Es curioso que este maestro de maestros haya prescindido de golpe del apelativo de Michael Schenker Fest y haya optado por el clásico M.S.G. (Michael Schenker Group). Quizá haya sido el hecho de dar carpetazo a eso de contar con los vocalistas de toda la vida, que le acompañaron en el pasado, y que a sus 65 años vea futuro. A partir de ahora sus conciertos ya no son un homenaje a los años pretéritos y un remember del pasado. Graham Bonett sigue sumando ostracismo y olvido y ya no está ni Alcatrazz ni con Schenker. Llevo años diciendo que tira de playbacks y dudo que Michael quisiera pasar por el aro viendo los grandes esfuerzos de Barden y McAuley. Cuidado, en este disco aparecen ambos, pero como “invitados”. Está claro que el alemán le está dando un lavado de cara al proyecto.
Variedad estilística, su firma eterna de calidad y el sabor clásico de toda la vida en todos y cada uno de los diez cortes que componen esta obra, eso es lo que ofrece Immortal. La verdad es que el esfuerzo compositivo del rubio alemán es notorio en los últimos tres discos. Vive una segunda juventud alejada de adicciones y de miedos escénicos por lo que, y aunque sorprenda, estamos delante del mejor Michael Schenker en lustros, tanto en directo como en estudio.
Una ametralladora acompaña el ritmo de inicio de “Drilled to Kill” con todo un Ralf Scheepers (Primal Fear y ex Gamma Ray) para abrir fuego con clase y contundencia. El teclado de Derek Sherinian un poco suaviza lo que es una de las canciones más netamente heavy metaleras que nunca ha compuesto Schenker. Dotada de un gran solo en su Flying V y combinando clase y velocidad. Puede recordarte los primeros discos de Gamma Ray perfectamente, por lo que descoloca, pero a la vez te engancha, incluso con ese final tan abrupto.
El invitado sorpresa en “Don’t Die on Me Down” es Joe Lynn Turner, en otro tema que pega fuerte y que te ofrece calidad y melodía en un medio tiempo en el que Schenker vuelve a estar pletórico. No baja la calidad en “Knight of the Dead” con Ronnie Romero de estrella invitada. Todo lo que toca el chileno es oro, así que la combinación de ambas estrellas funciona y da para mucho. “Si Romero es bueno para Blackmore también lo es para mi”… ¡maravillosa frase!
De entre lo mejor del disco destacaría ese medio tiempo-balada tan sentido que es “After the Rain” con Michael Voss, su productor (y cantante de Mad Max), a las voces. Mucho sentimiento y gran estribillo que pasa directamente a ser uno de los más grandes clásicos de esta nueva etapa. “Devil’s Daughter” juguetea con el riff de guitarra y mantiene la afiladísima voz de Scheepers por mucho que el corte no sea de lo más destacable del álbum. Impresiona la calidad de “Sail the Darkness” (cuidadito con este tema) y esa incursión puramente Rainbow de la canciónpues suena clavado a la etapa Dio. Enorme línea vocal y genial la batería en la pura tradición Cozy Powell.
En “The Queen of Thorns and Roses” hay un bello ejercicio de guitarra muy en la pura tradición M.S.G. Es otro tema muy bien construido y dotado de uno de los estribillos del disco, que comparte todo el protagonismo con la incesante guitarra del divo. Mención aparte merecen el clásico Barry Parks al bajo y todo un Brian Tichy en las percusiones en otra canción que merece ser tocada en directo. “Come on Over” es material clásico, funciona, pero no la situaré al mismo nivel de las anteriores por mucho que esté Romero a la voz.
El final del disco vuelve a elevar la calidad general con la delicada y melódica “Sangria Morte”, con muchos coros y un teclado acompañando. Una composición perfecta para que estampe su clase Joe Lynn Turner, quien supongo que mataría por entrar en la próxima formación de Schenker. La gran sorpresa la pone la reinterpretación del “In Search of the Peace of Mind”, el primer tema que compuso Michael, con solo 15 añitos, y que posteriormente entró en el catálogo de los primeros Scorps. En esa época seguro que todavía veraneaba en el camping de Cambrils. El plus lo da el carrusel de cantantes que deambulan en un mismo tema: Barden, White y McAuley… los históricos, en una de las primeras demostraciones de clase a las seis cuerdas de uno de nuestros guitarristas más queridos.
¿Resurrección, revelación, inmortalidad…? ¿Puede que estos años prolíficos y de felicidad para Schenker vengan acompañados también de una nueva fe? Sea como sea estamos ante una etapa excelente en la que Michael Schenker ha encontrado su puesto, se ha establecido y ha visto que hay futuro, por lo que el pasado no es tan necesario. Sus vocalistas anteriores y el “Fest” ya no son imprescindibles. El M.S.G. parece que quiere volar en un carrusel de invitados a las voces, combinando clásicos con lo mejor de estos tres discos, que es mucho. Si eres fan del rubio guitarrista vas a seguir disfrutando con discos como este. Si gira con Voss, Scheepers y Romero puede ser una maravilla.