Arrancaba la tercera y última cita en Valdedebas, el sol relucía tras muchas horas escondido tras una espesa capa de nubes que amenazaban con tormenta desde primera hora de la mañana. Esperábamos para hoy mucha más gente arrastrada por el efecto The Cure y por ser sábado evidentemente. Muchas pulseras de día y mucha más gente desfilando hacía el recinto, el calor no era lo suficientemente intenso para que los primeros asistentes tomaran la parte delantera del Mad Cool stage para ver al irrepetible Johnny Marr repartiendo temazos y sonrisas a primera hora de la tarde.
El ex guitarrista de The Smiths, grupo icónico como los haya, venía con la etiqueta de “tapado” este último día, mucha gente no relaciona su nombre con el de la mítica banda de Manchester. “I’m british but I’m not a dick”, a sus pies señor Johnny. El guitarrista y ahora cantante brilla con luz propia a sus 55 años. Su talante como frontman solo puede ser comparado con su talento. Creador de riffs, fabricante de enormes canciones, coautor de himnos.
Simpático y agradecido, con su tupé canoso despeinado al viento que empezaba a soplar con intensidad en Valdedebas Johnny se armó de su guitarra y su resquebrajada voz para marcarse un concierto impecable. Sonaron temas de su carrera en solitario, sobre todo de su último disco Call the Comet, pero los momentos en que The Smiths hacían la aparición, el tempranero público estallaba en éxtasis. Aún sin Morrissey, los temas de The Smiths sonaron como nunca, “Bigmouth strikes again”, “How soon is now?” y una increíble “There is a light that never goes out” empequeñecieron todo lo que se avecinó en Mad Cool hasta bien entrada la noche. Gran Marr, uno de los triunfadores del día.
Frente a la monotonía pop de Cat Power decidimos cruzar el recinto hacía el Comunidad de Madrid stage para ver la mitad del show que estaban ya ofreciendo Bear’s Den, una de las sensaciones de los últimos tres o cuatro años en el mundo indie más folk.
Dando los últimos coletazos de la larga gira de presentación de su último álbum de estudio, Bear’s Den conseguían reunir a un buen número de fieles que no temían al sol. Islands se remonta a 2014 y Red Earth & Pouring Rain arrasó en 2016. Actualmente tienen ya a punto para publicar su esperado sucesor, So that you might hear me.
Los londinenses no son el alma de una fiesta pero su directo gana enteros a medida que la banda va creciéndose sobre el escenario. Sus temas ganan intensidad en directo gracias a la entrega de Andrew Davie y Kevin Jones, el alma y la fiabilidad de Bear’s Dean.
Volvimos a la zona de los escenarios principales para ver la mitad del concierto de Cat Power, la artista de Atlanta tiene una sólida base de fans y una reputación intachable. Considerada una de las mejores artistas de la escena independiente norteamericana, Chan Mashall lleva más de veinticinco años de carrera llenando recintos allí donde actúa.
A sus 47 años la artista se muestra en un momento dulce y su leyenda se agranda con el paso de los años pero su propuesta es poco atractiva para estar en un festival rockero como Mad Cool, posiblemente la mejor versión de Cat Power la encuentres disfrutando de su música en un concierto más íntimo. Personalmente no entiendo el fervor que le rodea. Bastante gente se aglutinó enfrente el Madrid te Abraza stage, en parte para esconderse del sol que se posicionaba detrás del escenario provocando una agradecida y larga sombra aprovechada para que mucha gente se plantara al ritmo de su música. Aburrido el concierto, posiblemente el más aburrido del festival.
Mientras en la carpa de los escenarios pequeños arrancaba el primero de los tres conciertazos programados para esta tarde. Los mejicanos Le Butcherettes tomarían con soltura el Consequence of Sound stage. Mucha más gente de la esperada quería comprobar de primera mano si era verdad que la banda de Guadalajara tenía el directo que nos prometían.
Pese a tener 45′ programados, se bastaron con cinco para demostrarnos quien manda cuando se habla de arrasar un escenario. Todos los ojos se fijaban en Teri Gender Bender quien se propuso destrozarnos a base de un garage punk visceral.
