Cuando me disponía a dar una primera escucha al debut de Lucious Bloodfire esperaba encontrarme, por lo poco que sabía de la formación, un disco bastante cercano a los sonidos más extremos del metal. No pude errar más. Lo que nos ofrecen son trece temas cimentados en las bases más puras del heavy metal, en los que frecuentemente encontraremos adornos de otros géneros como el hard rock o el power metal, dando como resultado un álbum que enganchará a un espectro muy amplio de público sin que apenas nos demos cuenta.
A modo de obertura tenemos “The Emergence”, preparando un escenario épico que servirá de telón de fondo durante casi una hora, que da comienzo de verdad con “Last of My Kind”, galopante tarjeta de presentación cargada de matices epopéyicos a la que sigue “New God”, envolvente desde el primer golpe de guitarra, contundente y armoniosa a la vez.
Con tonos más melódicos llega “So Tonight Begins”, en el que nos regalan unos solos lleno de personalidad e intención como broches perfectos a una canción sencilla pero visiblemente cuidada.
“This Connection” desprende un aura ligeramente más oscura, con la base instrumental llevando de la mano a la voz durante todo el tema a la perfección, hasta que entra de la forma más suave posible, con el piano a la cabeza, “Slice of Hell”. No tarda en llegar cierta velocidad, con un Lucious volcándose en cargar de sentimiento la canción, y consiguiéndolo más que de sobra, mientras que Rich Williamson se sigue encargando de atacarnos continuamente con sus afiladas cuerdas.
“All Is Lost” suena tan pesimista y cruda como su título, con aires más alternativos y llegando incluso a alcanzar un tono melodramático.
No tardan en sacudirse el carácter melancólico para sustituirlo por el genuinamente heavy que les caracteriza, marcándose un “Skin of Hate” en el que se aprecia la influencia de Dio más que nunca.
Vuelve a salir al albero las composiciones más coreables con “Dust Cloud”, que cabalga impecablemente sobre una batería encargada de marcar la ruta durante la mayor parte del corte.
“Pathos” retoma la senda de los sonidos más clásicos, siendo esta vez los teclados los encargados de dotarla de un carácter propio, que se culmina con un último tramo directo y potente.
Fusionando los setenta y los ochenta se presenta “Eyes of the World”, y acaban por vencer el pulso los setenta en “Heart of the Dragon”, con sus ritmos pesados encargados de crear una atmósfera oscura.
Atmósfera que sigue presente al comienzo de “Falling off the Edge of the World”, hasta que a mitad de tema se disipa a base del buen heavy del que hace gala la banda, añadiendo también ciertos matices de un rock más progresivo.
“Haunted” es un medio tiempo con el que se cierra el álbum, meciéndose durante los últimos minutos del mismo, acabando con el mismo regusto teatral con el que comenzó.
Como dije al principio, esperaba algo muy distinto de este Origin, y el sabor de boca que me ha dejado no podría haber sido mejor. Un debut al que, dada su elasticidad y buen sonido, todo el mundo debería dar al menos una oportunidad.