El día grande, el concierto del año en Barcelona, no es otro que el de hoy: Iron Maiden en el Estadi Olímpic Lluís Companys. Pero para los fans de la doncella, para los más fieles, sabíamos que la previa ineludible se jugaba ayer: Steve Harris tocando con su banda paralela British Lion en una pequeña sala de L’Hospitalet de Llobregat. Todo un regalo el poder ver al mastermind de los Maiden en pequeño comité y de cerca. Ya vino aquí presentando su primer disco, pero los horarios fueron realmente raros (muy tempranos).
Mucho tiene que echar de menos Harris las pequeñas salas pues no necesita para nada esta clase de embolados. Musicalmente este quinteto se aleja bastante de su banda madre practicando un hard rock más actual, muy personal, a veces con afinaciones graves y con algunos retazos a Maiden El otro dilema, más allá de si Steve necesita otra banda, es si el grupo tendría la atención que tiene sin Harris, pero bueno… son cosas que no podremos medir. El 99% de la gente allí estaba para ver de cerca al mito.
De la sala Salamandra destacar dos cosas: una de muy positiva y otra de negativa. Por un lado, ese fantástico aire acondicionado al 11. Era una delicia estar allí en un emplazamiento que bordeó el sold out. Por otro lado, el absurdo pago de dos euros para el vaso retornable. Vale el doble que en Wacken y luego no te dejan sacar el vaso fuera (que teóricamente has pagado). Si ya hay colas para pedir cerveza súmale otra cola más para devolver el vaso.
Darktribe aprovecha su momento con power metal añejo
Calentando motores estaban los franceses Darktribe que entretuvieron a un público muy puntual, pero muy poco entregado a un power metal de manual, que parecía salido de 1998. Cuarteto voluntarioso con un cantante de voz muy personal y con un gran guitarrista que, sin embargo, iba fallando en casi todos los solos, fallos apenas perceptibles, pero con contumaz falta de precisión momentánea.
Power metal épico de manual con teclados pregrabados y con los cuatro vistiendo de negro. Dos plafones laterales con calaveras y el logo de fondo. Mensaje de paz por parte de Anthony Agnello y capucha puesta para “My Last Odyssey”, con el guitarrista zurdo Loïc Agniello sacando lo mejor de su chistera y… metiendo esa gamba de turno. Según el vocalista la canción estaba inspirada en un sueño recurrente que tuvo.
Buenos momentos en el tramo final con “The Last Will” y especialmente con “Darkside of Imagination”. La verdad es que el grupo fue creciendo a medida que pasaba el bolo, y es que para muchos pasaron de ser una bandita más de la primera remesa de power metal de los 90 a dejar el pabellón muy alto. Eso fue gracias al gran final y al culminar con la preciosa “Voici l’Homme”, un temazo que realmente demuestra las posibilidades de estos franceses.
Anthony dijo un par de veces que era el mejor público que habían tenido en estos conciertos acompañando a British Lion, y parecía que era sincero, pero uno nunca sabe… Tuvieron tiempo para demostrar su valía y fueron de menos a más. Me quedo con ese gran vocalista (de voz muy personal e identificable) y destaco al guitarrista también a pesar de los deslices. Pero ante todo recomiendo “Voici l’Homme”.
British Lion rugen con fuerza en la previa de Maiden
El nombre del grupo no puede ser más redundante y British, tanto o más que las muñequeras y cinta de bajo que nos lleva Harris del West Ham. Pocas veces he visto yo un amor tal por los colores de un club, algo que lo hace tremendamente cercano y de barrio. Intro ampulosa para demostrar en “This Is My God” que el quinteto está cohesionado y que hay muchos galones y experiencia. Todos peinan canas excepto el cantante (por edad y por alopecia). El primero es un tema que me recuerda mucho a lo que han ido haciendo Europe en su vuelta desde Start from the Dark.
Obviamente el bajo de Harris está muy alto, hay David Hawkins como solista a la guitarra y Grahame Leslie a la otra guitarra parecía que se animaba con los coros, pero dejó ladeado el micrófono pronto para olvidarse de todo apoyo vocal. Gran sonido y todas las miradas y móviles apuntando a un Steve al que, de cerca, se le nota el paso de los años, algo que no se aprecia en un estadio.
Continuaron con “City of Fallen Angels” demostrando que quizá el segundo disco supera al primero, pero… yo soy de los que prefiere su ópera prima, por lo inesperado de ese material. Me sorprendió la caja tan tensa del batería Simon Dawson en “Judas”, un tema muy bien recibido, especialmente porque suena a Maiden por los cuatro lados. Os puedo asegurar que British Lion posee algo que todo el mundo echa de menos en Maiden: la inmediatez, lo directo y las canciones cortas.