Presentando su nuevo disco bi/MENTAL, los mejicanos repasaron sus temas más cañeros sin dar tregua alguna a los asistentes que observaban con muestras de incredulidad de ver como una banda a priori pequeña lograba hacer estallar en llamas el festival. La locura siguió una vez terminado el concierto cuando a Teri no se le acudió nada más que tirar el teclado al público no contenta con lo de repartir púas, baquetas o setlists. Sin duda uno de los momentos más extravagantes de todo el fin de semana.
Minutos después ser servía otro plato fuerte en el pequeño escenario de enfrente, el Mondo sonoro stage. Allí se preparaban para aplastarnos los escoceses The Twilight Sad. Los de Glasgow ofrecen un post punk complejo, visceral, emotivo. La capacidad que tiene James Graham de transmitir con sus palabras es sobrecogedora aunque no conozcas sus temas.
Sus seis álbumes de estudio son increíbles y su directo aún más. Acudían a Madrid en plena campaña de presentación de su nuevo disco If won’t be like this all the time, uno de los mejores trabajos de rock oscuro de este 2019. El quinteto encabezado por James Graham y Andy MacFarlane ofreció un perfecto concierto de post punk puro, con su esencia, su estremecedora realidad. Sabíamos que The Twilight Sad sería una de las bandas pequeñas a tener en cuenta este festival pero desconocíamos su bestial faceta en directo.
Si has visto Rage Aginst the Machine en directo posiblemente encontrarás cero atractiva la oferta de los Prophets of Rage, al menos esto es lo que llevo pensado estos tres últimos años. Este híbrido está compuesto por la base musical de la legendaria banda de Los Angeles con la ayuda de los cantantes de hip hop Chuck D y B-Real de Public Enemy y Cypress Hill. Sin duda la presencia de Tim Commerford con su bajo, Brad Wilk en la batería y sobre todo la presencia de Tom Morello sobre el escenario ya es un motivo para prestar el máximo de atención a lo que se avecina.
Tenemos que admitir que la suma de Chuck D y B-Real no llegan ni a la mitad de lo que Zack de la Rocha era en Rage Against the Machine. Partiendo de ese detalle y asumiendo que es difícil que el cuarteto más combativo del rock alternativo se junte de nuevo, mejor Prophets que nada.
Entiendo que la realización de la organización no sabía que Tom Morello es el artista a seguir, pues más bien poco salía enfocado en unas pantallas más pendientes de los dos raperos y hasta los movimientos del siempre descamisado Tim Commerford que del guitarrista puertoriqueño.
Tom Morello es un monstruo. Otro detalle a considerar. El creador de algunos de los mejores riffs de los últimos 25 años nunca falla un acorde, con su camisa y su gorra y con las cuerdas de la guitarra siempre pendientes de recortar, Tom coge su guitarra y logra enamorar al más profano. Se interpretaron temas de su disco pero los momentos esperados eran cuando el poderío de RATM tomaba Valdedebas. “Testify” y “Guerrilla Radio” marcaron el primer tramo de concierto en el que la banda presentó en vivo por primera vez el tema “Made With Hate”. Poco a poco fueron desgranando temas que hicieron saltar y bailar a decenas de miles de asistentes.
Pero aún quedaba lo mejor del día, cuando “Bullet in the Head” nos pilló por sorpresa el éxtasis colectivo tomó el Mad Cool. Una estado que no nos abandonó ya hasta el final del show. “Bulls on Parade”, “How I could just kill a Man”… y sobre todo el combo final apotéosico y esperado: “Bombtrack” y “Killing in the Name” no nos permitió ni respirar. Todo el recinto era una fiesta. Bajo el lema “Make España Rage Again” se despidieron de los fans que respiraban la alegría del gozo. Un sobresaliente para Prophets que, a falta de RATM, mejor ellos que nada.
Mientras Prophets hacían saltar y cantar a miles de espectadores, en The Loop se servía el plato más fuerte del festival. Jon Hopkins, una de las mentes más privilegiadas en el mundo de la electrónica se estaba marcando una sesión bestial de las que no se olvidan nunca. Los 90 minutos de Hopkins dieron para ofrecer una auténtica obra maestra multisensorial. Su gran retorno tras la gira de Imunity quedó plasmado en un brutal disco titulado Singularity, disco en el que Jon sacó a relucir su capacidad de lograr una simbiosis entre música y mente, entre alma y universo.
