Después de que tuviera que perderme el presumible bolazo de Overkill y Destruction por causas griposas de fuerza mayor, mi temporada otoñal de conciertos en sala empieza por fin con la visita a Barcelona de los daneses Vola. Seguramente no se trata de la gira más mediática que nos viene encima en estos últimos meses, pero la calidad y la clase de las tres bandas que venían a visitarnos a la pequeña y habitualmente poco progresiva sala Rocksound prometían bolazos de primer nivel y se merecían un desplazamiento a Poble Nou como colofón final a unas Festes de La Mercè que, una vez más, han dejado un poco abandonados a los rockeros.
Pero a pesar de que las tres bandas que forman este cartel (los daneses Vola, los americanos Arch Echo y los noruegos Rendezvous Point) distan mucho de mover masas a su paso, al final acabamos juntándonos una buena tropa que, por momentos, hizo que la sala se quedara pequeña. Los fans del rock y del metal progresivo moderno, representado hoy en varias de sus múltiples vertientes, respondieron a la primera de las citas que les esperan esta temporada, y en todo momento se vivió un ambiente caluroso y predispuesto a disfrutar e interactuar con las bandas, ya sea moviendo caderas y cuellos o dando palmas en las múltiples ocasiones que fueron requeridas.
Rendezvous Point
Los encargados de abrir la velada fueron los noruegos Rendezvous Point, una banda que ya habíamos visto hace cuatro o cinco años abriendo para Leprous y que, para la mayoría, son conocidos precisamente por contar entre sus filas con Baard Kolstadt, el espectacular batería de la banda de Einar Solberg. De hecho, uno de los grandes atractivos de la velada, tanto para mí como para gran parte de los asistentes, fue justamente poder observar las evoluciones y los expresivos jetos de Baard en las distancias cortas, y lo cierto es que tanto él como la banda nos lo pusieron muy fácil: él dando una auténtica masterclass tras los parches y la banda apartándose en múltiples ocasiones para obsequiar con todo el protagonismo escénico a su batería, conscientes no solo de que es una auténtica bestia en lo suyo, sino también de que se trata de la figura más mediática que se iba a subir hoy a este escenario.
Para nuestra alegría, desde el primer momento ya pudimos ver que hoy Rocksound sonaba e iba a sonar como un cañón, y el metal progresivo moderno y algo genérico que practican los noruegos, lleno de riffs disonantes, ritmos asincopados y voces expansivas, luminosas y ultra melódicas, atronó siempre de forma compacta, nítida y cristalina. Más allá de Baard, la banda demostró un nivel instrumental excepcional, desde el activo y emocionado Petter Hallaraker a la guitarra al lánguido y taciturno teclista Nikolay Tangen Svennaes, y mientras la rubísima e impasible bajista Gunn-Hilde Erstad despertaba más de un suspiro entre las primeras filas, el vocalista Geirmund Hansen demostraba su agradecimiento constantemente y se esforzaba por interactuar exitosamente con un público que venía totalmente predispuesto a ello.
En los cuarenta minutillos de los que dispusieron, los noruegos fueron desgranando temas de sus dos discos de estudio, y aunque yo no soy para nada experto en el catálogo de la banda, me flipó la interpretación final de «Universal Chaos» (temarral que da nombre a su último disco) y «Mirrors», con sobrada de Baard incluída. Rendezvous Point fueron de menos a más y acabaron ganándose una merecida y cerrada ovación de la generosa cantidad de gente que ya casi llenaba la sala y que incluso se animó sincera e insistentemente a pedirles un bis, algo que todos sabíamos imposible pero que dice mucho del impacto de su concierto. Sonrisas de satisfacción arriba y abajo del escenario, y expectativas por todo lo alto para continuar con una velada que apuntaba muy alto.
Setlist Rendezvous Point:
Digital Waste
Pressure
Apollo
Wasteland
Universal Chaos
Mirrors
Arch Echo
No sé si la presencia de Rendezvous Point resultó ser un reclamo mayor de lo que pensaba, pero el hecho es que cuando los estadounidenses Arch Echo se subieron al escenario, la sala presentaba mucho peor aspecto del que habíamos visto durante la actuación de sus predecesores. Ya sé que me diréis que la gente había salido a fumar, pero no: a medida que avanzaba el concierto, las clapas no se llenaron e, incluso, algunos de los que empezaron dentro acabaron tomando también la dirección de la puerta. ¿Qué pasa, tan mal lo hicieron? Pues aquí está el qué de la cosa: no lo hicieron nada mal, al contrario. El problema es que creo que su propuesta instrumental, ultra técnica y frikaza (frikaza de tíos con gafas y guitarra bajo el sobaco), en directo, es más agradecida de ver que de oir, y ante un escenario tan bajito como el de Rocksound (que siguió sonando pristino, por cierto), bien pocos fueron capaces de disfrutar visualmente de las evoluciones del quinteto de Nashville. En consecuencia, a más de uno se le acabaron haciendo pesados y perdió la paciencia con ellos antes de hora.
Yo, aunque soy alto, tampoco fui capaz de ver nada con demasiada claridad, pero aún así disfruté notablemente de su concierto. Su prog ultra técnico y de muchas notas bebe claramente del jazz y se alinea, salvando las distancias, con bandas como Plini o Animals As Leaders, mientras que la alegría, el positivismo y la luz que emana de su música es tan obvia como las caras de absoluta e inocente felicidad de sus jóvenes componentes, que podrían pasar perfectamente por compañeros de piso en una residencia universitaria jugando al Guitar Hero. Aunque todos y cada uno de ellos rebosaban simpatía y parecían un auténtico encanto de muchachos, su batería Richie Martinez merece una mención especial por su hiperactivismo contagioso: enfundado en una camiseta del Barça de hace seis o siete años y con un plato detrás de la cabeza que aporreaba de tanto en cuanto, tanto se animaba a chapurrear cuatro palabras en español como se ponía a tocar con una toalla tapándole la cara. Un personaje.
