De la misma manera que la música es algo más que un conjunto de notas interpretadas por uno o varios instrumentos, un concierto es algo más que un grupo tocando unas canciones encima de un escenario. Y si no es un concierto, sino decenas de ellos en un festival, los momentos mágicos que se dan pueden a llegar a ser cientos.
Para el top 5 de hoy nuestros compañeros Xavi Prat y Albert Vila, elegidos por nuestra gloriosa redacción para cubrir este concierto para ésta nuestra Science of Noise – Rock Magazine, se centrarán en los 5 momentos mágicos e irrepetibles vividos en este RockFest 2018, en Santa Coloma de Gramenet.
Los 5 momentazos del Rock Fest por Xavi Prat:
Me basaré en lo ocurrido en el entorno del festival, es decir, momentos objetivos (que sean mágicos o no ya sí que es subjetivo), ya que a nadie le importa si me encontré con un amigo al que hacía 12 años que no veía o con un compañero de la E.G.B. (¡la E.G.B! La mitad de noisers no sabrán lo que es… y como dijo Deris, “nos hacemos viejos”).
Rock Fest 2019
Estábamos en pleno festival cuando saltó la liebre y Rock and Rock anunció no sólo las fechas para el festival del año que viene (algo extraño en ellos, pues no suelen ser de los que más prisa se dan en anunciar cosas), sino que sería de ¡4 días! (4, 5, 6 y 7 de julio de 2019) y que las entradas ya estaban a la venta incluso en el mismo recinto del festival.
Algo así sólo puede implicar unas pocas cosas: que se traen algo muy gordo entre manos, que ya tienen algo de mucho peso atado, y que ponen de todas todas la carne en el asador. Como no puede ser de otra forma, los rumores y apuestas empezaron a recorrer las calles de Santako: que si los Big Four, que si Manowar seguro que vienen, que si Avantasia puede ser co liner de uno de los días, aprovechando que sacan disco… En fin, que aún ni había empezado Kiss y ya estábamos nerviosos perdidos. ¡Y encima dicen que a partir de agosto anuncian grupos! Que tembleque…
Rock and Roll all nite
Seguramente Kiss no dieron el mejor concierto de su carrera. Ni siquiera del festival. Aunque lo disfruté, porque yo soy de disfrutar, medio concierto sonó tremendamente mal, y creo que el set list no fue el más indicado para un directo a las tantas de la noche y después de tres días de calor y dolor de piernas.
Tampoco es que hicieran cosas nuevas o inesperadas. Kiss son lo que son: melodías facilonas, pirotecnia y, según ellos mismos, the hottest show in the world. Bueno, pues todo lo mencionado en el párrafo anterior hizo que no, no fuese el mejor show del mundo. Sin embargo, Stanley encima de la torre de sonido anuncia que el mundo del rock tiene un himno, y que todos lo conocemos: “Rock And Roll All Nite”. Y ahí sí, ahí fueron Kiss, y la comunión grupo – público fue total y absoluta, quizá la mayor vivida en todo el festival. El show estuvo a la altura de lo que un nombre como Kiss merece, y todo el RockFest, pero es que todo, saltó, cantó y se divirtió de lo lindo. ¡Ay! Un show de Kiss debería ser 2 horas de lo vivido esos 3 o 4 o 5 minutos…
Pumpkins United
Hace unos 7 meses estuve en el WiZink madrileño viendo la gira de Helloween. Salí encantado, como no podía ser de otra forma, pues soy un fan acérrimo de ellos, en especial de su época keeperiana. Os podéis imaginar cómo me puse, el año pasado, cuando anunciaron nuevo tema, el mejor de 2017 para mí, y la extrañeza que sentí el 9 de diciembre cuando no la tocaron.
El 6 de julio empecé a ver el concierto de las calabazas emocionado como un quinceañero, a pesar de que me sabía bastante de memoria lo que iba a pasar. Empezar con “Halloween”, seguir con “Dr. Stein” poniendo en salto a todo el RockFest, el “I’m Alive” con Kiske a solas en la voz… así que escuchar “Pumpkins United” fue una sorpresa tremendamente agradable. No sólo por el tema en sí, sino por algo que dijo el alemán calvo: “Since Kai and I are back in the band…”. Quizá sea lanzar campanas al vuelo, pero la impresión que me dio es que están de vuelta para no irse… y lo que puede salir de ahí es inmenso. La calabaza que llevo tatuada en la pierna sonríe tanto como yo.