En Madrid ofreció un espectáculo digno de ser visto hasta por el más neófito en el mundo de la electrónica. La devastación de su sonido solo puede ser entendida a través de los elementos visuales, sus abstractos vídeos técnicamente perfectos solo pueden visualizarse escuchando su mezcla entre techno y trance, todo llevado a la máxima expresión en formato arte. Con Jon Hopkins todo sigue un patrón, una conexión, aunque él no disponga de un setlist al propio uso, todo está en su cabeza, de esas que no van a la velocidad normal, sino a miles de kilómetros por hora.
Cayeron “Open Eye signal” o “Collider”, ambos de Imunity. Aunque basó su concierto en las propuestas de Singularity. Sonido perfecto, gran ambiente y un The Loop convertido en una fiesta a gran escala.
Con un retraso de veinte minutos arrancaría el concierto a prori grande del festival, dos horas y cuarto con Robert Smith y sus The Cure. Se notaba que la gente acudía al festival con el objetivo principal de ver a la veterana banda de Crawley. Si bien es cierto que The Cure ha visitado España en más de 30 ocasiones siguen teniendo un poder de convocatoria enorme.
Sobrio escenario decorado con unas pantallas llamativas, todos los músicos en su disposición establecida menos Robert Smith, el único que podía campar a sus anchas mientras durase la actuación. Vestido de un impoluto negro, con su lápiz de ojos sin punta y el mal colocado carmín de sus labios, los pelos de bruja avería y una prominente barriga marcando sus 60 años. Su indumentaria no parece cambiar con los años, si antes su estética gótica siniestra era amenazadora, ahora es lo que entenderíamos como el loco del pueblo. Robert Smith es así, no vamos ni intentaremos cambiarle.
Mucha gente (casi toda) se reunió frente al Mad Cool stage, en parte por The Cure y en parte por no tener una alternativa que pudiera despegar gente de su sitio. Bonobo interpretando un DJ set en The Loop stage y The 1975 aburriendo hasta a los guardias de seguridad no podían competir con The Cure. Quizás esta sería mi pega, 2 horas y 15 minutos “obligados” de The Cure quizás es demasiado teniendo en cuenta que estamos en un festival con más bandas y gustos variados.
Técnicamente perfectos, la maquinaria The Cure no dejó de rodar durante 140 minutos, Robert se mostró impecable pero tanto o más que él estuvieron rallando a la altura los demás artistas. Simon Gallup fue el acompañante perfecto con su inescrutable bajo, Jason Cooper trabajó sin cesar tras los bombos. Aunque el que más me gustó en su labor de teclista fue Roger O’Donnell, sus momentos actuando como apertura o incidiendo en la carga de los temas fue impecable.
La primera mitad del extenso concierto fue destinado a repasar temas menos “mainstream” aunque entre tantos cayeron por su propio peso canciones atemporales como “Pictures of you”, “Lovesong”, “Fascination Street” o “Just like heaven” se entrelazaron con temas como “Plainsong”, “High” o “Push”. La combinación era inteligente aunque por momentos residía en el festival una sensación de monotonía solo cortada por Robert Smith y su peculiar forma de marcar estilo.
En total tocaron 27 temas, si, 27. Y fue cuando los primeros acordes de la oscura “A Forest”, el himno post punk y new wave de 1980 arrancó el concierto que muchos deseaban, el momento de los clásicos que, hablando de The Cure, no son pocos.
Qué decir sobre la sensación de ver en directo el propio tema “A Forest”, increíble. Disintregration se llevó siete cortes en este directo, la banda se encuentra celebrando los 30 años de su trabajo más sublime. Tras un amago de fin de concierto llegó el esperado bis. Con “Lullaby” regresó la locura que no cesó hasta el final. “The Caterpillar” resonó con estruendo pero cuando Robert tomó la guitarra acústica y rasgó tres acordes el mundo se vino abajo, la sencillez de “Friday I’m in Love” nos enamoró. Con “Close to me” se llegó casi al orgasmo musical… pero solo era el preludio al momento épico de la noche con la atemporal “Boys Don’t Cry”. Recta final de escándalo, subidón, emociones a flor de piel y una larga despedida, con merecidos aplausos para la banda más grande de esta edición del Mad Cool.
Tras el subidón final de The Cure mucho tenían que esforzarse a priori Greta Van Fleet para demostrar todo lo que de ellos se habla. Mucho fan con camisetas de la banda se veía durante la jornada, el fenómeno Greta Van Fleet aterrizaba por primera vez en España y había muchas ganas de verles. Muchas ganas y mucha esperanza. Esperanza de que la banda no se convierta en un bluf, esperanzas de confiar en que las nuevas generaciones de bandas de rock logren escalar posiciones en un mundo que a veces hace la vista gorda con el rock.
