Aunque a menudo pienso que pierdo demasiado tiempo navegando en las redes sociales, de vez en cuando pesco en ellas algún desconocido y fascinante espécimen musical que, en cierto modo, compensa todo el evidente rato malgastado. Maruja es, a día de hoy, mi última estimulante captura, gracias a las precisas recomendaciones de un par de internautas de confianza (el cantautor y asiduo espectador Maurici Ribera y el responsable del blog Tot de Pop, Lluís Capellades Sesé) y a unas extremadamente positivas reseñas (firmadas por Jaime Arjona y Beto Lagarda) publicadas en esta misma web. Por consiguiente, después de escuchar reiteradamente y con deleite el contenido de sus dos únicos EP’s, Knocknarea (2023) y Connla’s Well (2024), sólo me quedaba la duda de cómo sus creadores iban a ejecutar en vivo este atrayente material (descrito a grandes rasgos en mi previa del evento), sin falsearlo ni obviar sus espléndidos matices. Y, a priori, no tenían las de ganar porque dicho reivindicativo e inusual temario me había encandilado a través de íntimas audiciones, casi siempre en espacios o trayectos solitarios.
Ahora que ha transcurrido un mes desde su actuación en la barcelonesa sala Wolf (curiosamente, un local que nunca había pisado), puedo afirmar que los de Manchester no me defraudaron, pero tampoco me dejaron extasiado. Independientemente de las altas expectativas generadas por mi intelecto, debo confesar que me sobraban un mínimo de 30 años en el carnet de identidad (la edad ideal para disfrutar del intenso espectáculo en el meollo de las primeras filas). Además, al concluir el concierto, el antes citado líder del proyecto antifolk The Missing Leech, que ya los había visto dos veces en su país de origen, me comentó que en esta ocasión la prometedora formación británica había perdido parte de su primigenia espontaneidad (dato que no me extrañó tras verificar la similitud de los setlists de su actual gira).
Pese a que es injusto buscarle peros a un grupo que progresa adecuadamente y a un recital que duró unos convenientes 80 minutos, me faltaron las impresionantes composiciones «Blind Spot» y «The Tinker» de su debut discográfico y, por supuesto, hubiese cambiado varias manidas poses del vehemente vocalista Harry Wilkinson por más protagonismo de su guitarra. A favor destacaría que el batería Jacob Hayes y el bajista Matt Buonaccorsi cumplieron con creces; que Joseph Carroll se lució (tanto en actitud como exprimiendo su saxofón); que el conjunto acertó iniciando el show con la representativa «The Invisible Man» y cerrándolo con la sugestiva «Resisting Resistance»; y que el abrazo final de los cuatro miembros del combo me pareció muy fraternal y plenamente convincente.
Así pues, la sensación de haber contemplado a una banda prácticamente en su mejor momento, no me la quitará nadie.
Setlist:
The Invisible Man
Zeitgeist
Break the Tension
Thunder
Jam
One Hand Behind the Devil
Look Down On Us
Kakistocracy
Resisting Resistance