A pesar de que, tal y como hemos dicho, había bastante menos gente ante ellos que los que había con Rendezvous Point y de que podríamos afirmar sin miedo a equivocarnos que su actuación fue la que menos gustó al global de la sala, lo cierto es que los que habían respondieron a su descarga a la perfección, aplaudiendo a rabiar tras cada tema y dando palmas siempre que fueron requeridas. Siendo temas instrumentales sin hooks demasiado claros, me resulta complicado destacar ninguna canción sobre las demás, pero aún así no me costó disfrutar de un concierto que me pareció sólido, divertido y, lo que es más importante, con alma. Por ello, Arch Echo me dejaron claro que son bastante más que una banda ultra técnica que intenta empaquetar el máximo de notas en el menor espacio posible sin más criterio que el puro exhibicionismo instrumental.
Setlist Arch Echo:
Daybreak
Hip Dipper
Mukduk
Aurora
Stella
Color Wheel
Afterburget
Vola
Yo, y supongo que casi todo el mundo, conocí a Vola cuando vinieron de teloneros de Katatonia (junto a Agent Fresco) hace cosa de tres años. Más que su concierto, que creo que estuvo bien pero que tampoco recuerdo que fuera nada del otro mundo, lo que me enganchó de verdad de ellos fue su disco de debut, un Inmazes que resultó toda una sorpresa rebosante de creatividad y capaz de mezclar djent, electrónica, dream pop, metal alternativo y prog rock con melodías pegadizas y luz a raudales. Le siguió un también excelente Applause from a Distant Crowd, un disco precioso en el que dejaron atrás prácticamente todos sus componentes metálicos sin que con eso perdieran ni una pizca de su esencia.
Lo primero que noté cuando el cuarteto danés se subió al escenario es que el bajista me sonaba muchísimo (muchísimo más de lo que me podría sonar un tío por ser sencillamente el bajista de Vola). Al cabo de barruntar un rato, me dije: ¡coño, pero si es el bajista de Agent Fresco! Al comentar eso a mi alrededor me dijeron que no, y una foto de la banda islandesa en Google me confirmó que, efectivamente, no lo era. Finalmente, caí en el porqué de mi confusión: en la última visita de Agent Fresco a nuestros escenarios como teloneros de Leprous (todo es como un gran círculo vicioso, veo), el bajista habitual de la banda se tuvo que ausentar porque había sido padre, y en el último momento llamaron a este muchacho, de nombre Nicolai Mogensen, para sustituirlo. ¡De eso me sonaba!
Quizás tampoco se trata de dato de importancia vital, pero superada la duda pude empezar a disfrutar del concierto sin más preocupaciones externas. Liderados siempre por un sensible y magnético Asger Mygind, que lograba aglutinar todas las miradas sin necesidad de hablar demasiado con el (entregado) público, los daneses otorgaron un protagonismo casi total (dos tercios de su repertorio) a los temas de su último trabajo. Y aunque sonaron magníficos, potentes y cristalinos, en mi opinión los momentos álgidos de su velada fueron, precisamente, cuando se soltaron con pinceladas de Inmazes. Y no soy solo yo quien lo piensa, creedme, ya que cuando atacaron temarrazos como la asincopada y multirrítmica «Starburn» o la discotequera y orientaloide «Your Mind is a Helpless Dreamer», la sala entró en un nivel extra de catarsis y de vértebras al vuelo que ni por asomo vimos con los temas nuevos, de una naturaleza mucho más delicada.
El acalorado centenar de personas que casi llenaron la sala disfrutaron de un sonido magnífico y de una banda que lo dio todo. Asger, enfundado en una poco glamurosa camiseta imperio blanca, demostró un rango vocal envidiable, mientras que el batería Adam Janzi nos entretuvo con todo un catálogo de tics, estiramientos y movimientos espasmódicos. La ambiental, emotiva e íntima «Alien Shivers» nos puso la piel de gallina gracias a sus juegos de voces y la ausencia de base rítmica, mientras que «Black Box», perteneciente a su EP de debut, nos mostró su componente más puramente djent y puso todas las cabezas de la sala a sacudir. El set principal acabó con una celebrada y beatlesca «Applause of a Distant Crowd», un tema que sonó como los ángeles y que vino precedida del amenazador anuncio de que se iba a ser la última a no ser que la gente pidiera lo contrario con suficiente fuerza.
Y aunque ellos ya tenían preparados un par de cortes más pasara lo que pasara, la gente gritó con todas sus energías reclamando que la cosa no acabara ahí. Las piezas elegidas para, ahora sí, poner el punto y final a una hora y diez de excelente concierto fueron dos de los puntos álgidos de su primer disco y, por ende, de su discografía. «Gutter Moon» y «Stray the Skies» pusieron la sala literalmente patas arriba y dejaron a todo el público vociferando eso de «Everywhere, everywhere» que se repite constantemente en este último tema. Exitazo, ovación de gala y aplausos a rabiar para un concierto que convenció sin demasiadas reservas a todo el mundo. Y personalmente, aunque hubo algún momento muy puntual que se me hizo algo plano, concuerdo con el veredicto del público: buenísimos VOLA, una banda con un futuro esplendoroso a poco que tengan un poco de suerte y continúen demostrando tal nivel de inspiración.
Setlist Vola:
Still
Smartfriend
Ghosts
The Same War
Starburn
Black Box
Alien Shivers
Vertigo
Ruby Pool
Whaler
Your Mind is a Helpless Dreamer
Applause of a Distant Crowd
Gutter Moon
Stray the Skies
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.