Día III en Mad Cool, por Beto LS
Enfilar la calurosa «Zona Zero» que da acceso al recinto del Mad Cool por tercera y última vez da esa extraña sensación de tristeza mezclada con los nervios que se antojaban al ver el cartel del último día de festival, un día en el que tres cabezas de cartel competirían por un sitio entre los dioses y no nos podíamos imaginar el resultado final de esta venidera lucha de titanes.
Tras el plantón de Massive Attack y los ataques envenenados de la prensa especializada y de la muchedumbre esperábamos que el cierre del festival no se cobrara más sorpresas desagradables. Solventados con éxito el tema de los accesos, las colas en los bares y puestos de comida… ¿qué podria salir mal hoy?
Con un sol de justicia y ya dentro del recinto nos dirigimos directos a Mainstage donde por fin podríamos ver a Wolf Alice tras bastante tiempo de persecución personal hacia la banda de Londres. Muy poco vestida para la ocasión, la buena de Ellie Roswell guitarra en mano, llegó dispuesta a demostrar que su presencia en el escenario más grande del festival no es fruto de la casualidad y pese a disponer solo de 50 minutos el cuarteto londinense se graduó con notaza. «Your Loves Whore» fue la escogida para arrancar el show, el tema de su álbum debut My Love is Cool ambientó perfectamente el show con esa calma rockera y la voz tenue de Ellie. De dicho álbum rascaron hasta cinco temas, entre ellos los aclamados «Bros», la rockera «You’re a Germ» y «Fluffy». El potencial de la banda tanto a nivel compositivo como a nivel de directo aún esta por determinar, Ellie Roswell me desenvuelve a su antojo como una estrella de rock mientras que Joff Odie en la guitarra le secunda con rotundidad en cada momento. Pero los momentos más intensos del concierto fueron cuando la banda se dedicó a interpretar los temas de su último trabajo Visions of a Life, temas que gustan y mucho al gentío, «Don’t Delete the Kisses» con esa ternura entre estrofas, la cañón «Beautifully Unconventinal» o «Formidable Cool» con esos susurros sexys de Ellie arrasaron sin piedad alguna. Brillante, corto pero brillante concierto de una de las bandas más prometedoras del rock/indie actual.
Jack Johnson hacía parada en su gira estival en el Mad Cool para alegría de muchos fans del cantautor hawaiano. El creador de varios de los himnos preferidos de los surferos de todo el mundo actuaría en mainstage por más de una hora cuando el sol ya empezó a dejar de ser la preocupación principal de los asistentes. Conectar con el público no es complicado para el bueno de Jack y su banda, y menos arrancando fuerte con «Radiate», «Siting, Waiting, Wishing» y «Flake» temas clave dentro de sus tres álbumes más prestigiosos. Pero si alguien se preguntaba qué setlist nos iba a ofrecer, lleno de clásicos, sobretodo de In Between Dreams, el álbum que le dio a conocer a todo el mundo su folk surfero. El que si echamos de menos casi todos los espectadores es su tema «Upside Down». El americano traía bajo el brazo un disco de 2017 titulado All the light above it too del que solo rescató un tema: «My Mind is for sale». Gozando todo el show de un cálido respeto por parte del público y interactuando simpáticamente entre temas, Jack nos encandiló y emocionó mientras ya todos esperábamos a Josh Homme en el otro main stage.
Y a partir de aquí toma el mando Pau Rossell
Pues ya había llegado la última jornada del festival, marcada principalmente por las actuaciones de Queens of the Stone Age, Depeche Mode o Nine Inch Nails entre otros. Con este line up Mad Cool tenía la oportunidad perfecta para resarcirse de todos los problemas previos, y para mí, como explicaré en las próximas líneas, lo consiguió.
Al llegar a la puerta la cosa pintaba bastante peor que el día anterior. Había muchísima gente y parecía no avanzar, pero únicamente se debía a un estrechamiento de la cola para un mayor control, que una vez superado, hizo muy rápido el acceso al festival. Quedaba más de una hora para que empezara a tocar QOTSA así que no hubo que preocuparse.