La expectación era inmensa, mucha más gente de la esperada se posicionaba frente al escenario. Greta Van Fleet saltaba justo cuando terminaba the Cure, la gente tardó unos minutos en llegar y unos más en cambiar el chip. Si alguien tenía dudas acerca Van Fleet, los norteamericanos las borró en un abrir y cerrar de ojos.
El show se sirvió a su gusto, a nuestro gusto. Rock de inmensa calidad destilado con sudor y alegría, con inmensidad. Greta Van Fleet no solo son una bocanada de aire fresco al mundo del rock clásico, sino que están predestinados a ser gigantes. Quizás se impregnaron demasiado de Led Zeppelin, quizás las comparaciones son odiosas, pero que más da, el papel de esta banda en nuestra actualidad será inmenso, se puede entrever que en poco tiempo serán una banda de estadios.
Tocando su setlist clásico, con temas de From the Fires y de Anthem of the Peaceful Army su concierto no se puede resumir en los temas interpretados en vivo, sino en las sensaciones. El potencial de los hermanos Kiszka es enorme pero el carisma se lo lleva el menor de ellos, el bajito y pelón Joshua es tan intenso como entrañable.
Con un solo de batería impecable de Daniel Wagner, solo de guitarra de Jacob y un Samuel que tanto le da tocar el bajo como el órgano, la banda rinde a un nivel increíble. La gente vibró como en ningún otro concierto, el que no conocía a Greta Van Fleet alucinó, el que ya los conocía se reafirmó. Tenemos rock para mucho rato.
En el concierto no faltaron temazos como “Black smoke Rising”, “Highway tune” o “When the curtain falls”. Incluso se permitieron el lujo de tocar un tema sobre la bocina alargando cinco minutos el éxtasis generalizado. Greta Van Fleet acababan de hacer historia, su primer concierto en España fue brutal. La sensación de haber estado en un concierto de los que marcan los tiempos prevalece aún hoy, el mejor bolo de todo el festival.
A poco nos iba a sentar ver cualquier cosa una vez finalizado el mejor bolo de todo el fin de semana. Por suerte estábamos ya en el final del festival, ya eran las tres de la mañana y dimos los últimos coletazos acudiendo al escenario principal para ver los 20´finales de Robyn, una de las solistas del momento.
La artista publicó en 2018 Honey, su séptimo trabajo desde 1995 y con él, le ha llegado su momento . Considerado por muchos como uno de los mejores trabajos de electropop de los últimos lustros, Honey te transporta al mundo de Robyn, un mundo de felicidad, de baile, de beats…La cantante sueca ofreció un show impresionante con unos fieles fans que no deseaban que Mad Cool cerrara su edición.
Con un escenario impoluto, Robyn me mostró hasta emocionada, llegamos para ver las cuatro últimas canciones, entre ella su máximo hit “Dancing on my own” con el que el recinto estalló en éxtasis. “Call your Girlfriend” y “With every Heartbeat” cerraron el que para muchos era el concierto de la noche con el permiso de The Cure.
Y el colofón final de la noche se servía en Comunidad de Madrid stage, escenario que se preparaba para un descomunal concierto final de Carpenter Brut. Al ritmo del clásico “Africa” de Toto se caldeaba el ambiente, corte a media canción para dar entrada a la locura de los franceses. La oscuridad tomó el control, el metal cobró vida en el festival. Guitarra eléctrica, batería y teclado todo en uno creando una bola de potencia poco vista en este festival.
El combo de Franck Hueso ofreció uno de los conciertos más cañeros de este año, fue tanta la atracción de su propuesta que el público creció a medida que avanzaba la descarga de electro metal house. Tocando con virtuosismo y adornado con videos ochenteros de muerte, monstruos y animadoras de fútbol avanzó un concierto del que no podías alejarte. Carpenter Brut se comió la noche de principio a fin y cerró así el festival para nosotros.
La decepción de día: Cat Power
Los temazos del día: <<Killing in the name>> de Prophets of Rage,<<Friday I’m in Love>> de The Cure y <<When the curtain falls>> de Greta Van Fleet.
La sorpresa del día: The Twilight Sad y Carpenter Brut
El grupo del día: Greta Van Fleet