Scorpions homenajeando a Lemmy
Nada más caer el telón para dar inicio al tremendo show de Scorpions ya me llevé una sorpresa, pues desconocía que el gran sr. Dee giraba con ellos. Y, dicho sea de paso, menudo recital dio. Si a eso le añadimos que rato antes había tocado Phil Cambell, la ecuación casi se resolvía sola.
“This is what is all about”, dijo Klaus antes de pedir que recibiéramos con un aplauso al ex guitarrista de Mötorhead en el escenario. Y sí, de eso se trata, de disfrutar de la música y recordar a los nuestros. Y Lemmy ha sido uno de los nuestros, uno de los más grandes. Con Dee y Cambell en el Stage Fest, la versión del «Overkill», mientras imágenes del malogrado Lemmy salían en pantalla, sonó absolutamente brutal. Bien, Scorpions¸ tanto por el pedazo de show que os marcasteis como por el precioso gesto hacia uno de los que ya no están con nosotros.
Judas Priest con Glenn Tipton
Que Tipton no podía girar debido al estado de su enfermedad ya lo sabíamos, al igual que sabíamos que solía saltar a escena en los bises. Sin ir más lejos, una semana antes ya lo había hecho en el Download, así que no fue una sorpresa verle salir al Stage Rock. Lo que sí fue una sorpresa, al menos para mí, fue comprobar como de mal estaba. El maldito parkinson le está dejando en un estado lamentable.
Pero ahí estaba. A duras penas teniéndose en pie pero con su guitarra colgando, tocando un par o tres de sus temas, sintiendo todo el calor y el cariño de la gente del metal, intentando hacer los típicos movimientos con la guitarra moviendo el cuerpo (lo que le dbía doler no está escrito) y rindiendo honores a lo que ha sido su vida. Me emocionó, lo reconozco. Tengo un corazoncito de metal pero muy sentimental. ¡Bien por ti, Glenn!
Los 5 momentazos del Rock Fest por Albert Vila:
Me es complicado hacer un top 5 sobre esto ya que en un festival de tres dias con tantos buenos conciertos y tantas experiencias personales te pueden salir muchos. Vamos con cinco que no solo fueron momentazos sino que creo que no tuvieron la repercusión que se merecieron.
The Last Internationale, el bolazo ignorado
Mientras Accept daban una lección magistral de heavy metal en uno de los escenarios principales, en el Rock Tent teníamos a la banda que menos le pegaba a todo el cartel del festival. Aún y así, el trío neoyorkino The Last Internationale supo crear un ambiente realmente especial en la carpa en el concierto, me atrevería a asegurar, con menos público de todo el fin de semana. A ellos eso les dió igual, ya que lucharon sin descanso para que su hard rock combativo, bluesero y apunkado quedara en las memorias de todos los presentes gracias a una actitud incontestable y a un halo de realidad entre, muchas veces, las altas dosis de pose (que los metaleros son muy dados a ello, ya lo sabéis) que se vieron en Can Zam.
El momento álgido, por supuesto, fue cuando la magnética y distante Delila Paz se bajó entre el público a cantar un sentido tema. Quizás este festival no era su sitio ni la hora (solapados con Accept y justo antes de Judas) les benefició demasiado, y mirad si fueron ignorados que ni el propio Rock Fest les incluyó en su extenso repaso fotográfico de la primera jornada, pero los que los vimos quedamos profundamente atrapados con su música y su atmosfera. Ojalá vuelvan pronto en mejores circunstancias.
Kataklysm rebentando el Rock Tent sin piedad
A mí siempre me han gustado Kataklysm. Tampoco es que me apasionen brutalmente, pero vamos, he ido siguiendo su carrera bastante al dedillo y siempre bien a gusto, pero por una razón u otra, nunca había tenido la ocasión de verlos en directo. Tengo un amigo, al que me encuentro en casi todos los conciertos a los que voy, que es ultra fan de Kataklysm. Tanto que a veces les sigue de gira por Europa y, como consecuencia, los ha visto en un total de 26 ocasiones. Y yo siempre pensando «joder, Kataklysm ni más ni menos….. Molan, pero tampoco habrá para tanto, ¿no? Ya ves tú por qué habrá escogido justamente a Kataklysm este tío.»