Harris llevaba una camiseta con una curiosa frase: “Whale Oil Beef Hooked” de la que no me atrevo a traducir: ¿aceite de ballena y ternera que pica el anzuelo? No sé si es frase hecha o aliteración… Pese a que estábamos todos pendientes en un inicio de esas posturitas 100% Harris poco a poco vamos entrando en el concierto con temas de la talla de “Father Lucifer” o “The Burning”. El vocalista nos dijo que esta última estaba basada en hechos reales, bañada en focos violetas y azulados.
En algunas canciones Richard Taylor tomaba la acústica para apoyar su faceta vocal en unos temas que tienen bastante gancho. Mientras, Steve Harris actúa como en Maiden: cantando todos y cada uno de los temas mientras apoya su pierna sobre el monitor. Ojo a “Legend” pues el grupo suena realmente a U2, y no sería la única vez. Las guitarras parecían de The Edge, pero también toca decir que en directo todos y cada uno de los temas ganan muchos enteros, y más con ese pulcro sonido.
La concurrencia parecía satisfecha y lo demostró con “These Are the Hands”, otra de muy melódica. Taylor nos recordó que eran londinenses todos y que la pérdida de su padre le inspiró a la hora de componer “Spit Fire”, un corte realmente Maiden. Si te la imaginas cantada por Dickinson le ves un potencial enorme… En ese momento nos dimos cuenta que Nicko McBrain, el flamante baterista de Iron Maiden, estaba en la mesa de sonido viendo el concierto del jefe para algarabía de los presentes, pero más allá del saludo y la foto lejana… no pudimos acercarnos.
Soy muy del primer disco, y claro, un tema como “The Chosen Ones” me llega especialmente. A la precisión del grupo se le une la interpretación en ocasiones muy teatral de Richard Taylor. Harris en este tema hace que el bajo tenga el tratamiento de una guitarra y el estribillo es espectacular, con ese solo coreable. Estábamos en el mejor momento de la noche y “Land of the Perfect People”, con acústica en manos de Richard así lo atestiguó. Brillante canción del The Burning. Y es que cuando más se acercan a Maiden es cuando más vibrábamos.
De verdad que hay bastantes temas de British Lion que merecen ser escuchados y que te llegan. Esa mascletà de singles incluyó la tremenda “Bible Black”, con ese guitarreo doblado y el riff de la noche, que fue continuado por mi tema favorito del grupo: “Us Against the World”. Debo decir que el tema me gusta más en disco que en directo, y puede que sea el único caso. “Lightning” se empeñó en hacernos ver que su último disco tiene grandísimos momentos en forma de canción.
La gente ya estaba convencida y “A World Without Heaven” cumplió con esas sólidas guitarras que dieron paso a “Last Chance”, con esos momentos de “uooo uooo” que tanto agradecen los parroquianos de Iron Maiden. Otra de las que te puedes imaginar cantando a Dickinson y babeas… No hubo bises y empalmaron directamente con “Eyes of the Young”, un sorprendente final en el que el grupo vuelve a sonar a U2. No es la mejor canción para cerrar, pero es un gran tema, muy optimista y feliz.
Final algo abrupto de algo más de hora y media de bolo con merchandising del grupo a buen precio y con un ejército de fans esperando a Steve Harris delante del autocar. Está bien pensar que el bajista de Iron Maiden duerme en el autocar cuando un Mercedes ha recogido a Nicko McBrain, pero si no hubiese de escribir la crónica supongo que hubiera hecho guardia delante del nightliner junto al ejército de metal pacos al cual hace décadas que me alisté.
Hoy se juega la Superbowl y Maiden ganaran como siempre. Nunca les he visto un concierto malo y si juegan en un estadio es para arrasar con todo. Es una suerte que Iron Maiden estén en su mejor momento a estas alturas, y que vengan acompañados de Airbourne y Within Temptation hace que estemos ante un festival más que ante un concierto. Pero que Harris siga empeñado en jugar en pequeñas salas a estas alturas te dice que lo suyo va más allá del negocio y del éxito personal.
Steve Harris no tiene las carreras universitarias y hobbies de Dickinson, tampoco las salidas de tono de Axl Rose ni es el star system prototípico de la estrella del rock de tantos otros. Con British Lion no abre ni la boca si no es para cantar los temas alejado del micro. Podría hacer el proyecto que le viniese en gana o tocar con sus hijos, pero él opta por dar vida a los leones británicos y sentir el calor de las salas pequeñas, como en sus inicios. Hay mucho de barrio y de autenticidad en él y todo esto no hace más que agrandar su leyenda.