Ya una vez dentro, directos al Mad Stage, para esperar a Josh Homme y compañía, pudimos disfrutar de una buena parte del buen rollito surfero y fresco que desprende siempre Jack Johnson y su banda en el escenario, ya que mientras las reinas calentaban, en las pantallas del Mad Stage se proyectaba el concierto del americano, que fue una buena toma de contacto con el sábado. Mientras tanto, el Mad Stage no paraba de llenarse y llenarse conforme el sol caía. Gente de edades y estilos muy dispares, que para mí es una gran muestra de lo que ha conseguido una banda como QOTSA hoy en día. Desde nostálgicos noventeroscon camisetas de KYUSS o Mark Lanegan, hasta chavales jóvenes que probablemente conocieron a los californianos porque Josh se haya hecho coleguita de Alex Turner de Arctic Monkeys durante los últimos años.
El caso es que la atmósfera era inmejorable para ver un concierto de Queens, una increíble puesta de sol a nuestra izquierda y sonaba “Singing in the Rain”, cuando salen a escena Mr. Homme y el resto de reinas. Shumany Van Leuween con su peculiar estilo de trajes extravagantes, rozando lo hortera, lo cual se olvida cuando empiezan a tocar. Empiezan fuerte con” If I Had a Tail”, un sonido mejorable, pero con mucha energía y buenas sensaciones. Continúan con otra de las imprescindibles en sus bolos y con su espectacular intro; “My God is The Sun”, para dar paso al primer contacto con “Villains”, álbum que la banda viene presentando durante esta gira, y del que no me considero especialmente fan, pero hay que reconocer que en directo es otra cosa; “Feet Don’t Fail Me” y “The Way You Used to Do”, temas más bailables de lo habitual para los amantes de los primeros Queens, pero sin perder el toque stonerque siempre ha caracterizado a los de California desde sus inicios.
Para un incondicional de la banda como yo, todo estaba yendo como debía, cuando metieron el primer bombazo del día, de la obra maestra que es este “Songs For The Deaf”, arrancan con “You Think I Ain’t Worth a Dollar, But I Feel Like A Millionaire”, desatando la locura más absoluta en el Mad Stage. Y sin descanso, llegó el momento; “No One Knows”. Y no sólo el momento por el temazo que es, sino porque hacia el final de la canción, tras el solo de Josh, cuando lo único que se oye es el sonido del bajo de Shuman (imposible no recordar a Mr. Oliveri en este momento), Josh aprovechó para hacer una de las suyas y crear un conflicto con los encargados de seguridad del recinto, ya que la zona VIP estaba vacía, y eso a Josh no le daba la gana, por lo que invitó a todo el mundo a saltar las vallas que delimitaban la zona, negándose incluso a seguir tocando si no lo hacían. ¡Grande Josh! Finalmente la zona se tomó pacíficamente, sin ningún disturbio aparente, y el concierto pudo continuar. Destacar aquí también el brutal solo de batería de Theodore, que no dejó a nadie indiferente.
Todo estaba yendo como la seda, y yo estaba encantado con mis reinas. Hacia la segunda mitad del concierto me gustaría destacar los detalles que tuvo Josh al acordarse de Depeche Mode al tocar “Make It Wit Chu”, a los que tendríamos tocando en el escenario contiguo poco después. También hubo hueco para mencionar a la banda que cerraría mi festival horas más tarde, Nine Inch Nails, aunque por todos es sabido que Trent Reznor y Josh Homme son buenos colegas. Vaya dos para pegarse una fiesta. Esta dedicatoria fue durante el TEMAZO con mayúsculas con el que cerraron el concierto: “A Song for The Dead”. Stoner puro y duro para cerrar un bolo increíble, en el que si hay que poner una pega, es que el setlist se quedó un poco corto. Personalmente me faltó aunque fuera una pista de su disco homónimo, que es sin duda uno de mis preferidos.
Pues esto había sido todo. Derroche de clase y estilo por parte de Homme y compañía, para irse del escenario con un aire destructor, en el que tiró al suelo todo lo que se le puso por delante en su camino hacia el camerino, desde guitarras hasta postes de iluminación. Genio y figura.
Con una sonrisa d oreja a oreja tras las locuras de Josh nos disponíamos a ver a Depeche Mode. Sin ser un gran fan de la banda inglesa, era una parada segura en el festival. El escenario estaba abarrotado así que lo vimos desde bastante lejos, pero una vez más, el sonido y los pantallotes hicieron que las distancias se acortaran. El directo de la banda, como era de esperar, fue increíble a nivel acústico a pesar de ser un espacio abierto. Si es verdad que el pobre Dave Gahan ya no es lo que fue a nivel vocal, pero a nivel de performance paree que aún le queda cuerda para rato. Destacar los momentazos míticos hacia el final del show con los clasicazos “Personal Jesus”, “Enjoy the Silence”, con la totalidad del público cantando muy entregada, para finalizar con el clásico inmortal del synth pop“I Just Can’t Get Enough”, con el que pusieron a bailar a más de 50.000 personas. Muy contento de haber visto por fin a esta banda, a la que probablemente, por falta de presupuesto, nunca hubiera ido a ver fuera de un festival como este.
