Lucifer – Lucifer III

Los primeros acordes de «Ghosts» ya te dan la sustancial pista de que estamos frente a algo nuevo en Lucifer. Pues III moldea el estilo de sus predecesores y acerca al hard rock el sonido sabbathiano de la banda.

Lucifer III llega a nuestras vidas en un momento en el que muchos necesitamos la música para evadirnos de nuestras vidas confinadas entre cuatro paredes. Si un disco es bueno, no nos cuesta nada escucharlo varias veces, pues si algo nos sobra en estos momentos, es el tiempo. Un servidor, tras varios días escuchando este nuevo disco, se dispone a exponer sus virtudes, que no son pocas.

Lucifer vive en la sombra de otras bandas con sonidos parecidos como Kadavar o Blues Pills, injustamente, valga la pena citarlo. Injustamente residen en una segunda linea de la que no deberían ser partícipes, pues el potencial que desde su primer largo, Lucifer I (2015), demostraron, merecían una mejor suerte. Quizás la inclusión casual de Nicke Andersson o el moldeo de su sonido a cotas más rockeras, les aventure subir un merecido peldaño en estas “listas” que nunca comprenderemos. Espero y deseo que así sea.

Lucifer III no es más de lo mismo, no es el grupo de una mujer guapa sin más recursos que la estética. Lucifer no es Johanna. Lucifer es una suma de talentosos artistas que bebieron de las influencias de los primigenios Black Sabbath o incluso de Cathedral. Su estilo se ha ido adaptando a medida que la banda maduraba y, con Lucifer III parece que han logrado establecerse en este hard rock setentero con connotaciones doom y heavy psych. La suma de conceptos suena de maravilla, y aquí si debo reconocer que la interpretación vocal de Johanna tiene mucho que decir. Su registro de voz es increíble

El disco es disfrutable al 100%, no hay grietas en su composición. Las guitarras suenan poderosas en todo momento, guitarras que hablan por si solas como en la canción “Lucifer”, toda una declaración de principios con lo que a priori sería la canción que mejor debería representar a la banda. Como ya sucediera en su momento con bandas como Black Sabbath o Iron Maiden, quienes usaron su nombre para marcar una canción que marcaría su sonido de por vida.

Las nueve canciones de III son ligeras y amenas, más luminosas que nunca, y con un sonido que te transporta con facilidad a esas décadas, pero sin el olor a naftalina de baúl de los recuerdos. Cortes como “Ghosts”, “Pacific Blues”, “Midnight Phantom” o “Coffin Fever” podrían bien ser de lo mejor que la banda ha compuesto nunca. Pero no me esconderé para afirmar que para mí, Lucifer I tiene un punto maléfico que sigue conquistándome por encima del resto.

Beto Lagarda

Rock en todas sus extensiones