo mi punto de vista es el auténtico alma, coordinador, gestor y “jefazo” de Supertramp, es decir, el grandioso fundador del combo, Rick Davies, le restó importancia al asunto y acabó aclarando el teclista que la misma “C’est What?” es solo para divertirse tocándola, además de que la letra no posee mucho sentido y no guarda ningún mensaje oculto; donde cada frase debe tomarse de tomarse de modo independiente.