Pues madre mía. No estaba yo preparado por el puñetazo brutal que nos dieron los canadienses, nada que ver con su alter ego Ex Deo que vimos hace unos meses junto a Ensiferum. Kataklysm destrozó la carpa y más de un cuello (el mío entre ellos) con su death metal absolutamente brutal y una cercanía con el público maravillosa, hasta el punto de dejar subir a un montón de gente al escenario a hacer el ganso con ellos. El mejor concierto extremo del festival, con bastante diferencia. Si estuvistéis, no hace falta palabras para convenceros: sé que estáis todos de acuerdo conmigo.
Brittney Slayes coronándose la reina entre las féminas del festival.
Ni Vixen, ni Cristina Scabbia ni como sea que se llama la chica que canta en Amaranthe. Con el permiso de Delila de The Last Internationale (y de Kristina Vega, la frontwoman más que poderosa que tenemos al mando de los locales Born in Exile), la reina absoluta del festival fue la canadiense Brittney Slayes, al frente de unos Unleash the Archers que tienen toda la pinta de convertirse en un bombazo a menos que tengan un poquito de respaldo. Carismática, simpática, bellísima y con un vozarrón impresionante, Brittney es una chica normal liderando una banda de gente normal con una calidad, una «originalidad» y una determinación implacables.
Las generaciones más jóvenes lo tienen claro y ya hace algo de tiempo que han abrazado a esta banda como nuevos ídolos, pero más de un madurito lo comprobó con su espectacular concierto en la carpa. Apex es un discarral, y en directo son un auténtico pepino. Ojalá todo el power metal fuera así.
Por cierto: tres momentazos y, de momento, los tres en la carpa. No todo el Rock Fest son los grandes cabezas, aunque un alto procentaje del público presente en Can Zam parezca vivirlo así. Y no, tranquilos, amigos de la ofensa fácil, no estoy hablando de nadie de los que estais leyendo esto, hablo de los que les importa un rábano lo que se cuece en el mundo de metal (y por ende no leerían esta revista ni en mil vidas), solo van a fichar a Metallica, AC/DC, Guns N’ Roses y el Rock Fest y luego tienen los santos cojones de decir que el rock ha muerto.
Kiko Loureiro y Dirk Verbeuren resucitando a Megadeth
Megadeth es una de las bandas de mi vida, vaya por delante. En mi adolescencia el cuarteto formado por Mustaine, Ellefson, Friedman y Menza me hizo pasar algunos de mis mejores momentos musicales, y esos discos estan grabados a fuego en mi ADN metálico. Pero eso sí, a partir de Risk y de la marcha de Marty y Nick, y a pesar de sacar algunos buenos trabajos como Endgame o Thirteen, Dave Mustaine y las múltiples reencarnaciones de la banda han ido dando más bien bandazos, desembocando finalmente en el infumable Super Collider.
Las dos veces que vi a la banda con ese disco (Sonisphere 2013 y Resu 2014) fueron un auténtico desastre, no por lo mucho que deja que desear hoy en día la voz de Dave sino por la alarmante falta de punch que salía del escenario. Shawn Drover y Chris Broderick son buenos músicos, faltos de alma y de potencia. Pare al bien de la banda, ambos se fueron hace poco por la puerta de atrás, y para sustituirlos Dave tuvo la brillante idea de escoger a dos tíos que saben perfectamente de qué va esto: el batería de Soilwork, Dirk Verbeuren y el guitarrista de Angra, Kiko Loureiro. El pobre Dave no ha aprendido a cantar, pero la potencia y la calidad de la pareja Dirk / Kiko ha insuflado nuevos aires a una banda que solo necesitaba a alguien que hiciera justicia a su inmenso cancionero. Y así lo demostraron en el Rock Fest.
Esperando a «The Science of Noise»
En la entrevista que le hicimos hace poco, Mikael Stanne nos prometió que, de tocar «The Science of Noise» en el Rock Fest, nos la iba a dedicar. O quizás eso me quise pensar yo, que tampoco es que lo diga tan explícitamente. Pero el hecho es que, cual adolescente excitado, estuve toda la mañana algo nervioso ante el potencial gran momento. Había mirado setlists anteriores y, de ceñirse a lo estaban haciendo últimamente, este tema perteneciente a Construct e inspiración para nuestro nombre iba a ser el quinto tema de la tarde. Y así fue, pero Mikael sudó totalmente de nosotros y fue tirando con lo suyo. Un minuto de gloria a la porra.
Pero hey, que casi me alivié ante la ignorada, y me costó pocos segundos disfrutar enteramente de esta canción y del bolazo de unos siempre encantadores Dark Tranquillity, que a pesar de la hora y de los problemas con el mirófono se pusieron a todo el mundo en el bolsillo. Como siempre.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.