La de horas muertas que nos habremos tirado frente a nustros pequeños y medianos dispositivos electrónicos, dando likes y poniendo a parir las fotos de nuestros “amigos” de red social y dejamos de lado las posibilidades que nos dan otros canales. Con esto me vengo a referir al amigo YouTube. Sí, ese caldo de cultivo de personajillos con variopintos canales, pero que volviendo un poco a los orígenes de uso, nos deleita con joyitas como el disco que tengo frente a mí.
Es cierto que el power metal dejó de sorprenderme y atraparme. Ya sólo me quedaba con mis antiguas bandas de espíritu true metal, algo que con los años por suerte dejé de proclamar a los cuatro vientos, abriendo cuerpo y alma a otros géneros con más distorsión y bravuconería.
Como comentaba antes llegué por casualidad a los suecos Mad Hatter enlazando un vídeo con otro. En la primera escucha me parecieron más de lo mismo, pero a medida que descubría nuevos temas me iban enganchando cada vez más. Tal vez sus pequeños matices y sus grandes influencias de bandas míticas despertaron en mí aquella falta de interés por estas bandas.
Recientemente formados en 2017, sacaron durante el primer trimestre de este año 2018 su álbum debut Mad Hatter (2018). Es inevitable al escucharlo el apoyarnos en referencias a Edguy y Avantasia (salvado distancias compositivas) a nivel vocal y bandas clásicas del género como Helloween, Stratovarius, Gamma Ray y un largo etcétera. No me enrollo más y paso a desgranarlo.
«Mad Hatter Shine» es la canción más larga, lo que choca un poco antes de empezar el disco ya que prácticamente dobla en tiempo al resto de las canciones. Si no fuera porque se trata de una introducción al personaje que da nombre a la banda y al alter ego del cantante (véase la indumentaria), sería un muy buen tema para cerrar el disco (aaay aquellos añorados Keeper). «The Gunslinger», por su parte, fue el tema escogido para ser el single de presentación y lanzamiento del videoclip promocional. Riff directo, pegadizo y ritmo machacón cumpliendo con los estándares del género. Coros que podrían recordar a los mejores Stratovarius de antaño.
«Dancing Light» es un medio tiempo y una buena canción para hacer participar al público durante los coros empuñando las cervezas en el aire. No hay demasiadas florituras y cambio de ritmo final. «Fly Away» recuerda a Gamma Ray sin disimularlo en ningún momento. Voz rasgada y agudos al límite. Canción machacona que agradece subir el volumen. Gracias Kai Hansen por haber nacido y habernos influido a tantos.
Con «Go» no dejamos de lado el power más clásico y de manual. Es una canción que aumenta de intensidad y velocidad poco a poco y Sintetizadores de fondo y batería machacando hasta que aparecen las guitarras. Destaco el sintetizador porque está presente en muchas composiciones (incluso en una versión japonesa hay versión ochentera con sintetizador del tema «Dancing Light»). «Phantom Riders» me dió un vuelco el corazón la primera vez que la escuché, y aún sigue animándome. Es como si el bueno de Rock’n’Rolf hubiera creado este tema para Running Wild, el riff y la ejecución no deja lugar a dudas de su influencia. Tema épico que choca con el solo de piano, el cual tiene su gracia a partir de la segunda escucha. No apto para trves de manual.
«Face the Truth» es una canción power plagada de Carpe Diem. Con un estribillo para desgañitarse en los semáforos en el interior de tu auto. Melodías guitarreras para levantar el ánimo y doble bombo que golpea en el pecho. Uno de mis temas favoritos (seré un sentimental, snif). También «Vengeance in his Mind», el segundo tema más largo del disco, tiene lo suyo. Rascando cuerda a lo Iced Earth y galopando como los todopoderosos Iron Maiden (amén) durante el inicio del tema, muy bien elaborado con grandes coros.
Canto a la Luna con «Bring me the Moon», y al volar de la imaginación a través de la mirada de un niño. Momento para soñar despierto y dejarse llevar por las melodías. No os dejéis engañar por el comentario, no existen baladas en este álbum (y no las he echado de menos). «Mad Hatter Become» sirve para que el mismo personaje abra y cierre el disco. Tema menos pomposo y épico que el que abre el álbum, es más heavy y directo, dejando un gran sabor de boca, aunque el final con «Death Angel Sings» no aporta nada nuevo, por lo que pienso que debería haber finalizado con el anterior tema dejando un muy buen regusto con ganas de volver a escuchar esta obra.
En definitiva, dada la poca capacidad de sorpresa en el terreno del power metal he de decir que me quito el sombrero (valga la referencia) ante éste más que interesante obra.
Como último apunte, podréis verlos en directo en directo el próximo 29 de septiembre en el Gineta Rock en Albacete.
¡Salud y heavy metal! \m/
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.