Por si fuera poco, después de estos dos señores conciertos, venía uno de los platos fuertes del festival. La oscuridad a tomar el espacio Mad Cool con la llegada de Nine Inch Nails. Tenía especiales ganas de ver este concierto, ya que es una de esas bandas que no sabes por dónde te puede salir. Una banda que sin ser una banda Metal, haya ganado premios a la mejor Metal Performance, no es algo para perderse. Sorprendió un poco de primeras que el escenario no estuviera especialmente lleno, lo que no fue ninguna mala noticia, ya que pudimos posicionarnos bastante cerca de Trent Reznor y los suyos durante todo el concierto sin muchos agobios, a diferencia de lo de poco antes con Depeche Mode, cuando era imposible moverse sin chocarse con algún británico borracho. Por otro lado, en la gente que había, podía notarse una gran expectación por ver salir al escenario a NIN, probablemente porque puede que fuera su último concierto en Europa, según han comentado algunas fuentes.
Por fin salieron, oscuros como siempre, todos de negro, y dispuestos a comerse el escenario empezando fuerte con “Somewhat Damaged”, “The Day The World Went Away” y ”Wish” de una tirada. Lo que más destaco del concierto hasta el momento es algo que ya me imaginaba pero que quería corroborar, y es que el sonido de los de Reznor en directo es bastante más metalero y menos experimental que en los discos, lo que para mí personalmente, no es ningún problema. Después del enérgico arranque vino un momento un poco más popero con “Less Than” para luego volver a reventar el escenario cuando tocan “March of the Pigs”.
Una de las cosas que más me estaba molando era la facilidad con la que jugaban con los tempos del concierto a sus anchas, metiendo un pepinazo cargado de su particular sonido industrial, para de repente llenar de calma todo el recinto con temas más suaves como “Piggy”, que vino justo después. Momentos de calma para cerrar los ojos y dejarte envolver por su oscuridad, momentos metalerospara saltar y volverse loco, momentos durísimos con un sonido muy cercano al Drum and Bassen el que no sabías si estabas en un concierto de NIN o de The Prodigy, momentos para bailar en piezas más electrónicas como sus icónicas “Closer” o “Copy of a”, y momentazo con “I’m afraid of Americans” recordando al grandioso David Bowie, como ya habrían hecho sus predecesores de la noche pocas horas antes, dejando claro que El Duque Blancosigue más que presente en la vida de todos, incluso en la de bandas tan dispares como estas.
Tras el derroche inquietante de energía en que se había convertido el show, todavía faltaban los platos más fuertes como “The Hand That Feeds” o “Head Like a Hole” con los que desataron la más absoluta locura entre los allí presentes, para acabar, como no, con uno de los momentos del festival sin duda alguna. No olvidaré fácilmente el silencio que se hizo dueño de todo el Mad Stage cuando se avecinaba lo que se avecinaba. Incluso el propio Trent necesitó unos segundos para mentalizarse, cabizbajo y con las manos sobre la cabeza, para dar entrada a “Hurt”. Pelos de punta durante toda esta oscura y preciosa obra maestra a la que incluso el maestroJohnny Cash se atrevió a poner voz y guitarra acústica. Sin duda el momento más profundo del concierto, de la noche, y posiblemente del fin de semana, para cerrar el que posiblemente fuera, con el permiso de Pearl Jam, el mejor bolo de todo el Mad Cool 2018.
Recordando el festival semanas después, aún me recorre un escalofrío por todo el cuerpo cuando vuelvo a ver el vídeo de “Hurt”, y eso es al final con lo que hay que quedarse de estas experiencias. ¿Que pudo ser mejor? Sin duda. Creo que Mad Cool tiene mucho que mejorar a nivel de organización si quiere convertirse en uno de los mejores festivales del mundo, y creo también que corre un gran peligro si algún año baja la calidad del line up. Pero por lo que respecta a este servidor, mucho tendrían que cagarla para que con un cartel de este calibre no me presentara allí durante los próximos años. Sólo el tiempo dirá.